2) Cae, Cavendish

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"Dianaaaaa, ¿cuánto nos queda? Llevamos tres horas aquí..."- Akko estaba apoyada en una pared, con las bolsas en el suelo y mirando a sus pobres y dolida manos, que tenían la marca roja de las asas. Diana tenía sus manos en el mismo estado, y estaba buscando la última tienda ya con algo de desesperación, ya que habían estado tratando de encontrarla durante media hora.

"Si lo supiera te lo diría... ¿Acaso han cerrado la tienda y la profesora Finnelan no está enterada de ello?" Mientras decía eso, la rubia se apoyaba en una pared, que al ser tocada por la espalda de Diana, se abrió e hizo que la bruja cayera.

"¡¡DIANAAA!! ¡¿ESTÁS BIEN?!" Akko se acercó al agujero y saltó, para evitar caer sobre su novia en caso de que todavía siguiera en el suelo. Cuando alzó la vista pudo ver una especie de sala que contenía muchos libros, runas, y bastantes materiales que había visto en la clase de Finnelan pero que aún seguía sin saber qué eran. "Jeje, qué suerte, parece que has encontrado la tienda Diana... Espera"- Se dio la vuelta y vio a la rubia de pie acariciando su cabeza, Akko dedujo que muy probablemente se había golpeado en ese lugar.

"Sí, muy buena suerte de hecho... Venga, compremos los libros y volvamos a Luna Nova."- Y con eso dicho, se acercó al mostrador y dijo los libros que tenía que comprar, los cuales no eran para nada finos, los pagó y regresaron a Luna Nova. Akko hizo una nota mental de que la próxima vez que las profesoras mandaran a Diana a comprar en el pueblo, le pediría a sus amigas que fueran con ellas para que así todo fuera mucho más fácil.

El resto de la semana transcurrió con bastante normalidad, a excepción de que aparentemente, Luna Nova se había convertido en un campo de batalla temporal entre Amanda y Diana. La americana aprovechaba cada oportunidad para molestar a la británica con la carrera que cada vez estaba más y más cerca, aunque lo normal era que Diana pasara de esas provocaciones, al final acabó devolviéndolas con el doble de maldad. Parecía que saltaran chispas cada vez que ambas brujas se encontraban, y por si fuera poco, ambas habían empezado a practicar para la carrera, tratando de perfeccionar el lanzar hechizos mientras estaban en la escoba.

"Me preocupa el hecho de que puedan usar hechizos mientras estén compitiendo, ¿qué pasa si alguna lo hace mal o se equivocan de conjuro o...?"- Dijo Lotte en la habitación que compartía con Akko y Sucy. En verdad ella era la única preocupada, ya que a Sucy le daba bastante igual y solo estaba interesada en la poción que llevaba toda la semana desarrollando, y Akko estaba eufórica, tenía bastantes ganas de que la carrera comenzara.

"Lo peor que pueda pasar es que se maten, deja de preocuparte"- Dijo Sucy con su típico tono desinteresado a la vez que añadía el último ingrediente para la pócima, que provocó una pequeña explosión que llenó de humo la estancia e hizo que tuvieran que abrir las ventanas con prisa.

"¡Sucy eso no ayuda!"- Lotte gritó una vez habían cerrado las ventanas.

"Meh... Bueno, ahora que tengo esta preciosidad acabada, Akko, pruébala."- Dijo mientras le tiraba el frasco y veía cómo la pequeña bruja se negaba con mucho ímpetu. "Si no la pruebas tú, haré que lo haga Diana, a lo mejor hace que no pueda competir y pierda por incapacidad..."- La sonrisa maliciosa que tenía en la cara daba miedo, Sucy sabía que habiendo dicho eso era imposible que Akko se negara a ser su rata de laboratorio con esa pócima.

"¡Bah! Vale, vale, voy."- Destaponó el frasco y bebió el líquido azul que le había recordado a los ojos de su querida británica. Esperaron en silencio durante unos minutos y como veía que nada pasaba, se dirigió a Sucy. "Parece que no tenía efecto, por cierto, sabía a mora, ha sido de las mejores pociones con sabor que has hecho."- Su sonrisa se vio esfumada cuando se dio cuenta la mirada que su amiga la estaba dedicando.

Caídas (Diakko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora