"Un Príncipe con Corazón de Hielo" -2° Parte-

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2°Parte: " ¡Encontré a alguien como yo!"

—¡Tom! ¡Me siento tan feliz de que al fin estés en tu verdadero hogar!

La reina Aldrade amaba a Tom, no sólo por ser su hijo, sino por todo lo que representaba para ella y sus muchas hermanas. El tenerlo de regreso en su reino le colmaba de felicidad, así que convocó a todas sus hijas y a los amigos de su reino para celebrar.

Tom intentaba disimular su tristeza y de forma muy mala fingía sentirse feliz, pero la verdad es que todo aquello le fastidiaba. Además sus muchas hermanas le tenían tanto cariño que le abrumaban, todas querían tocarlo, abrazarlo, hablar con él o hacerle sonreír. La única que le observaba de lejos y que parecía comprender como se sentía realmente era Melisende, que en un momento de la celebración aprovechó de saludarle cuando este había logrado escapársele al resto de sus hermanas.

—¡Bienvenido a casa, Tom!

—¡Ay no! Pensé que me nadie me vería aquí...

—No te preocupes, sólo yo te vi. Es más que obvio que no te ves nada feliz, ¿No regresaste con nosotras por tu propia voluntad?

—¡No! Yo si me siento feliz, ¡estoy muy feliz de estar con ustedes!

—¿En serio? Vamos, Tom... Puedes confiar en mí. Quizás soy la única que puede entenderte mejor que nadie en este lugar.

—Eres la que cuidaba del humano huérfano, ¿no es cierto?

—Sí, y eso me permitió conocer lo peor y lo mejor de los seres humanos. Fui quien convenció a nuestra reina de que te dejara con tus padres. Los amabas y ellos a ti, y aunque fue muy duro, ella no tuvo corazón para apartarte de esos hombres. Pero ahora regresas de pronto y nos haces muy felices a todas...pero tú no lo estás. ¿Qué sucedió?

—Es cierto, no regresé porque quería estar con ustedes, ¡Y no es que no las quiera! Es sólo que, ya no me halló en el mundo de los hombres; Desde que tengo estás cosas en la cabeza todo se me ha complicado, soy demasiado diferente.

—¿Y tus padres te rechazaron?

—¡No! ¡No! ¡Ellos me adoran! Pero... No podía seguir con ellos.

—¿Escapaste? 

—Si...—respondió Tom con mucha vergüenza.

—¡Oh, Tom! ¡Eso les romperá el corazón! ¿Qué pudo motivarte a actuar de esa forma?

—Es que soy un tonto, ¡un gran tonto! Ni siquiera merezco que me llamen "hijo".

Tom entonces le contó a Melisende todo lo que había ocurrido, como se había enamorado ciegamente de un humano pensando que este también le correspondería; y como terminó siendo rechazado no sólo por Jean, sino por todos los habitantes del pueblo que sintieron temor con sus cuernos. La ninfa le escuchaba y en su corazón le dolía mucho su triste historia de amor. Se compadeció de Tom, pero aun así le hizo ver su error de haber huido sin siquiera despedirse de sus padres.

—¡Lo sé! Es que, no quería despedirme; hacerlo iba a ser muy duro para mí.

—Entonces debes volver, Tom. O al menos visitarles, que ellos no sientan que les has abandonado para siempre. Ellos te aman y no merecen una despedida así.

—Tienes razón, Melisende, les visitaré; pero no pienso volver a vivir entre los humanos, no quiero saber nada de ellos.

—Este es tu verdadero hogar, y aquí es donde perteneces; pero dudo mucho que no vuelvas a tratar con humanos ya que has creado un vínculo con ellos y es uno que no es tan fácil romper.

"Los Cuentos de Príncipes sin Princesas 2"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora