Parte única:

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Kyungsoo estaba acostado en el sofá, las tripas le rugían, tenía mucha hambre porque no había comido nada en todo el día por estar viendo una serie, quería comer algo pero no se le antojaba nada de lo que tenía, en lo único que podía pensar era en comer un delicioso tamal verde, se levantó del sofá para ir en busca de su tamal, esperaba que el mercado estuviera abierto y que aún hubiera tamales.
Media hora después llegó al mercado, y luego de caminar por unos cuanto minutos encontró lo que tanto estaba buscando, un carrito de tamales, se acercó rápidamente con una sonrisa grabada en el rostro, y un fuerte rugido de tripas. Cuando estuvo frente al carrito de tamales se encontró con la sorpresa de que el tamalero era bastante guapo, tenía la piel morena, cabello castaño, era bastante alto, un sueño de hombre, a Kyungsoo se le atoró la saliva.

-Buenas noches joven- habló el tamalero.

-Bu-buenas noches...

-¿De qué va a querer su tamal?, tengo oaxaqueños, verdes, de mole, de rajas, de dulce, también tengo atolito por si gusta.

Era el día de suerte de Kyungsoo, si había tamal verde y el tamalero se veía aún mejor que el tamal.

Kyungsoo pidió su tan esperado tamal verde y decidió comérselo ahí, con la excusa de que su casa estaba muy lejos y se estaba muriendo de hambre, mientras comía no dejaba de observar al moreno, le encantaba la forma en la que sacaba los tamales de la vaporera, era arte para sus ojos, las venas en sus brazos lo tenían encantado, no tenía ni idea de que un tamalero pudiera ser tan apuesto. Comió lo más lento que pudo y tuvo que pedir un atole pues el tamal se le estaba atorando por culpa de ese hombre que tenía enfrente. Le costó mucho comerse el último bocado porque aún no quería irse pero se vería muy extraño si se quedaba, decidió que lo mejor sería regresar al día siguiente pues ese moreno no saldría de su cabeza fácilmente.

Al día siguiente regresó a la misma hora a comprar un tamal verde, aunque esa vez ya no tenía antojo de tamal si no de tamalero.
Toda la semana fue a la misma hora a comprar un tamal, con el paso de los días se fue haciendo amigo del tamalero, se ponían a platicar de su día, de las cosas graciosas que a veces escuchaba el tamalero, de su serie favorita pues se dieron cuenta que amaban la misma serie, tenían bastantes cosas en común y eso los había acercado aún más, haciéndolos muy amigos, Kyungsoo ya se sabía su nombre, Jongin, era el nombre más bonito que podría tener un tamalero.
Kyungsoo cada vez quedaba más encantado con el moreno, se dio cuenta que además de guapo era inteligente, gracioso, amable y un gran plus era que hacía unos tamales deliciosos y el como buen amante de los tamales sabía que un hombre así no se encontraba dos veces.
Siguió yendo a comer tamales todas las noches por dos semanas más, aunque comía tamales diario no se hartaba, al contrario, ahora los amaba más, y amaba aún más poder ver a Jongin diario.

El domingo decidió que quería invitarlo a salir pero era demasiado penoso como para hacerlo, tenía que seducirlo, se puso un pantalón negro ajustado que resaltaba su trasero y le daba una forma muy redondita, hacia verlo irresistible y una camisa negra con los tres primeros botones abiertos, iba muy formal para comer un tamal pero como ya eran amigos le inventaría que tenía que ir a algún compromiso después, pero que no quería ir para ver si así el moreno se animaba a invitarlo a salir.
Después de pedir un tamal verde como era su costumbre se puso a charlar con Jongin, se dio cuenta que el moreno le había dado una mirada discreta a su trasero y sonrío, pues eso significaba que su plan estaba funcionando, comió su tamal de la manera más sensual que pudo y pidió un atole cuando el moreno se quitó la chaqueta, se le había atorado el tamal.

-Kyungsoo.. mm.. ¿Quieres salir conmigo?

Kyungsoo se atoró con su tamal otra vez.

-¡Sí!- gritó Kyungsoo bastante emocionado y cuando vio la expresión de sorpresa de Jongin se sonrojó hasta las orejas. Jongin le sonrió mientras guardaba sus cosas y acomodaba su carrito para irse con él.

Fueron a la casa de Jongin, estaban sentados en el sofá viendo una película de terror mientras tomaban atole de arroz, le había sobrado mucho a Jongin porque cerró temprano para poder irse con Kyungsoo.

-Jongin, enséñame a hacer tamales- soltó de pronto Kyungsoo, haciendo sonreír al tamalero.

Jongin le dijo que con mucho gusto le enseñaba y se fueron a la cocina para empezar con las clases.

Llevaban media hora haciendo tamales y Kyungsoo no entendía nada de lo que Jongin le estaba explicando, solo lo veía mover la masa, untar la salsa, cada movimiento que hacía le encantaba, se estaba poniendo duro solo de imaginar a esas grandes manos tocándolo, quería pasar su lengua por cada parte del cuerpo del moreno, sus labios lo estaban volviendo loco, quería, necesitaba besarlo. Se fue acercando cada vez más a Jongin poniéndolo nervioso, hizo un recorrido por su espalda con su mano, acariciándolo para ponerla por fin en su hombro, se estaba aprovechando de la situación y Jongin parecía notarlo, después de unos minutos de tocar "accidentalmente" al moreno este se desesperó, Kyungsoo lo estaba volviendo loco, quería hacerlo suyo. Rápidamente jaló a Kyungsoo y lo besó con desesperación, lo tomó de la cintura pegándolo más a él haciendo que sintiera su erección, lo levantó en brazos y Kyungsoo enredó sus piernas alrededor de su cintura sin dejar de besarlo. Jongin sentó a Kyungsoo en la mesa y comenzó a desabrocharle la camisa, tomándose su tiempo acariciándolo, cuando le quitó completamente la camisa acercó sus labios a su pecho lamiéndolo y besándolo con lentitud, atrapó entre sus dientes un pezón, mordiéndolo con fuerza, lo lamió y pellizcó mientras que con su mano masajeaba el otro, haciendo a Kyungsoo retorcerse de placer.

-Jo-Jongin- gimió Kyungsoo.

Jongin se quitó la camisa, dejando a la vista su ejercitado cuerpo, Kyungsoo se lamió los labios, le encantaba su color de piel, se fijó en los lunares que tenía, los besó y lamió suavemente, Jongin se inclinó sobre Kyungsoo y le quitó el pantalón junto con los bóxers de un tirón, acarició sus piernas lechosas besándolas a su paso y dejó que Kyungsoo lo terminara de desnudar, Jongin estaba tan perdido besando y acariciando el cuerpo de Kyungsoo que no se dio cuenta cuando tiró un vaso de atole sobre la mesa, eso le dio la gran idea de verter otro vaso sobre el pene de Kyungsoo y no dudó en engullirlo de un bocado, haciendo que se aferrara a su espalda, rasguñándolo, un gemido ronco salió de la boca de este, Kyungsoo contrajo los dedos de sus pies al sentir los espasmos de su orgasmo, el sabor del atole de arroz y el semen de Kyungsoo juntos era un sabor exquisito para la boca de Jongin.

Jongin corrió en busca de lubricante y cuando estuvo de nuevo encima del bajito se acercó a su entrada y metió la lengua haciendo a Kyungsoo arquear su espalda.

-Ngh, me-métela ya.

Aplicó el lubricante en sus dedos y los hundió en su entrada.

-Oh, dios, Jon-gin.

Jongin hizo gritar a Kyungsoo cuando lo penetró de golpe, comenzó a mover sus caderas cada vez más rapido, a Kyungsoo se le nubló la visión por las lágrimas que estaba soltando de placer.

-Estás tan estrecho bebé, tan estrecho y caliente- le gimió Jongin al oído, se le erizó la piel al escuchar su voz roca.

Jongin movió sus caderas una y otra vez hasta acabar dentro del bajito, el semen comenzó a escurrir entre las piernas de este, habían follado en la mesa, encima de tamales y atole.

Kyungsoo se quedó esa noche con Jongin y se besaron hasta quedarse dormidos.

La mejor decisión de la vida de Kyungsoo había sido ir a comprar un tamal verde.

Tamal Verde / Kaisoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora