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Las habitaciones que tenía la mansión no eran el mejor ejemplo de calidez, quizá por eso las equipaban de muchas mantas y ropas abrigadoras en caso de que los competidores no pudieran resistir el gran frío invernal que se les venía encima.

— ¿Está todo bien?— Preguntó el de cabellos rubios antes de cruzar a la habitación del ángel, este le había pedido de favor a Dark Pit que le pasara la voz al contrario para que pudiera venir, aprovechando que este iba a salir en búsqueda de alguien más, pero ese ya era otro detalle, realmente no sabía que sí iba a cumplir con lo que le había encomendado, a lo mejor y lo había agarrado de buen humor.

—Oh, sí, solo... quería un poco de compañía— Mencionó el contrario mientras que en su rostro se pintaba una linda sonrisa que hizo que el de más altura se sintiera nervioso, aún no entendía como algo tan simple como eso podía tomarle de sorpresa.

—¿Solo eso?— Preguntó acercándose para sentarse a un lado suyo, la cama del ángel era bastante cómoda. Suspiró, en verdad estaba aliviado de que nada malo hubiera pasado, Pit solo necesitaba algo de compañía y ser la persona que había solicitado lo hacía extremadamente feliz.

—Sí, no es muy importante... bueno, es importante para mí, siempre disfruto estar contigo— Creía que hubiera sido mejor dejarlo para otro momento, quizá había interrumpido algo crucial para el contrario solo por un mero capricho suyo.

—Para mi igual lo es, si es algo que tiene que ver contigo no dudes en que dejaré todo lo que esté haciendo para venir a verte, incluso si solo es para hablar un rato.— Esta vez, se dedico bien a mirar al más bajo. Sonrió al ver que llevaba puesto un suéter con un Reno como estampado, nada mal, pero el suyo estaba mejor, después de todo tenía a Santa.

—Al menos, sé que pude hacer un buen amigo en este torneo— Bueno, ahí estaba la palabra que lo hacía volver a la realidad donde ambos eran amigos, donde él tenía claros sentimientos por el ángel, pero Pit parecía no tener sentimientos hacia él.

—Por su puesto, soy el mejor— Quiso alardear por un rato, pero al final terminó por atraer al de cabellos castaños a su lado, colocando su brazo detrás de sus hombros.

—Me dio hambre ¿Quieres ir por un poco de chocolate y galletas?— Preguntó con claras intenciones de actuar como si estuvieran apunto de hacer una misión casi imposible, lo cual era así, ya que nadie tenía permitido comer de las galletas, esto debido a que ya no alcanzarían para después.

—Nadie va a morir si solo tomamos algunas, hay que ir— Ambos se levantaron y salieron de la habitación entre risas maliciosas y murmullos tratando de que nadie los escuchara. Esa tarde había sido muy buena, incluso si después recibían una repimienda estaba contento de haber pasado una tarde más con el chico que le gustaba.

Navidad - PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora