Capítulo Único

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Sehun se asomó por atrás de la barra de la cafetería, buscando a Minseok con la mirada entre el establecimiento. Cuando por fin lo encontró, dejando el pedido en la mesa de unos clientes, una sonrisa se dibujó en su rostro y habló con una voz suave, llamándolo.

- Hyung~.

Como si hubiese conocido aquella voz de toda su vida, el llamado se volteó lentamente, con una mirada de exasperación en su rostro y no tardó en encontrar al alto, que lo observaba con su "sonrisa de estúpido". La única palabra para describir cómo se sentía Minseok era 'harto'.

Sehun era un nuevo empleado de la cafetería que había ingresado hace sólo un mes, y en ese poco tiempo logró drenarle al mayor toda la paciencia que tenía. Al principio lo entendió. Era nuevo y como su mayor, tenía que ayudarle ya que tenía más experiencia. Sin embargo, las semanas pasaban y el nuevo se convirtió en un grano en el culo para Minseok.

No sólo se la pasaba llamándolo para pedirle ayuda por cualquier cosa, sino que se pegaba a él como una agarrapata. El mayor problema era que ambos tenían el mismo horario de trabajo por lo que tenía que soportarlo 6 horas, 5 días a la semana. Y como si Dios estuviera en contra suya, poco tiempo después de que llegó al trabajo se lo encontró en una tienda de su vecindario, y se enteró de que vivía a sólo unas cuadras de su casa, por lo que no sólo tenía que soportarlo en el trabajo, sino que también fuera.

Pero debía ser paciente. La paciencia era la clave. O al menos eso le había dicho su madre cuando le contó del nuevo chico en su trabajo. Minseok no era una persona que se caracterizara por su paciencia, todo lo contrario. Aquella era su mayor debilidad. Le era tan difícil soportar a alguien por mucho tiempo, la mayoría de las parejas que tuvo fueron botadas debido a su rápido cansancio de las personas.

Es por esto que fue catalogado como una persona cruel, fría, sin sentimientos. Sin embargo, Sehun había escuchado todos aquellos rumores y aún así seguía a su lado, todo el tiempo.

Una vez se había hartado. Tuvo un mal día y la aguda e irritante voz del menor no ayudaba en lo absoluto. Entonces, en la cocina, lo empujó contra la pared y golpeó su pecho con el dedo índice varias veces, luciendo un rostro enojado.

"¡¿No puedes dejarme en paz un maldito segundo?! ¡¿Tanto te cuesta?! Qué, ¿Estás enamorado de mi?".

Y luego de esa última frase sólo hubo silencio y un Sehun asustado que tenía que mirar hacia abajo para ver el rostro de su mayor. El chico se limitó a tragar saliva y no respondió. Minseok terminó por soltarlo y marcharse, no sin antes soltar una frase de advertencia.

"Espero que esto sea una prueba de por qué no debes molestarme".

Pero al otro día, era como si Sehun se hubiese olvidado se aquello. Y el mayor no podía volver a golpearlo, se había dejado llevar por la rabia del momento y ahora estaba arrepentido. Por lo que calló, y tuvo que seguir aguantando a esa pulga por todo ese mes y quién sabe cuánto más.

Pero ese día, ese día en específico, estaba especialmente molesto. Ya era la séptima vez que lo llamaba y podía asegurar que, de nuevo, se trataba de una estupidez. Ahora, Minseok no sabía si lo hacía o no a propósito.

- ¿Qué quieres, Sehun? -ni siquiera se molestó en disimular la rudeza en su voz. No era una gota la que había colmado el vaso, era un chorro.

- Algo anda mal con la cafetera... Quería saber si podías arreglarlo.

Soltando un bufido, se dirigió a la cocina, seguido del más alto, quien cerró la puerta tras ellos. Observó la gran y vieja cafetera que tenían. Estaba allí hacía 10 años, desde que se fundó la cafetería, y el dueño se negaba a cambiarla por una más moderna. La vieja máquina no iba a aguantar mucho más tiempo a ese paso.

the coffee shop ; xiuhunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora