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La vieja bruja pronostico una noche fría y llena de tristeza, aunque eso ultimo no lo compartió con nadie porque los jóvenes padres ya lo sabían.

En esa semana muchos salieron de la aldea bajo la penumbra, las mujeres cargaban a los bebés contra su pecho mientras que los padres una pequeña cesta llena de mantas, la profunda tristeza reflejada en sus rostros por dejar el mejor regalo que les dio la vida.

Habían revisado cada familia de la ciudad, necesitaban estar seguro que lugar fuera adecuado para que su bebé pudiera llevar una vida normal, ser amada y estar a salvo lejos de la terrible guerra que le había quitado todo. Y los Clark's parecía el sitio correcto.

El vecindario era un tranquilo lugar donde ella podría convivir, ser feliz. Los lugareños tenían la típica vida de campo, pacífica y saludable, la ciudad no eran ni grande ni pequeña lo cual les favorecía.

Había pasado una semana desde el ataque a la aldea y todos los niños habían sido dejados en la puerta de las personas más bondadosas de todo el mundo procurando que sea seguro.

Ella era la que faltaba ya su madre no quería dejarla ir.

Al llegar a la avenida solo faltaban una calle, la casa era grande y de color azul, tenía pilares de mármol al estilo rustico, tres pisos se alzaban desde la puerta principal, espaciosa, cálida y reconfortante un buen lugar para un bebé.

Caminaban a paso ligero sin siquiera tocar el suelo; una habilidad muy elevada entre su gente, para hacer el menor ruido por posibles enemigos siguiéndolos.

La puerta color blanco y un tapete bajo ella que se leía "Bienvenidos"

La madre pone al bebe en la cesta y lo cubre para que el viento no le dé directamente, él bebe gimotea al sentir que los brazos de su madre no se encuentran rodeándolo. Ella susurra una oración en una lengua extraña, para nada entendible.

El chico le da un beso en la frente antes de arropar a la bebé completamente.

—Ponle la cart...—A la chica se le corta la voz a mitad de la frase.

—Está dentro de la cesta—responde el chico en un susurro.

—Hay algo más que quiero dejarle.

La chica rodea su cuello, suelta el collar de compromiso y lo coloca en la cesta.

El mismo collar que el chico al lado de ella le entrego una tarde de primavera, el cual significa su mundo, el amor entre ellos, y una promesa de reencuentro. El cual un dije de turquesa que tiene grabado un corazón con una corona sobre él, símbolo de su familia.

Al levantarse, ella y el chico se funden en un gran abrazo, ellos se consuelan uno al otro, para lo que viene. El dolor desgarrador de dejar a un hijo, dejar a la persona que aman más que ellos mismos, pero por esa razón tienen que salvarla.

—Te amamos, Senna.

Y desaparecieron entre la penumbra de la noche, con el más profundo vacío en el alma.

Mientras un viento desconocido toca el timbre de los Clark's.

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⏰ Last updated: Dec 23, 2017 ⏰

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TurquesaWhere stories live. Discover now