Cuatro

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Advertencia: No apto para todo público... Ahre si. Este capítulo contiene smut.



"Harry llegó de madrugada a su casa, totalmente agotado y estresado. Vestía unos pantalones negros, una camisa blanca y sus clásicos zapatos de cuero. Caminó por la casa hasta llegar a su habitación, mientras tanto, se desabrochaba lentamente los botones de la camisa. Llevó una mano a la manija de la puerta y al girar el pomo y abrir solo unos centímetros, las pupilas de sus ojos inmediatamente se dilataron por el atractivo aroma que el cuarto desprendía.

Joder... Louis había entrado en celo.

La puerta fue abierta completamente. El cuarto estaba oscuro, pero la cama era iluminada con la luz que entraba desde afuera, revelando un bulto inquieto entre las sábanas. Se oyeron leves quejidos y lloriqueos. El alfa tensó fuertemente su mandíbula, el omega lo estaba reclamando, podía sentirlo.

Louis no estaba en su forma, es decir, que ya no era un híbrido, no tenía su minúsculo tamaño por lo que notaba y tampoco sus peculiares características de felino.

-¿Harry?- Se escuchó un murmullo bajito de parte de Louis, se oía quebrado y suave. El omega se reincorporó lentamente, apoyándose con las manos en la cama detrás de él. Estaba expuesto desde la cintura para arriba, con las piernas tapadas por una arrugada y desordenada sábana blanca. Se podía apreciar con el torso desnudo, su piel brillaba, haciendo resaltar el tono acaramelado de esta. Su cabello estaba revuelto, nada más provocador que eso para el alfa. Sus ojos somnolientos, mayormente negros como la más hermosa noche de verano, estaban clavados en él. Un pequeño hipo se hizo presente, eso era lo que hacía el ojiazul cuando estaba nervioso o con la necesidad de tener, barra, decir algo.
-T-Te necesito...- Suplicó tartamudo, terminando en un breve lloriqueo.


El alfa apretó sus puños y empezó a caminar a zancadas resonantes donde se encontraba aquél omega. Se arrodilló a los pies de la cama y empezó a gatear lentamente a dirección donde yacía el pequeño y tiritante cuerpo, mirándolo fijamente mientras se acercaba, como si fuera una presa apetitosa.

Louis se estremeció, haciéndose más chiquito a medida que este se acercaba, sintiendo su potente aroma, en el que podía descifrar fuerza, posesión, urgencia y... excitación. El gran cuerpo empezó a posesionarse encima de él, obligándolo a acostarse nuevamente, mientras sentía como el colchón rechinaba y se hundía debajo de él por la presión que hacía el alfa con sus manos y rodillas.

Harry hundió descaradamente el rostro en su cuello, rozándolo con la punta de su nariz, aspirando su seductor aroma en lentas y profundas inhalaciones. Louis sumisamente ladeó el rostro a un lado para que tenga más accesibilidad, liberado un pequeño gemido mientras cerraba los ojos, algo que provocó a Harry, llevándolo a besar la extensión cálida de piel, empezando a darle lametones y ligeras mordidas.

La respiración del alfa empezó a tornarse densa y potente, empezaba a desesperarse, lo quería sodomizar. Tomó a Louis firmemente de los mulos, subiendo sus piernas para que lo rodee por la cintura, así quedando entre medio de estas.

-Voy a poseerte, a terminar con tu sufrimiento.- Anunció el alfa en un tono ronco y determinante, lento y arrastrado. -Serás mío, Louis. Jodidamenete mío.- Susurró mientras empezaba a hacer fricción con su pelvis, haciendo que sus entrepiernas se rozaran rudamente, lento y torturador, ambos estaban bien despiertos. Louis solo vestía con unos bóxers blancos.

El omega dejó escapar un chillido extasiado, impulsando su cabeza para atrás, hundiendo su nuca en el almohadón.

-S-sí, Harry, sí... Qui-... quiero ser tuyo, tómame.- Dijo Louis con dificultad, lo necesitaba. Su entrada estaba húmeda por el lubricante que su propio cuerpo fabricaba.

Mi pequeño Lou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora