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Aun se preguntaba como había acabado así,
Como había caído tan profundo ya deseando morir cada día de su vida.

Aun recordaba su infancia, Vaya que dicen que la gente cambia con los años.

Recordaba que era un niño muy inocente, siempre sonriendo, un pequeño ingenuo que no sabia de los peligros del mundo y cuando los supo los aprendió de la peor manera posible, algo tímido al principio pero cuando lo conocías era como si no tuviera botón de apagado.

Pero luego de esos dos momentos que marcaron su vida, pensó que su vida era un tragedia sin fin. ¿Que había hecho para sufrir tanto?

El primer accidente hubo alguien que lo ayudo, era su hermano mayor por insignificantes noventa segundos. El que a pesar de ser el mas afectado sonreía como si nada hubiera pasado, era tal como el le decía. Un sol, una estrella...

Un cuerpo de luz que iluminaba sus días cada día, y aunque el fuera algo serio después de aquello solo el encontraba la manera de que sonriera con cualquier tontería, a la hora de estudiar siempre cuando no entendía algo el hacia lo posible para ayudarle aunque no entendiera aveces tampoco, y así ambos aprendían juntos.

Aun recordaba también un poco de su infancia con él antes de perderlos a ellos, siempre el era el que incitaba a jugar y a explorar el mundo. Y el pequeño rubio siempre aceptaba de una que otra manera jugar con su hermano albino. Siempre quedaban agotados. Según su madre dormían tan pacíficamente...

Y ahora en el presente según su abuelo aun lo hacia dormía pacíficamente como el niño que solía ser.

Lo que daría por volver a esos tiempos, sentir la calidez de sus padres, la calidez de su hermano, sus sonrisas. Todo.

Una lágrima se deslizo por su mejilla mojando el libro que estaba leyendo en ese mismo momento, parpadeo varias veces volviendo a la realidad. Otra vez, la rutina de todos los días. Llorar por no tenerlos con él.

Cerro el libro molesto, y se quito los lentes de lectura que siempre usaba. Luego uno suaves toques se oyeron en la puerta de su gran habitación.

—Adelante— Habló con cierta molestia, una dama de cabellera azabache y piel morena vestida con uniforme miro al joven de dieciséis años.

—Joven Gold, la cena esta lista ¿Bajara a comer con su abuelo?— La dama de ojos rubíes, miro al albino que parecía meditarlo un poco. Conocía mas o menos la historia de aquel joven.

—Si, bajo en unos segundos. Gracias Samanta.

—A sus ordenes joven— Se retiro silenciosamente, le dio una mirada de reojo al menor que veía tristemente un punto indefinido, le daba pena ver como sufría cada día.

El de ojos hierro solo suspiro pesadamente,
Otro día con la misma rutina.
Ya estaba llorando, sabia que antes de dormir recordaría que ello estaban en paz en el mas haya, y cuando lo hiciera el circulo de sufrimiento terminaría por ese día.

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—Vendiendo cajas de pañuelos— Los necesitaran.

౪°•◉Circles◉•° [Gold's Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora