❅ ᴘᴀʀᴛᴇ ɪɪ ❅

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Abrí los ojos y miré directamente el aniñado rostro de ChanYeol.
Se le veía plácidamente dormido. Tranquilo e incluso sonriente, a pesar de su inexpresividad.

Dirigí la mirada hacia el reloj de pared que colgaba frente a mí y mi corazón se aceleró. Era tan tarde, que no sabía qué excusa podría dar a mis compañeras de piso. Solía desaparecer en plena noche, pero nunca regresaba antes de las once del día siguiente.

Me quedé pensativa por un momento.

«—Si nunca tengo problema en quedarme aquí a dormir, ¿por qué hoy sí? —»

Asustada por la extrañeza de mis sentimientos, centré de nuevo la atención en mi compañero de cama. Permanecí mirándole, lidiando con el nudo desarticulable de mi estómago. Algo ocurría en mi interior.

Me sentía reacia a permanecer con él.

¿Cómo era posible que antes de cerrar los ojos, sintiese que podría morir y aun así sentirme dichosa y nada más abrirlos pensar todo lo contrario?

Deslicé los dedos por su cálida mejilla, y sólo sentí rechazo.
Me aparté de él, acongojada.

Recogí toda mi ropa y me enfundé en ella prenda a prenda, con una rapidez y un silencio abismales, pero mi mirada permanecía centraba en ese rostro inocente.
Me sentía culpable, pero no sabía de qué exactamente.

¿Qué había hecho tan malo como para sentirme tan sucia por dentro?

Me situé junto al relajado cuerpo de mi amigo y deslicé la gruesa manta a lo largo de su cuerpo. Acto seguido me marché.

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Pasaron aproximadamente dos semanas desde nuestro encuentro.

No cruzamos ni tan siquiera unas palabras desde entonces. Él había intentado llamarme, incluso me había mandado mensajes; pidiendo explicaciones, atención e incluso tan sólo un saludo.
Yo no cumplí con ninguna de sus súplicas. Simplemente me refugié en el calor de mi dormitorio, ignorando todo signo de vida exterior.

No encontraba una explicación, mucho menos una solución. Tan sólo sabía que verle no era correcto. No para mí.

Y era consciente de lo estúpida, inmadura, insensible y frívola que estaba siendo, pero estaba segura de que ChanYeol había dado con el motivo de mi huida antes que yo y prefería desconocer la razón antes de escucharla ser formulada por él.

¿Quizás me había entregado a él por mera confianza?
Son cosas que pasan, ¿verdad? No siempre se mantiene sexo por amor, ¿o sí?

Suspiré, confundida.

Debía ser valiente y enfrentarme a mis errores. Estaba dañándole. Lo sabía, le conozco mejor que a mí misma.
Posiblemente ahora se encontrase trabajando, sin ánimo para pasarse el día deslizando códigos de barras por el láser.

Me puse en pie y abandoné el refugio. Dejé atrás mi monotonía y salí a la calle, vestida de la forma más ridícula pero cómoda del mundo.
Me senté en los escalones de mi casa, y fijé la mirada en el parque infantil que tenía en frente. Completamente nevado a tan sólo dos días del inicio de la Navidad.

Saqué el móvil, suspirando cada pequeña porción de aire que mis pulmones podían abarcar, y abrí el menú de mensajes. Seguidamente vi su ventana de chat frente a mis ojos, y mi dedo, por mandato de mi subconsciente, inició la conversación.

"¿ChanYeol, tienes un momento?"

El mensaje de contestación llegó más rápido de lo esperado, como si él hubiese estado a la espera durante días.

"¿Dónde has estado? ¿Estás bien?"

Una caudalosa capa de lágrimas impregnó mis ojos.

Lo quería enfurecido y, en cambio, llevaba desde entonces preocupado. Ansioso por una muestra de cariño o confianza, y a pesar de ello, lo había estado tratando como a un extraño. Como a un insignificante y molesto extraño.

"¿Tienes tiempo para vernos?"

Dejé el móvil sobre mis piernas y escondí los ojos en las palmas de mis manos. Rompí a llorar tan pronto la inmediatez de su contestación fue avisada por la vibración.
Me descubrí los ojos y centré con temor mi atención en él.

"Espérame en la cafetería de siempre. Ahora te veo".

Subí a casa y me cambié de pantalones. No quería que, al verme con el pijama, se sintiese culpable por algo. Con mi desbordante culpabilidad era suficiente para ambos.

Bajé entre temblores y traspiés, caminando con tanto temor que mis piernas parecían no querer avanzar. En cuanto llegué a la cafetería contigua a mi casa, cogí aire y entré.

Me senté junto a la puerta y pedí un chocolate caliente. Posiblemente buscando desesperada un poco de consuelo. Absurdo pero útil.

En cuanto escuchase lo que tenía que decirle, sabía que se marcharía sin decir adiós, o quizás lo haría yo. No estaba segura siquiera de si sería capaz de comenzar a hablar, menos aún de mirarle. Vería dolor en sus ojos, era lo único que sabía con certeza.

Me refugié en el espesor del chocolate y los círculos que formaba cada giro de la cuchara, sintiéndome abstraída por un momento en algo que no fuesen mis dañinos pensamientos. Ni siquiera la campanilla de la puerta fue capaz de hacerme regresar y hasta que no sentí su mano acariciar la mía, no elevé el rostro.

Observé como sus dedos abarcaban mi mano en su totalidad, provocándome tanto dolor en el pecho que se me iba de las manos. No podía lidiar con el pánico que me producía pensar en mirarle. Quería huir de nuevo.

—Rosé...—.

Atropeyando la última sílaba de mi nombre, le pedí que esperase. Quería hablar primero. Debía hacerlo. Sólo necesitaba unos segundos más de silencio.

Alcé el rostro y aparté la mano de la suya, quizás con cierto desprecio. No estaba segura.

—ChanYeol...— cogí aire con profundidad, mirándole con rudeza— Vamos a pasar un tiempo sin vernos—.

El silencio se apoderó de la situación con tanta intensidad, que me superó. Aprecié su rebosante dolor a través de su mirada y su entrecortada respiración y supe de inmediato que mi presencia sobraba.

Saqué unas monedas de mi bolsillo, las dejé sobre la mesa y puse punto y final a todo; salí de allí, temblorosa y sollozante.

La única conclusión a la que había sido capaz de llegar sentada en la silla de aquella cafetería, era que en ningún momento él había dejado de ser importante para mí. Nunca había dejado de ser mi mejor amigo, nunca había pasado a ser más o menos, simplemente mi mejor amigo, y ese era el verdadero motivo de tanto dolor y culpabilidad.

Él sentía cosas que yo no tenía intención de sentir y tampoco de corresponder.

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✎_ A decir verdad, este two shot empezó siendo un one shot hará cosa de un año.
Lo perdí y tuve que reescribir toda la primera parte, así que le tengo un amor bastante grande, aunque posiblemente entre dentro del gran libro de los clichés de Wattpad.

Aun así espero que lo hayáis disfrutado hasta el final y que en cierto modo, lo sufráis como yo lo he sufrido mientras lo imaginaba y escribía (pobrecitos míos ㅜㅜ), ay.

  ✎_  Para seguir, ¡Feliz Navidad a todxs!
Deseo que lo paséis muy bien y que recibáis muchos regalos, aunque el mejor regalo, de seguro, será la compañía. ❤

Sтαy wιтн мe   ❅ тwo ѕнoт  「 ᴄʜᴀɴʀᴏsᴇ́  」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora