Beauty and the Beast

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Acaricio el suave cabello de su amante, viéndole allí a su lado con esa hermosa sonrisa.
No podía evitar sentirse tan lleno de gozó al tan solo tenerle a su lado, en definitiva, el que su vida haya sido conducida a encontrarse con yuya hacia que todo el dolor que sintió alguna vez valiera la pena.

Su ciudad, la bella heartland, se quedo reducida a escombros y recuerdos de lo que alguna vez fue. La gente que siempre fue amable se había ido, huyendo de la guerra que por estaba llegando a su fin pero nadie volvió... Nadie excepto aquel hermoso joven que ahora descansa en sus brazos.

Nunca había experimentado aquello que los humanos llamaban "amor" hasta que ese bello joven apareció... Bueno no esa clase de amor.

Sabía que era la hermandad, porque había otros dos como él en otras dos ciudades, compartiendo el mismo rostro, el mismo "sistema", incluso la misma "alma". Eran espíritus artificiales, seres creados con el propósito de proteger, tomando cualquier tipo de forma que fuera necesaria para ello.

Entendía a la perfección lo que era la amistad, pues durante su larga vida había tenido muchos amigos. Personas que le estimaron, con quienes compartió muchos momentos. Justamente por eso, porque tenía amigos que quería proteger, es que intento desesperadamente proteger la ciudad pero... No fue capaz.

Sintió el rencor correr por su cuerpo cuando se dio cuenta que los humanos que tanto amaba, que tanto estimaba le habían dejado allí, en lo que alguna vez fue Heartland, esperando que el poder mágico que le mantenía con vida se apagara con los años.

Sintió la tristeza de verse abandonado allí, de que su vida se reducía a permanecer en esa ciudad fantasma esperando su final...

Odio a los humanos que se atrevían a invadir SU ciudad solo para ver si encontraban algo de valor entre los escombros. Los odiaba por abandonarlo. Llego incluso a temer y preocuparse por sus iguales ¿Sus hermanos abrían corrido la misma suerte? ¿Yugo y Yuri estarían muertos o vivos? ¿Estarían igual de solos que él?

-Yuto... - murmuró el chico abriendo sus hermosos ojos, mirándole - ¿Pasa algo malo, Yuto? - pregunto

-nada, todo está bien yuya, ¿Quieres seguir descansando?

-mmm... Solo un poco más... Me gusta estar en tus brazos Yuto... - admiro el suave color carmín que aquellas suaves mejillas tomaron al decir aquellas palabras.

-Eres hermoso yuya - le dijo, sonriéndole, su mano se dirigió al hermoso rostro, acariciando la mejilla, estaba más colorada y amaba que fueran sus palabras las que causaba aquello

-Yu-Yuto... --Recibió una sonrisa nerviosa pero también podía sentir como esos rubíes brillaban mas.

Se acerco para acortar la distancia, dándole un suave beso en esos labios que amaba. Porque gracias a Yuya sabía que era "Amar" a alguien de esa manera tan especial. Yuya lo amaba en cualquier forma que tuviera. No le tenía miedo, no le odiaba... en cambio era amable con él, dulce, le alegraba la existencia

-.-.-.-.-.-.-.-.-

-creo que aquí podre descansar -escucho esa voz venir de alguna de las casas en ruinas, tan suave y queda.

Eso le molesto. ¿Qué humano sería tan estúpido como para invadir su ciudad? Pero le resto importancia "debe ser solo otro ladrón" pensó, tomo la forma de un gran dragón, sería suficiente como para espantarle.

Se acerco a donde aquel humano, distinguiendo a un pequeño y delgado chico cubierto en pesadas telas rojas, la discreción no era lo de aquel humano en definitiva. Con su cola aparto la inútil pared, rugiendo. El intruso se sorprendió al verle

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