Prólogo.

14 0 0
                                    

Aún lo recuerdas. Recuerdas su risa dulce y fresca como brisa nocturna que le reconfortaba tanto en las largas tardes de verano, cuando corrían por los campos de pasto bajo el sol. Aún está en tu memoria como reaccionaba al ver una de las pequeñas serpientes que recorrían el jardín, lo divertido que era su reacción a pesar de saber que estaba sufriendo y el cómo nunca se enfadó por tus bromas, respondiendo a ellas con una mirada de reproche y una pequeña sonrisa de resignación. Aún reside en tu mente y reaparece en tus sueños ese primer beso que intercambiaron bajo el sauce llorón de la abuela, como escondidos del mundo, seguros de que nada perturbaría el tierno amor adolescente que sentían. Todavía recuerdas el tacto suave, cálido y ligeramente salino de sus labios tras horas en la playa cercana y cómo olvidar la promesa de seguir viéndose  todos los veranos en aquella casa de la campiña inglesa donde vivía la madre de tu padre hasta poder unirse ante Dios y vivir felices por siempre.

Que ingenua eras en ese tiempo, Jasmine.

Aunque no se te puede culpar, ¿Acaso alguien sabía del accidente que tendrían camino a casa? ¿Qué ese camionero borracho enterraría contra el auto de tus padres su bestia de metal, llevándose en su carrocería la vida de ambos junto con la estructura doblada? ¿O que, en lugar de regresar a donde habías estado estos últimos y bellos días terminarías en las manos de la zorra avariciosa de tu tía, que sin la menor vergüenza no tardó ni una semana en venderte a la red de tráfico de blancas de la ciudad?

Nunca lo pensaste.

-¿Jass?-

De pronto ya no hay recuerdos de campos verdes en días soleados o familia amada, lo que tu vista registra es tu misma figura, en el mismo lugar que ocupa cada noche para iniciar la misma mentira de todos los días. Josh, el baterista de la orquesta, te mira de reojo con curiosidad desde tu espalda mientras se pone la corbata, el espejo te permite verlo tal como puedes mirar en él tu cabello atado en el elegante moño bajo el sombrero de copa, tus labios pintados de carmín con maestría por la maquilladora y tu silueta torneada adornada con el ajustado corsé negro a juego con pantaletas de encajes y liguero, todo escondido bajo la larga gabardina. Hoy has tenido suerte.

-¿Si, Josh?-

-¿Estás lista? Niall querrá que salgamos pronto-

-Lo sé, lo sé-

Te levantas de la silla de cuero frente al tocador y estiras tu cuerpo endurecido por tanto tiempo sentada, a tu alrededor están las bailarinas, apenas vistiendo sostenes y bragas, tus miradas clavadas en tu espalda al salir por la envidia. Como si hiciera la diferencia quién canta y quien mueve el culo, todas terminarán folladas sin amor en la madrugada. La escalinata que da directamente al balcón de la música resuena al peso de tus tacones y subes rápido para no llamar la atención. Una vez arriba, puedes ver todo el público de esa noche de viernes, que siempre es mayor al de los demás días. Miras curiosa a una pareja de chicas que conversan divertidas con su mesera, seguro la pedirán para el afterparty, luego a un chico de cabello castaño que ríe ante una broma del conductor del show, el buen Niall, a la par que lo recorre con la mirada.

-Niall tendrá acción esta noche- Escuchas como uno de los guitarristas murmura con jocosidad.

Dejas ir una corta risa y vuelves a tu escruti…

Oh mierda.

Sientes que los ojos se te abren hasta doler y como tu corazón se acelera como si corrieses un maratón, porque no esperabas ver ese cabello castaño plagado de rizos, esos ojos vivos del color de la grama bajo el sol y esos labios llenos otra vez. Menos aún acompañado de esos hombros anchos y esos brazos que habían pasado de ser blancas planicies a el lienzo de su vida. Y tu corazón se sintió explotar al verle reír como el niño tierno que era en su interior mientras dejaba caer la cabeza, su sonido haciendo real tu visión.

No pudiste resistirlo.

-Harry…-

Sangre y esperanza (Harry Styles, contenido fuerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora