capítulo 5

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Después de ir a dejarle el regalo a Layla, volvimos al mundo celestial—Ahora si es hora de nuestra cita—dijo mi prometido para agarrarme de la mano y llevarme a quien sabe dónde, espera si lo sé, gracias a los chismosos que pronto serán mis hijos, nos dirigimos hacia aquel lugar especial, el cual consistía en una cueva oculta detrás de una cascada.

Llegamos hasta aquel lago en donde tenía hermosos recuerdos con mi familia.

Ankhseram-sama me agarro de la mano y me llevó hasta la cascada, caminamos sobre el agua gracias a nuestra magia, Ankhseram-sama con un movimiento de manos hizo que se abriera el agua que caía de la cascada, dejándonos pasar sin tener que mojarnos...

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Ankhseram-sama me agarro de la mano y me llevó hasta la cascada, caminamos sobre el agua gracias a nuestra magia, Ankhseram-sama con un movimiento de manos hizo que se abriera el agua que caía de la cascada, dejándonos pasar sin tener que mojarnos, una vez dentro el agua volvió a la normalidad, caminamos hasta el fondo hasta que llegamos a un lago, que brillaba, el techo de la cueva estaba iluminada por unos cristales que brillaban.

Ankhseram-sama me agarro de la mano y me llevó hasta la cascada, caminamos sobre el agua gracias a nuestra magia, Ankhseram-sama con un movimiento de manos hizo que se abriera el agua que caía de la cascada, dejándonos pasar sin tener que mojarnos...

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—Cuanto extrañaba este lugar—dije con una sonrisa, el me devolvió la sonrisa

—Hazlo—me dijo y yo sonreí aún más, extendí mis alas y me dirigí hasta el fondo de la cueva, mientras que volaba una de mis manos la tenía tocando el agua, llegue hasta el final de la cueva, y vi que había una pequeña isla en medio de toda el lago, esta isla estaba iluminada por todos los cristales, parecía que las luces bailaran alrededor de la isla, en medio de esta pequeña isla estaba preparado un pequeño picnic, voló lo más rápido que pude y me senté sobre la manta que había, a los pocos segundos llego Ankhseram-sama y me sonrió—Veo que te ha gustado—me dijo con una sonrisa, aquella sonrisa que me trasmitía amor y tranquilidad.

—Eres el mejor prometido del mundo, no sabes cuánto deseo que ya llegue el día de nuestra boda—le dijo con una sonrisa, él se acercó y me beso, era un beso corto y tierno

—Yo también espero con ansias ese día—me dijo con una sonrisa y luego de un rato empezamos a comer lo que había en la cesta, lo cual consistía en algunos postres que amaba, unos deliciosos sándwiches y para tomar una bebida de la cual nunca recuerdo el nombre, pero es una bebida que solo se hace en el cielo y es deliciosa.

Después de terminar de comer, estuvimos un rato conversando, sobre diversos temas, hablamos de como creíamos que iba a ser nuestra vida después de casarnos, sobre la guerra que se aproximaba, sobre sus hijos, algunas anécdotas del pasado, y algunas otras cosas.

Vuelve a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora