- Cada día a tu lado (Markjae) -

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- Cada día a tu lado (Markjae) -



La noche había caído en la ciudad mientras un pelirrojo chico se removía entre las sabanas. Era viernes, había pasado el día entero lidiando con pequeños niños exaltados y se sentía agotado, con su trabajo de maestro- recién recibido- sentía que su fuerza y simpatía para con los más jóvenes se drenaba poco a poco, aun si los amaba le era muy difícil seguirles el ritmo diariamente. Cerró sus ojos poniendo su rostro de lado sobre la almohada, una buena noche de sueño era todo lo que necesitaba. Inhalo profundamente dejando que la sutil fragancia de sus sabanas lo envuelva, le encantaba el calor que estas le brindaban.

Cuando el sueño comenzó a invadirlo el pequeño chirrido de la puerta llamo su atención, no quería abrir los ojos, lo último que deseaba era interrumpir el comienzo de sus sueños, pero, cuando aquel aroma conocido llego a él supo que no podría dormir.

-hyung- con un bajo y tímido tono de voz el menor se deslizo dentro del oscuro cuarto, arrastrando sus pies mientras mantenía el pomo de la puerta sujeto con fuerza a su temblorosa mano repitió- hyung

-¿Qué haces despierto Jae?

Se sentó en la cama renegando, no era que tuviese problemas con su menor, pero no se sentía con las fuerzas necesarias para cuidar de él. Sus ojos se abrieron lentamente dejando que su vista se aclimatara a la fuerte luz que provenía desde la sala. Youngjae estaba de pie frente a la puerta, su pequeño cuerpo temblando, llevaba el pijama celeste con pequeños patitos que él le había regalado para su cumpleaños, se veía adorable.

-tuve una pesadilla

Mark mordió su labio conteniendo un suspiro, el pequeño se veía adorable con aquel puchero en sus labios. Se miraron un momento sin decir nada, el mayor podía sentir la tensión creciendo lentamente en él. Su lobo estaba inquieto, todo su ser se removía por la necesidad de atraer al menor y calmarlo. Sin poder luchar con su lobo se deslizo hacia el costado de la cama apoyando su espalda contra la pared, abrió sus brazos en señal de invitación dejando que el menor se acerque, cuando lo vio dudar sonrio.

-ven

Sin más que eso lo vio correr hacia sus brazos, el pequeño cuerpo del castaño se acomodó en su regazo dejando que aquellos largos y delgados brazos lo envuelvan. Había una extraña sensación de comodidad cuando lo tenía allí, como si el mundo se volviese un lugar más cálido y seguro.

Jae alzo la vista hacia él haciendo que su coronilla golpee ligeramente el mentón del mayor, este rio por lo bajo estirando un poco su cuello para no volver a chocarse con él. Cuando Jae le sonrió el mayor no pudo evitar imitarlo, sus manos acomodándose sobre las pequeñas manitas del más joven.

-¿Por qué no me dices que soñaste?

-un enorme lobo venía a mi cuarto y me llevaba, yo grite tu nombre pero no apareciste, estaba muy asustado hyung, pensé que no volvería a verte.- sus ojos se humedecieron dejándole ver al mayor lo mucho que ese sueño lo había perturbado- no vas a dejar que me lleven ¿verdad hyung?

-por nada del mundo pequeño- lo arrullo en sus brazos dejando que el calor de su cuerpo calmase al pequeño, nada le alteraba más que ver a su pareja asustada o deprimida.

Porque ellos eran pareja, Jae era su omega, su pequeño y hermoso omega. Habían pasado dos años desde que Mark lo encontró y cada día agradecía por ese milagro. No había sido algo mágico o enloquecedor, como todos en su manada lo habrían esperado o vivido.

Mark conoció al pequeño Jae en sus prácticas, siendo estas los talleres que su magisterio brindaba. El descubrir que su pareja era un pequeño de tan solo siete años lo asusto, lo aterro realmente. Él ya tenía veintidós años, su carrera a más de la mitad y una fuerte necesidad de encontrar a su pareja. Descubrir que era un pequeño, un muy, muy pequeño niño lo paralizo.

Había consultado a su líder en la manada, hablado con sus padres y con cualquier amigo que se preste a oír sus preocupaciones, pero todos decían lo mismo; es tu pareja, es tu destino. Conocer la naturaleza de su pareja había sido casi devastador, pero tras una extensa charla con los padres de éste habían llegado a la conclusión de que no podía ignorarse. Youngjae era la pareja de Mark y debían estar juntos, al menos, llegar a conocerse.

Luego de eso Mark decidió acercársele, conocerlo poco a poco, volviéndose su amigo para aprender sus gustos y ganar un poco de su atención. Youngjae se había mostrado extrañamente confiado con él, buscando su mirada, sus brazos, su lobo- que apenas era un cachorro- parecía guiarlo hacia él. Pocas semanas le bastaron para caer rendido por el menor, su ternura, su inocencia, su cálida sonrisa, Jae era un pequeño ángel. Su lobo se había mostrado feliz, pero cada día, cuando lo dejaba con sus padres luego de una tarde en el parque, su lobo sollozaba. Siendo consciente de su necesidad por estar cerca del menor se trasladó al mismo edificio donde este vivía con sus padres, mas precisamente al apartamento de al lado.

Verlo cada día había valido cualquier esfuerzo o gasto extra que había tomado conseguir el lugar. Desde entonces se aseguró de estar con el menor a diario, volverse su hyung favorito y conseguir algo de su atención, incluso había construido –con autorización de los padres de este- una puerta que conectaba sus apartamentos. Siempre que Jae tuviese miedo o sintiese la necesidad de estar con él, lo haría, aquella puerta se encontraba siempre abierta parta su menor.

A pesar de no entender el porqué, Jae parecía correr a él con frecuencia, incluso había ido a buscarlo cuando tenía pesadillas, justo como esa noche.

.

Acurrucándolo en sus brazos lo meció lentamente mientras tarareaba una vieja canción de cuna, podía sentir como el peso de su pequeño cuerpo iba recargándose poco a poco en su pecho.

-hyung- susurro con una débil y cansada voz

-¿si Jae?

-¿puedo dormir aquí esta noche? Me siento mejor cuando estoy entre tus brazos

El corazón del mayor se aceleró, su lobo parecía haber sentido aquella fuerte corriente que las palabras del castaño le provocó.

-claro que puedes- beso su coronilla asegurándose de no presionar demasiado sus labios, su pareja era dulce y delicado, cada cosa que él le diera tenia que ser de esa misma forma para no espantarlo.

-gracias hyung, te quiero- con un pequeño bostezo se acurruco mejor entre los brazos del mayor, parecía siempre disfrutar de sus mimos.

-yo también Jae- susurro con una ligera sonrisa cubriendo sus labios

Porque Youngjae aún era un niño pero a el no le importaba esperar. Aun si debía pasar mil años esperando a que su pareja sea lo suficientemente maduro para el reclamo, él lo haría. Porque Jae era su ángel, su pequeño rayo de luz en sus opacos días, y cada día a su lado valía la pena.

e * alk9\

Boys like boys (Got7 shipps)Where stories live. Discover now