Dicen que nunca es tarde para empezar de nuevo. Que un nuevo comienzo empieza con un simple primer paso.
Así que un día decidí hacer justo eso.
Salí de casa, planeando ir de compras, mimarme un poco.
Pero el universo, como siempre, tenía sus p...
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Continuó con mi debate interno sobre qué hacer durante unos segundos. Sin importar lo que haga a continuación estoy segura de que este día más extraño no podría ser ni tampoco puede empeorar más.
Tomó un sorbo de mi batido y comienzo a contarle mi vida después de la graduación del instituto, desde el más pequeño hasta el más escabroso de los detalles. Cosas que a nadie le he contado. Ni siquiera mi madre o mi hermano saben algunas de las cosas que decido contarle, y espero nunca tener que decirles.
Para ellos mi vida es normal y tranquila, como la de cualquier mujer joven casada y aunque al principio no estuvieron de acuerdo con las decisiones que tomé, al final me dieron espacio y me arrepiento todos los días por no haberles hecho caso.
Ellos no tiene idea del porqué tomé decisiones tan drásticas como dejar de lado mi sueño de ir a la universidad o la de alejarme de mis amigos, no creo que siquiera lo sospeche los motivos que me llevaron a eso.
—¿Recuerdas que el día de las profesiones en el instituto yo elegí diseño de interiores como la carrera que quería estudiar? —asiente y permanece en silencio, en espera de que yo continúe. Bajo la mirada y suelto un suspiro antes de continuar—. Bueno pues, la verdad es que no llegué ni a inscribirme en la universidad —prosigo en tono triste y pesaroso al recordar mis sueños, los cuales permanecen abandonados en algún rincón de mi alma.
Levanto la vista y me la encuentro mirándome con gesto sorprendido.
—La noche de la graduación mi novio me pidió matrimonio y yo acepté —digo mostrándole mi mano izquierda, donde llevo mis alianzas de matrimonio y compromiso. Entre las dos forman un bello corazón de oro blanco con incrustaciones de cristales Swarovski—. Al cabo de dos meses la boda había sido planeada en su totalidad y nos casamos en noviembre. Él se opuso a que fuera a la universidad puesto que mi trabajo sería ser una esposa ejemplar. Ya sabes, él siempre fue muy de la vieja escuela y piensa que es vergonzoso para un hombre que su mujer tenga que ayudar con los gastos de la casa. Así que el único diseño de interiores que hago es el de mi casa.
Ella ha estado pendiente de cada una de mis palabras, en total silencio.
Tomo otro sorbo de mi jugo para humectar mi garganta antes de continuar contándole el triste relato que ha sido mi vida.
