día 3 - muñeco de nieve

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--Locura ahora estoy ocupado ordenando, por favor deja de mover cada libro que dejo en su sitio- me miró enfadado y se fue de mi lado. Bufé exhausto, estos días locura se comportaba más extraño de lo normal.
Apilé el último libro en su lugar y por fin pude ver todo en armonía. Fui a buscar a Locura, pero no lo encontré por toda la casa. Busqué en cada rincón y no habían rastros de él. Salí al jardín y no estaba por ningún lado.
Muerte y Vida estaban caminando cerca de un puente y los detuve para preguntarles --¿Locura? no lo hemos visto, lo siento sabiduría- un suspiro desanimado se me escapó y antes de poder decir algo más una mota fría calló sobre mi nariz. Los tres miramos hacia arriba y los copos blanco comenzaron a caer en gran cantidad cubriendo rápidamente todo de blanco.
--Es...¿Nieve?- Esto era un problema para mi y mi búsqueda. Fui al gran salón para ver si alguien había visto a locura. Cuando estaba subiendo las escaleras, por la parte exterior del edificio, vi una figura rodeada por la nieve y dos figuras hechas con nieve, como si fueran personas. Al acercarme pude escuchar que hablaba con esos muñecos de nieve --Se que está ocupado, pero antes si tenía tiempo para mí- asintió y estaba como...¿escuchando lo que decían los muñecos? --Sí, losé, en estas fechas están todos ocupados. Creo que soy el único que tiene tiempo libre, solo que no tengo con quien pasarlo-
Me sentí fatal. Me arrodillé a su espalda y lo rodeé su cuerpo con mis brazos y dejé mi mandíbula apoyada en su hombro --No vuelvas a desapareces así. Me preocupé- nos sentamos en silencio mirando como la nieve caía. Los muñecos de nieve me miraban acusativos y sonará ridículo, pero era como si me estuvieran regañando --Ellos no creen que deba perdonarte- su voz rompió el silencio --Dicen que fuiste muy desconsiderado- agaché la cabeza y sentí fríos copos de nieve caer en mi cuello --No puedo negar lo, es verdad. Lo siento mucho locura, no quería que te sintieras solo- se quedó en silencio por unos minutos --Discúlpate con ellos- señaló los muñecos de nieve y vi mi dignidad irse lejos --Discúlpenme hombres de nieve-
Una bola de nieve calló en mi cara --¿Quién es el loco ahora?- escuche como comenzaba a reír. Se reía... bueno, reía como un loco. Uno que me encantaba --Creo que los muñecos de nieve te perdonan- Comenzamos a reír y lo llevé a casa, dejando atrás esos dos muñecos que no serían más que un montón de nieve mañana

navidad con AMOLADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora