Eran pasadas de las cuatro y ella estaba en la cama aferrando sus manos a las sabanas lilas. Después de los roces en mi camioneta la traje a su casa para terminar con lo que yo había empezado.
Alison. Ella era la muchacha que me traía loco como un viejo necesito y en parte lo era. Ella había llegado a la estación con aquella actitud de chica mala que le vale la vida, dos perforaciones en el labio y en la nariz y su actitud con todos, pero cuando me vio simplemente enrojeció y tartamudeó. Desde ese momento había soñado con tenerla bajo mi cuerpo, con hacerla caer a mis pies y hacerme una buena mamada, quería venirme en su boca y que aquellas bonitas manitos apretaran mi pene con fuerza. Eso quería.
La había estado mirando en más de una ocasión, ella con Helena venían continuamente y eso hacia mi trabajo más emocionante. Me gustaba la manera en que su trasero se ajustaba a esos pantalones oscuros, o de como la blusa se apretaba en sus buenos y generosos pechos que hace horas había saboreado hasta tenerlos de color rosado y los pezones como dos piedras latiendo. Sus curvas habían sido mi perdición y como un conductor choqué embragado en ellas.
Ella se removió quedando boca arriba. La sabana se aferró en aquellos pechos grandes que me habían enloquecido, su pierna se flexionó dejándola al aire y a mi vista. Me volví a quitar la camiseta oscura y los pantalones azules. Mi celular había estado sonando y sabía que en la estación me necesitaban pero ahora mismo mi atención y mi erección estaban en ella.
Subí a la cama pasando las yemas de mis dedos por sus piernas, ella se removió y un suspiro escapó de su boca. Sonreí como una bestia que va tras su presa y sin delicadez arranqué la sabana de su cuerpo, ella abrió los ojos y sus mejillas se tiñeron de rojo al ver mi mirada lobuna puesta en ella.
Sencillamente hermosa y caliente.
Tomé sus rodillas y me incliné dejando besos castos en ellas sin dejar de verla, ella suspiro y ladeó la cabeza cuando mis manos bajaron y subieron por sus piernas para después abrirla y observar el tesoro casi virginal esperándome ahí, latiendo y mojado por mí. Yo, un hombre de cincuenta años calentaba a una muchacha joven e inteligente. Ayer ella me confesó que solo había estado con un hombre, que solo tuvo una experiencia sexual y eso me volvió una bestia mientras la embestía y la hacía gritar mi nombre, y maldita sea quería escuchar mi nombre de esa boquita que me la había mamado hasta decir basta.
—Hank...—ella murmuró mordiendo su labio provocando que el arito que tenía en este se moviera. Yo sonreí pasando mis dedos por sus gruesos labios para después tomar su boca con posesividad. Mordí, chupe y tiré de esos labios hasta que ella apretó sus uñas contra mi espalda obligándome a que la tomara ahí mismo; como la bestia que decían que era.
—Estoy fuera de práctica Ali —murmuré con diversión y ella rió envolviendo sus dedos en mi cabello, tiró de mí para después estampar su boca contra la mía. Gruñí empujando mi entrepierna contra su sexo desnudo, ella gimió echando la cabeza hacia atrás y aproveche para bajar mi boca por su cuello y lamer sediento de su piel. Ella se removía y emitía sonidos que me estaban volviendo loco.
Mi boca bajó por sus generosos pechos y los tomé entre mis manos apretándolos con fuerza, sonreí sobre sus grandes pezones para después pasar la lengua y golpear con esta las piedras marrones. Ella gemía mi nombre y su cabeza la mantenía echada hacia atrás perdida en el placer que yo le brindaba. Sus ojos se blanquearon cuando mamé de sus pechos y luego los chupe soltándolos con un ruidoso "Pop" su cuerpo enrojeció a medida que mis caricias eran más íntimas entre ambos y yo agradecí no haber perdido el toque de hace mucho tiempo.
Bajé dejando besos en aquella pequeñas líneas que tenía su vientre para después sonreír y tomar sus piernas para colocarlas a cada lado de mis hombros. Bajé mi boca rozando mis labios contra el monte de venus haciendo que ella diera un respiro y se llevara las manos a su rostro avergonzada, reí entre dientes y solté una de sus piernas dejando caer mi mano en su sexo, abrí sus pliegues a medida que inclinaba mi rostro y soplaba causando espasmos en su cuerpo.
— ¿Eso..., eso es estar fuera de practica? —inquirió con la voz temblorosa abriendo sus piernas para mí. Apretó las sabanas con fuerza y cuando di mi primera lamida ella gritó con fuerza echando su cuerpo hacia atrás y arqueándose para mí. Gruñí al sentir el sabor en mi boca y como vampiro; quise más. Pasé mi lengua por su sexo, lamí desesperado saboreando aquel sabor tan exquisito que me estaba llevando a la perdición. Lamí y chupe tragándome sus jugos mientras ella se retorcía bajó mi cuerpo pidiéndome más como una desquiciada y yo como su droga favorita.
Pasé mi lengua por los alrededores llevándome en mi boca sus jugos, ella se tensó cuando introduje uno de mis dedos en su interior. Su cuerpo tembló y segundos después empezó a mover las caderas con lentitud hacia mi mano dándome la iniciativa que tanto esperaba.
Empujé el dedo para después introducir otro y moverlo con rapidez, empujando y moviendo provocando sus gemidos más ocultos y el deseo que había negado ante nuestros ojos. Ella entre abrió los ojos y suspiro cuando remplacé mis dedos con mi pene. Fue una estocada dura que la hizo temblar y echar su cuerpo por completo hacia atrás, yo me acerqué rozando mis labios contra los suyos y ella envolvió sus manos alrededor de mi cuello atrayéndome a su boca. Tomé sus piernas dejándolas alrededor de mi cadera haciéndome más fácil introducirme en ella. Empecé a moverme con lentitud para que ella se adaptara, cuando abrió sus labios y me pidió más fue el detonante para no detenerme. Entraba y salía de ella con rapidez clavando mis dedos en su piel mientras mi boca devoraba la suya.
Sus uñas se clavaron en mi espalda mientras yo me clavaba hasta lo más fondo de su interior. Sus paredes se apretaron y yo me volví loco mordiendo su boca y cuello, empujando con fuerza provocando un sonido sensual que sería nuestra perdición. Ella negaba mientras mi nombre se escapaba de su boca en suplicas y yo arremetía contra su bonito coño palpitante. Ella apretó sus piernas alrededor mío y sus pechos se pegaron a mi pecho creando un corte circuito que terminaría por matarnos.
— ¡Oh, dios Hank! —gimió cuando mi boca cayó en su hombro y mordí para después lamer con gusto. Sus mejillas estaban pintadas de rojo y sus ojos brillando de placer. Volvió a salir y entrar con la misma fuerza y ella se derrumbó en mis brazos ante el clímax. Gritó sosteniéndose fuerte de mi cuerpo mientras su cuerpo sufría espasmos ante mi última estocada. No dejé de moverme, un vaivén que me llevaba a la perdición, di la última estocada hasta que ella me exprimió con fuerza arrancándome un gruñido de la garganta y terminara sobre ella jadeante y besando sus hombros con dulzura.
—Solo soy Hank cariño —murmuré ronco mientras ella pasaba sus dedos por mi cabello y trataba de normalizar su respiración. Abrí los ojos cuando el móvil sonó y tuve que salir de ella arrancándole un gemido de proteste, sonreí y tomé el móvil—. Miler.
—Sargento lo necesitamos en la estación —avisaron y me quejé viendo mi pecado tendido en la cama y desnudo. Cerré los ojos y dije un seco "Estaré ahí" para después cortar y tomar mi ropa.
— ¿Ya te vas? —inquirió ella envolviéndose en las sabanas lilas. Asentí caminando hasta el baño para darme un baño, ella me siguió pero no entro a la regadera. Me duche rápido y cuando salí ella me sonreía y yo no pude evitar tomar su boca y besarla con fervor.
—Hoy vendré Ali y volveré a comerte.
—Te estaré esperando entonces.
(***)
— ¿Qué sucede? —inquirí seco viendo las miradas de mi equipo, todos se miraron y Jerry; amigo y colega se acercó tosiendo disimuladamente mientras los demás regresaban a su lugar.
—Tienes un gran moretón en el cuello amigo y si no lo cubres toda la estación sabrán que tuviste una noche muy movida.
YOU ARE READING
Pecar
RomanceDe niña me dijeron que no debía confundir el amor con el deseo, que el amor era más fuerte que una atracción física. ¿Qué sucede cuando ambas toman posesión? ¿Qué sucede cuando es un hombre peligroso que no busca casarse sino comerme? Él dejó clara...