Una Navidad Desastroza

1.4K 104 354
                                    


Dedicado con cariño a la amiga que me dió la inspiración para crear esta idea y a todo el resto del fandom

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Manuel tenía la familia perfecta.

Así lo pensaba todo el mundo. Su esposo, Martín, había sido su amigo de la infancia, su compañero en el colegio y su novio por más de siete años llenos de romance, antes de proponerle compartir su vida con él por toda la eternidad. Su matrimonio, aunque muy temprano, les había traído toda la dicha y felicidad que alguna vez habían soñado, y cualquiera que los viera juntos no podía más que notar que eran la pareja más enamorada que alguna vez hubiese existido.

Juntos habían comprado una casa bonita, ni muy grande ni muy pequeña, y la habían decorado a su gusto. La cocina era grande y moderna, la sala de estar lo suficientemente amplia para acomodar a todos sus amigos, el comedor del tamaño perfecto para invitar a sus respectivas familias, y el jardín estaba lleno de flores y tenía un árbol grande que les daba la combinación perfecta de sombra y luz. Además, Manuel había conseguido todo un cuarto para armar su oficina y guardar sus cajas y cajas de libros, y Martín tenía un patio perfecto para organizar todos los asados que deseara. Era el hogar perfecto para una familia de recién casados sumamente contentos.

Cuando la casa empezó a hacérseles grande el primer paso fue adoptar un cachorrito adorable que terminó transformándose en pocos meses en una gigante ráfaga dorada de destrucción. Goldie, su golden retriever, aunque hiperactivo y torpe, les había regalado mañanas llenas de diversión y tardes de ser arrastrados por el parque sin control alguno. Y aunque aún era difícil que las pantuflas y cojines sobrevivieran más que una semana, o que no terminara rompiendo todo lo que le llamara la atención en la casa; la forma en que saltaba de alegría cada vez que Martín entraba por la puerta, y como se recostaba pacientemente a los pies de Manuel mientras este trabajaba en su computadora, era suficiente para entibiarles el corazón. En resumen, era un perro tan amoroso, juguetón y leal que no podían evitar amarlo, soportando todos sus desastres con una sonrisa en el rostro. Pero los corazones de Martín y Manuel demostraron una vez más ser lo suficientemente cariñosos como para albergar más espacio, y luego de un par de años la casa volvió a quedarles grande a los tres.

Su nueva bendición, Carlitos, era el niño más dulce del mundo. Rubio como Martin y de ojos castaños como Manuel, había llegado hace casi un año a sus vidas luego de largos meses de pruebas psicológicas, papeleo interminable, trabas burocráticas y libros de paternidad; y los había embrujado inmediatamente con sus sonrisas sin un par de dientes, y sus abrazos apretados, y su fascinación por jugar fútbol con "papá" y escuchar leer a "papi". Prueba de su inmenso amor hacia su niño era el refrigerador lleno de dibujos, la sala de estar llena de fotos, y el niño sano y feliz que crecía bañado en besos y risas. Y aunque no siempre todo era absolutamente perfecto, y una que otra pelea o alguno que otro desastre de Goldie venía de vez en cuando, ninguno podía negar lo absolutamente satisfecho que estaba con su pequeña familia llena de amor y afecto.

Sí, Manuel, Martín, Carlitos y Goldie eran la familia perfecta a ojos de todo el mundo, menos de una persona.

La señora Nevada, la trabajadora social de espaldas anchas, moño engominado y mirada severa que venía todos los meses a comprobar cómo iba el proceso de adaptación de Carlitos a su nuevo hogar, era probablemente la única persona en el mundo que tenía algo que decir en contra de la familia de Manuel. Callada y observadora, llegaba sagradamente los 15 de cada mes a las diez de la mañana a visitar la casa, y exigía todos los 28 que llevaran a Carlitos a su oficina para hablar con él en privado. Y aunque Manuel hacía todo lo posible por convencerla (y Martín también, siempre que la visita tocaba un feriado o durante el fin de semana) de que su hijo era feliz, que le iba muy bien en el colegio y tenía muchos amigos, que era muy querido por la familia y amigos de ambos, que lo ayudaban con sus tareas, le llevaban a actividades culturales, a hacer deporte, al cine, al circo, a cumpleaños y a controles regulares de salud; la mujer solo lo miraba con expresión indescifrable, garabateaba un par de cosas en su libreta y anunciaba que los volvería a visitar el próximo mes.

Una Navidad DesastrozaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora