Los sirvientes le servian el Te a mi madre, mi hermana Diana fanfarroneaba con su prometido Hugo y nuestro Padre solo leia el periodico.
La tarde era preciosa y el jardin resplandecia de un brillo encantador.
Todos estabamos sentados, a la espera de la noticia que nuestro padre tenia.-Cardia, si la memoria no me falla este año cumples 19... [Porfin padre hablo] si que a pasado lento el tiempo. [Lanzo un suspiro].
-¿Padre, a ocurrido algo? [Pregunte algo preocupada].
Todos alzaron la mirada, como si escondiesen un caramelo de un niño que lloraba por el.
-Pronto formalizaremos tu compromiso con el joven Van. [Menciono Madre]...
Es verdad, pronto me casaria con el hombre que mis padres escojieron, no es que no me gustara, es que yo no le agradaba.
-Padre, ¿es necesario este matrimonio? [Pronunciar las palabras me ponia nerviosa].
Padre solo solto una carcajada.
-Pero por supuesto mi querida hija, [mi madre se unio a la converzación] este matrimonio no solo es conveniante para los negocios de tu padre, sino que estaras protejida y bien cuidada por una buena familia, Nada te faltara.
Si, mi corazón se derrumbaba, mis padres pensaban solo en negocios y el como sacar provecho de ellos.
Yo no podia opinar sobre mi futuro.
Sin más palabras, me retire de aquella reunión.
Corri hacia mi habitación y me encerre.
No puedo recordar cuanto tube que llorar para quedarme dormida...
Era una tortura emocional.
No queria tener a mi lado a un hombre que no me amara, si, aun que yo lo amara el no me corresponderia.
Recordar que hacia algunos años ese compromiso me hizo feliz me acuchillaba el corazón.
Nuestras familias nos comprometieron para expandir sus negocios y no solo eso, la familia de mi prometido me encontro encantadora y dulce, no lo pensaron dos veces.
Para mi, fue amor a primera vista, supongo, verlo entre tantos niños y poder reconocerlo sin jamas haberle visto el rostro antes, mi corazón inocente lo eligio a el, pero el jamas me miro...
Si, esto es un amor no correspondido, aun que pasaran los años seguia siendo invisible ante su corazón...