[➡Especial de Navidad⬅]

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24 de diciembre.

14:37 p.m.

El rey de lo Boo's se encontraba escribiendo su próxima carta al fontanero fallecido. A él le parecía un día normal como todos los otros, con la diferencia de que sus Boo's estarían festejando a media noche la llegada de la esperada Navidad.

El monarca había estado más serio de lo normal, haciendo que sus súbditos preguntaran una y otra vez lo que le pasaba, sin obtener respuesta por parte del mayor.

Aquel terminó de escribir la nota que mandaba siempre que escribía al cementerio, la envolvió en un sobre de color verde claro y la guardó para cuando pueda salir de la mansión sin ser visto.

Se levantó de su asiento y fue directamente a la sala, encontrándose con un gran árbol navideño decorado con detalles rojos, azules, dorados, entre otros. Debajo del árbol, yacían regalos de todos tamaños y colores, probablemente para los que esperarían hasta las doce. También habían luces de colores colgadas en el techo que brillaban con intensidad, cegando a cualquiera que las mire fijamente durante algunos minutos.

“La última vez que vine esto no estaba.” Pensó. Aunque tampoco es que iba a ese lugar a diario, de hecho, no salía de su habitación desde que empezó la segunda quincena de diciembre.

Él no iba a recibir ningún regalo, y le recalcó esto a los fantasmas de la mansión para que no le den nada. Sólo sería entre ellos la celebración, pues el rey no quería tener nada que ver con ella.

Mientras seguía observando la decoración, un pequeño Boo, que llevaba una especie de polera roja, se acercó a su rey y le dedicó una sonrisa divertida.

—¿Le gusta?— Preguntó, manteniendo esa sonrisa que tenía. El rey lo observó por unos pocos momentos, y como respuesta simplemente asintió.

El menor se fue a la cocina, y el mayor se dirigió a su cuarto.

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22:13 p.m.

Los pequeño entes se preparaban ya para el día siguiente, cantaban villancicos y contaban chistes. El monarca no lograba entender el por qué de aquel comportamiento, pues no entendía con exactitud el fin de la fecha.

No comprendía por qué todos se tenían que repartir regalos, por qué todos estaban felices, para qué el árbol decorado... En resumen, no comprendía nada.

En fin, faltaba poco para que llegara la media noche, y el ente necesitaba encontrar algo que hacer para ese momento, así que decidió ir a escribir una carta, esta vez, para Bowser, diciéndole que siga soñando con capturar a Peach.

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23:59 p.m.

Se podía escuchar claramente a los Boo's haciendo la cuenta regresiva, emocionados habían empezado su cuenta desde que tocó el minuto cincuenta y nueve de las once.

El mayor estaba algo harto de escuchar los número retroceder, pero no podía quejarse, ya que quería que al menos sus Boo's sean felices un día.

Decidió contar con ellos.

Diez...

Nueve...

Ocho...

Siete...

Seis...

Cinco...

Cuatro...

Tres...

Dos...

Uno...

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0:00

¡Feliz Navidad!

Se escuchó por toda la mansión aquella frase, aturdiendo al rey por la fuerza con la que esta fue gritada. Suspiró y se sentó en su cama, mirando al suelo con cierta tristeza, deseando que Luigi estuviera ahí.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por dos golpes en su puerta, que provocaron que el monarca gruñera y fuera a ver quién estaba ahí.

Del otro lado de la puerta había una pequeña Boo, con un regalo envuelto con papel verde y azul, que esperaba a que su jefe abriera aquella puerta, cuando esta fue abierta, la menor miró con nerviosismo al suelo, extendiendo el regalo al mayor.

—Alteza— Le llamó ella. —, encontramos esto bajo el árbol. Es para usted, pero no sabemos quién lo puso ahí.

El rey tomó el presente en brazos, le dijo un "Gracias" a la pequeña y esta se fue. Él cerró la puerta y puso lo que le habían traído en la mesa de noche, encendió la lámpara y examinó la caja.

Para King Boo.”

Eso era lo único que se veía externamente. Desenvolvió el presente y lo abrió, quedando perplejo al ver lo que contenía.

Era la mismísima gorra del hermano de Mario, se dio cuenta de que era la auténtica porque reconocía aquel olor que Luigi desprendía cuando estaba vivo.

Había algo más: una nota. No era muy larga ni muy corta, estaba perfectamente limpia y bien cuidada.

El fantasma leyó la carta.

“Querido King Boo:

Primero que nada, te doy gracias por tan lindas notas que me has estado mandando todo este tiempo, se nota que me odias con amor. Es muy lindo que te tomes el tiempo de escribirme a mi parecer, ya que supuestamente me odiabas con toda tu... 'Alma'.

Te mando esto porque quería desearte una feliz navidad, y también quería sacarte una sonrisa como las que ponías antes.

Te doy mi gorra en muestra de cariño, y porque que la querías. Y por si te lo preguntas, ya no la necesito.

Feliz Navidad, Boo.

Por cierto, no le digas de esto a Mario.

Con cariño, tu fontanero favorito, Luigi. ❤

Una amplia sonrisa apareció en el rostro del rey, quien sacó la gorra de la caja y la abrazó, no podía creer lo que acababa de leer, pero lo dejó así.

Al parecer, la Navidad se trataba de ser feliz.

Fin.














Del especial, no de la historia.¿

No me juzguen, es el primer especial que hago en mi vida y que no termina con un suicidio.¿¿¿¿

Yo sé que es algo corto, pero sSHH.¿

Bueno, sin más qué decir, me despido,
Chaú~

Aún. ||King Booigi||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora