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Pero claro... Siempre hay un Pero...

Prácticamente te odiabas, decías que ya no eras capaz de valorar algo, que ya no tenías nada que entregarme, que ellos se habían llevado todo sin importarles.

¿Cuántas veces debo decírtelo? No me importa quedar vacía si mi corazón, alma y espíritu eran tuyos.

Si supieras, princesa...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora