Sentía calor, pero no podía moverme. Cualquier movimiento me daba puntadas y enviaba señales de dolor.
La luz del sol comenzó a hacerse más visible en mis párpados, y había algo húmedo sobre mi frente.
De a poco, me fui despertando.
-Hmm.... —Intentaba abrir los ojos, pero la luz me obligaba a cerrarlos, hasta que logré acostumbrarme a ella.
Cuando por fin logré abrirlos, me encontré un techo de madera sobre mí.
"¿En dónde estoy...?" Intentaba hacer memoria de mis recuerdos.
"Lo último que recuerdo es estar en el bosque luego de que Hywel me hiriera... ¿Fui rescatado?" Traté de moverme, pero mis heridas no me lo permitían.
Mientras estaba hundido en mis pensamientos, un suspiro a mi izquierda me llamó la atención. Había alguien a mi lado, pero mi campo de visión no lograba distinguirlo.
Pues si no podía mover el cuerpo, debería poder girar la cabeza.
Con cuidado, la comencé a girar para ver quién estaba conmigo...pero al verla, me quedé atónito.
Había una muchacha durmiendo en una silla a mi lado.
Su cabeza estaba caída para un lado, y tenía ambas manos sobre el regazo.
"E-esta chica...nunca la había visto..." Me detuve un segundo para admirarla.
Delgada, de tez blanca como la nieve, con largas pestañas y labios carnosos, con un cabello largo y ondulado de color cobre claro.
Sin duda es...muy hermosa. La doncella más hermosa que vi en mi vida.
Estaba perdido viéndola, admirando cada parte de ella. Su vestido celeste se movía al ritmo de su suave respiración.
...Lo único que no podía ver, eran sus ojos.
"Entonces... ¿Ella me rescató? Hay dos cuencos vacíos a su lado; puedo suponer que me alimentó también." Cada tanto, parecía suspirar.
"¿Cuál será su nombre? Esos suspiros...no parece que esté teniendo un buen sueño." Motivado, quise intentar levantarme de nuevo.
Comencé a mover las piernas y empujarme hacia arriba, para poder erguirme. Estaba tan concentrado con mi objetivo, que ignoré por completo el ruido que estaba haciendo, los cuáles despertaron a la muchacha.
- ¿Hmm...? —Abrió a los ojos despacio—. ¿Eh...? ¡Ah!
- ¡! —Al oírla, me sobresalté.
Ambos nos miramos, alarmados y en silencio. Ninguno decía una sola palabra, ni movía un músculo. Me encontré con sus ojos celestes mirándome fijamente, pero no había ningún rastro de miedo o peligro...más bien percibía curiosidad.
-E-ejem... —Ante el momento, intenté romper el silencio.
- ¿Qu-...Qué estás haciendo...? ¿Intentas levantarte? —Me agarró por sorpresa. Tenía una voz suave y melodiosa.
-Ah...yo-
- ¡Quieto! —Se acercó a mí con rapidez y volvió a acomodarme en mi posición original. Sus delicadas manos tocaron mis hombros y me empujaron debajo nuevamente—. Si te mueves, tus heridas se abrirán. Debes descansar.
Me arropó, como a un niño pequeño.
-Veamos...—Tocó mi frente—. Que alivio...tu fiebre ha bajado.
Me dedicó una pequeña sonrisa, haciendo que mi corazón se tumbe nervioso.
-Debería cambiarte los vendajes y ponerte más ungüento... —Se dio media vuelta, hasta una pequeña mesa llena de cosas—. Bueno...permíteme.
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Lynnette
Romance-Para mí, el bosque era tan profundo como sus ojos. -Para mí, sus ojos brillaban igual que la luna. Dos puntos de vista, la misma historia.