"Y ella seguía tocando... le encantaba sentir el roce de las teclas con sus dedos, sentir como la música armoniosa que solo ella podía componer llegaba a los corazones de quienes la rodeaban, como él la miraba y no era cualquier mirada la que él le dedicaba...era una de orgullo y miedo, ese miedo irracional que sientes cuando alguien esta muy lejos de tu alcance, y ella lo comprendía porque ella sentía lo mismo cuando lo miraba. Escuchó aplausos y salió del trance de sus ojos, se dio cuenta que los aplausos eran para ella. En ese momento, ella supo que era verdaderamente feliz."