⭐ Capituló 3⭐

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Ya estaba amaneciendo, unos haces de luz se colaban entre las espinosas ramas de las que estaba hecha la guarida de los aprendices, en su interior unos movimientos entre las sombras delataban que pronto sería la hora de entrenar.
Un aprendiz dormía perezosamente su sueño reparador cuando los pinchazos de una zarpa a su lado empezaron a molestarlo.
- Zarpa Moteada, zarpa Moteada - Como no recibía respuesta empezó a maullar más alto- ¡Zarpa Moteada! ¡Despierta, hoy es tu gran día!
¡No querrás quedarte dormido!
El gato al que hablaba levantó la cabeza, y con los ojos cerrados dijo adormilado.
- Lo siento Ventisca... No volveré a quedarme dormido, lo prometo por...- No llegó a terminar la frase, se dejó caer de nuevo sobre su musgoso lecho.
-... Y este gato va a ser guerrero esta noche...- Observando al aprendiz añadió con sarna- Con ese entusiasmo, ni con la ayuda de todo el Clan Estelar.
Tras un largo suspiro volvió a intentar sacarlo de su descanso, meneando su cuerpo de lado a lado con las patas delanteras y gritando en su oído:
- ¡Hermano, levanta, nos ataca el Clan de la Sombra!...- La gata vio su poco interés y decidió hacer uso de su última baza, juntándose a su oído susurró - Ventisca viene hacía aquí, y está muy enfadada, creo que se a enterado de lo que hiciste... Aquella noche.
Cuándo terminó todo el pelo del gato se había erizado, abrió los ojos como platos y dejando que se esfumase su agotamiento maulló con brío.
-¿¡Cómo se ha enterado!? Esa tejona malhumorada, rápido, tene...- La aprendiza, ahora con su largo pelaje blanco reluciendo bajo las delgadas láminas de luz que asomaban por el techo le dio un latigazo amistoso para que dejará de hablar.
- Silencio, es mentira, Ventisca todavía no lo sabe, y pasarán muchas lunas antes de que se entere.
-¿Entonces que pasa?- Maulló ladeando la cabeza.
La gata blanca se quedó boquiabierta ante tal pregunta.
-Sera una broma ¿No... -Y al ver seriedad en los ojos de su hermano supo que no lo sabía- Ponte presentable, hoy tienes una última prueba. !Para convertirte en guerrero! ¡Venga, a prisa!
El futuro guerrero comenzó a acicalarse​ el pelaje, con rápidos y metódicos lametazos.
Antes de salir de la guarida a la hondonada rocosa miró por encima del hombro y maulló:
- ¡Gracias Zarpa Nivea!
Que grito a sus espaldas.
- Me debes una... una mas.

En el exterior, la cálida luz del sol incidía sobre el pelaje de Zarpa Moteada, el gato vestía de tres colores: marrón claro, negro y blanco dispersados en línea.
Sos ojos, grises oscuro brillaron de emoción al toparse con los de una gata blanca con la cola larga y esponjosa.
- ¡Ventisca! -Gritó corriendo hacía ella.
- ¿Cuál va a ser la prueba para convertirme en guerrero?
La esbelta figura blanca se le quedó mirando un rato con ojos agotados.
- Os esforzais para hacerme sentir aburrida. -Su voz intentaba sonar enfadada.- Ya no me dejan ni sorprender a mi aprendiz...
-No digas eso, -pegándose a ella- Yo siempre he pensado que eres la mejor y más buena gata del Clan.- Mintió.
Ventisca posó su hocico en su frente.
-Desde que te cuide en la maternidad, supe que serías un gato del que su madre estaría orgullosa.
Zarpa Moteada sabia que su madre lo estaba elogiando, pero no pudo evitar sentir un vacío en lo más fondo de su corazón. No lograba comprender que era lo que fallaba, paro a veces se sentía incómodo con su mentora.
- ¡Voy a evaluar tus cualidades de caza, y después, si no estás cansado, evaluaré tus movimientos de lucha!
A Zarpa Moteada le brillaron los ojos, cazar se le daba genial, aún recordaba el día que capturó su primera presa, coincidió con el día que se volvió el aprendiz de Ventisca, todavía recordaba la ilusión que le invadió cuando supo que su madre, y lugarteniente del clan le impartiera las enseñanzas del Clan Estelar, cuando entrechocaron narices, se sintió muy bien, pero no pudo aliviar un dolor que lo atenazaba desde que tenía memoria.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando lo golpeó un frío helador entre las orejas.
De los ojos Ámbar Claro de su madre miró al cielo, pequeños copos de nieve revoloteaban por el cielo, oculto por una gran nube grisácea. Del cielo gris, volvió a dirigirse hacia su mentora, la cual dijo con sarcasmo:
- ¿Que te parece?- y con un ronroneo divertido- Parece que el Clan Estelar me ha escuchado, ¡Nieve, tú clima favorito!
El aprendiz la miró con un fingido enfado, no le gustaba cazar sobre la nieve, su corto pelaje no le resguardaba del frío, además se le mojaba la barriga, y eso le molestaba, por si fuese poco, las presas no solían aventurarse por el bosque cuando nevaba. Pensando positivo se dijo a si mismo que si capturaba más de tres presas, sería como capturar diez o más un día de sol.
-¿Preparado?-Pregunto la guerrera apremiante. Zarpa Moteada asintió y ambos se colaron por el hueco usado durante lunas para salir de la hondonada rocosa, a través del muro de espinas.
          Antes de seguir a su mentora, miró el campamento con melancolía, si todo salía bien, pronto sería el encargado de defender el Clan con uñas y dientes. Durante unos segundos se imaginó al Clan de la Sombra irrumpiendo en el claro a la fuerza, rechazo esa idea, por muy terrible que hubiese sido el anterior líder, el nuevo no tenía por que ser igual de cruel.
          Entonces abrió los ojos y un escalofrío le recorrió de los pies a la cola, una gran masa de nubes negras se arremolinaba sobre sus orejas.
          Volteó hacia delante y desapareció por el túnel. Al salir al otro lado del zarzal, su mentora ya había desaparecido,
Zarpa Moteada sabía que lo observaba desde algún lugar lo suficientemente blanco para fundir su pelaje blanco con su alrededor. Prosiguió caminando por el bosque nevado, con todos sus sentidos alerta por si detectaba a una posible presa. La nieve, que había comenzado a precipitar poco después de salir del campamento, se acumulaba bajo sus patas, su respiración dejaba una estela de vaho a su paso.
          Sin darse cuenta, había llegado a la frontera con el Clan de la Sombra. Giró y siguió ascendiendo, bordeandola.
          Solo se detuvo cuando llegó a una pequeña planicie para buscar en el aire un rastro reciente a presa, pero no detecto nada a zorros de distancia, la nieve, que amenaza con empeorar debía de haberlas mantenido ocultas en el interior de sus madrigueras. Abatido Zarpa Moteada se dejó guiar por el sentido común, que le decía a gritos que volviese al campamento, pero su tozudez, le obligó a dar un rodeó con todos los sentidos alerta, se negaba a volver con las zarpas vacías, y menos cuando había entrenado tanto con su madre, se estremeció como de costumbre al pensar en su madre, aunque esta vez desvío sus pensamientos hacia el frío que le calaba el pelo.
Cerró los ojos dando un respingo cuando un copo de agua helada le cayó sobre la nariz.
          Y al abrirlos noto como el suelo bajo sus pies cedía bajo su peso, dio un grito ahogado antes de bajar rodando por la filosa y vertical pared congelada, aterrizando con un golpe seco al fondo del desnivel, por suerte la nieve amortiguó su caída, provocándole un ligero dolor en el costado.
          Al levantarse, trastavilleando por el mareo, Zarpa Moteada intento localizar en qué lugar estaba pero lo único que veía era el blanco de la nieve que caía sin cesar.
          Entonces captó un olor que le puso los pelos de punta.
Sus músculos se pusieron en tensión, y una figura anaranjada apareció a través de la ventisca.
Al aspirante de guerrero se le desbocó el corazón, cuando esquivo una dentellada que pasó apenas a un ratón de su cuello.
Casi no tuvo tiempo para recomponerse cuando el animal se le lanzó de nuevo apuntando a sus patas traseras, salto con fuerza hacia un lado para esquivar su fuerte mordida, pero la nieve acumulada le hizo tropezar. El peligro rugía en su cabeza, y en un intento desesperado, comenzó a correr dificultosamente mientras intentaba rastrear a su mentora, pero un tufo a enfermedad y a zorro frustraba todos sus intentos de localizarla, inesperadamente, un nuevo olor se colo por sus fosas nasales con fuerza, pero antes de poder interpretarlo, un gran dolor le hizo gruñir de dolor. El zorro logro alcanzarle la cola y tras una sacudida lo lanzo por los aires, el suelo nevado se moteo de gotas escarlata. El joven gato abrió con esfuerzo los párpados, el animal corría hacia el con velocidad, entonces Zarpa Moteado recordó las tácticas de combate que entreno a la perfección con su mentora, especificando una de ellas, se lanzo con determinación hacia su rival y cuando se situaban a tan solo unas colas, se dejo caer de espaldas contra el suelo, era arriesgado dejar a la vista su vientre más blando que el resto del cuerpo, pero aprovechando su estatura y el resbaladizo suelo pudo colarse por debajo del zorro, arreándole grandes zarpazos y patadas que penetraron con facilidad alguna capa de piel.
          Dañado gravemente y débil, cayo sobre la blanca nieve y, antes de que pudiese recuperarse del golpe, Zarpa Moteado se abalanzo sobre su cuello para propinarle el golpe final, al apartarse del depredador, un fuerte olor a enfermedad le hizo lagrimear, se quedo atónito cuando por fin vio con claridad el cuerpo inmóvil del zorro, las costillas se le marcaban notablemente y parte de su piel quedaba visible creando calvas por todo su pelaje, fue entonces que comprendió por que había sentido un olor a enfermedad cuando huía, y porque se le había hecho tan fácil incrustar sus zarpas en su vientre. Una punzada de lastima atravesó su corazón, seguida de una de impresión, si no hubiese llegado a estar tan hambriento el aprendiz no habría tenido la menor posibilidad de ganar. Pero la batalla terminó, y pasado el calor de la lucha, ahora el frío lo atenazaba más que cualquier garra, su prioridad era buscar cobijo, pero una continua cortina blanca le impedía ver más halla de unos zorros, desesperado por refugiarse, Zarpa Moteada utilizo sus últimas energías en rastrear un aroma que detecto en su intento de huida, conforme se acercaba a la fuente del olor más le parecía haberlo captado antes.
En cuanto vio a donde lo llevaba el rastro dio gracias al Clan Estelar, en frente suyo dos grandes rocas chocaban una contra la otra dejando en el centro una gruta que se hundía hacia el interior, olvidándose de todo, se interno alegre de encontrar un refugio contra la tormenta. Agotado se dejó caer en un lateral de la oscura cueva y tras ovillarse sobre sí mismo se quedó dormido en un profundo sueño.
          Sobre su cabeza, una luna creciente iluminaba levemente el frió cielo, solitaria, sin estrellas a su lado. Los árboles se levantaban hacia lo alto, entre ellos, un gato se preguntaba: ¿Dónde estoy? ¿No recuerdo haber estado en este lugar antes?
Por más que lo intentaba, no lograba distinguir ningún olor a presa. La vegetación se desplegaba desde las sombras a su alrededor de un modo intimidatorio. Pero por alguna razón aquel gato tricolor se sentía más cerca que nunca a su hogar, su mente estaba hechándote chispas, gritándole que saliese de allí, pero en el ambiente había un aroma tranquilizador. El silencio se quebró junto a la aparición de una gata gris moteada de blanco, que se acerco a pasos veloces gritando:
         —¡Trino Moteado! ¡Trino Moteado!
Zarpa Moteada, confundida preguntó.
          —¿Quién es Trino Moteado?
          —Ups, olvida eso Zarpa Moteada,— y al verlo aun perplejo sentenció— ¡no he dicho nada!
          La gata se situó delante del aprendiz y le empezó a lamer las orejas, a lo que el gato no se mostró reacio.
          Incómodo, preguntó — ¿Cómo sabes mi nombre?—y tras unos segundos, continuo con su bombardeo— ¿Porque me llamaste Trino Moteado? ¿¡No estaré en.. el Clan Estelar!?
          La gata, casi completamente blanca bajo la luz de la luna dio un paso atrás y se sentó con tranquilidad.
          — Se tu nombre porque te he estado observando, desde que naciste, — sin esperar reacción, continuo respondiendo— ...¿Que yo dije...que?, Bueno... Y sobre lo del Clan Estelar, ¡Si, esto es el Clan Estelar!
          La gata no parecía del todo feliz mientras lo decía, sin embargo, Zarpa Moteada parecía perdido en sus pensamientos para darse cuenta.
          Sin embargo se interrumpió en el momento adecuado para preguntarle:
          — ¿Quién eres? ¿Y porque contactas conmigo y no con Redentor?
          La gata tardo en reaccionar, parecía costarle una vida cada respuesta.
          —No... no te han hablado de mí, — medio susurró algo dolida mientras amasaba el suelo.
          —No,— admitió Zarpa Moteada incómodo.
          La gata paseo su mirada por el claro oscuro para responder secamente:
          —Supongo, que es lo mejor...
          El aprendiz se dispuso a tomar la palabra pero se vio interrumpido por la misteriosa gata.
          —Bueno, creo que va siendo hora de que nos separemos, además, como...—se bloqueo un momento— miembro del Clan Estelar, te encomiendo a Luna Llena,—y antes de continuar se acercó a Zarpa Moteada, y choco su nariz con la suya— te está esperando, al fin y al cabo es tu responsabilidad ahora.
          Tras las palabras de aquella hermosa gata, la noche le inundó por completo, dejándolo todo bajo el espeso negro. Entonces, una única luz, como si de una estrella se tratase, anunció el final de la tormenta, y el despertar de mi guerrero.
La cueva se encontraba iluminada por la luz incidente del exterior, cerca de un lateral, cubierto de los rayos del sol, se encontraba Zarpa Moteada. Su pelaje tricolor blanco, negro y marrón se entremezclaba con un color anaranjado, justo en el medio.
En el silencio, el aprendiz comenzó a emitir gruñidos:
          —Pégate mas Zarpa Nivea, que tengo frío —Se queja despertándose—¿Zarpa Nivea?— Repite observando el pelaje del animal que tiene a su lado.
         Es al respirar hondo cuando se levanta de un salto erizado hasta su último pelo.
           —¡Zorro! —Grita sorprendido.
           Sus ojos quedan fijos el pequeño cachorro, paralizado, piensa para si en que debería hacer, —¿que haría un guerrero leal a su clan? ¿lo mato?, no, no hace falta, es un zorro recién nacido, su madre no está aquí... Debía ser la de fuera, y si ha salido a cazar después de dar a luz tampoco debe de tener padre... Simplemente me iré, si, —piensa tratando de quitarse peso de encima— el tiempo se encargará del resto— Define finalmente mientras se dirige hacia la salida.
          — ¡Espera!—Maulla una voz familiar— No puedes abandonarlo.
          Zarpa Moteada, vira hacia atrás, pero solo ve al cachorro, gimiendo de frío. Y de sopetón, un halo blanco atravesó todo su cuerpo.
          —¿Luna Llena? —Pregunta sorprendido mientras fija su gris mirada en el zorrillo.

Los gatos guerreros-El futuro de los clanes_1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora