{and tell me you love me.}

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Ellos habían despertado esa mañana por los constantes gritos de alegría de su hija de seis años, Ophelia. La niña de rizos chocolate estaba tan contenta por la fecha que era, mientras sus padres gruñían molestos al mismo tiempo que se levantaban de la cama; Harry teniendo más dificultad debido a su gigante vientre de casi nueve meses.

"¡Es noche buena!" Chilló la niña antes de abalanzarse sobre su padre alfa. "¡Feliz cumpleaños, papi!"

A pesar de estar somnoliento, Louis le devolvió el abrazo a su hija, envolviéndola en su aroma que desprendía feromonas de felicidad.

Habían hecho su rutina habitual; el alfa tomaba una ducha mientras su omega se cepillaba los dientes, siempre haciendo insinuaciones sexuales de bañarse juntos si él no fuese tan vago de preferir las duchas en la tarde que a las siete de la mañana. Louis vestía su elegante traje y le pedía ayuda a Harry para ajustar su corbata a pesar de saber cómo se hacía. Él solo adoraba ver a su hermoso omega tan concentrado en la corbata.

"¿En serio tienes que trabajar hoy? Necesito ayuda con la decoración para la fiesta de esta noche." Decía el ojiverde con un puchero en sus rosados labios, colocando ambas manos en el fuerte pecho de su alfa una vez terminó de ajustar la corbata.

"Le puedes pedir ayuda a los chicos, Hazz, hoy necesito entregar unos informes y hacer un memorándum del proyecto que realizó la agencia aliada a la empresa, prometo no tardar mucho y volveré antes de la cena." Louis miró hacia abajo para encontrarse con los ojos color esmeralda mirándolo ensimismado y llenos de súplica. "Te amo bebé, pero sabes cómo es mi jefe."

Harry hizo una mueca, el jefe de Louis era un total idiota. Poco después de que el mayor lo mordiera, su jefe, un alfa engreído, se la pasaba coqueteándole en las fiestas y reuniones en las que el omega decidía acompañar al que ahora es su alfa. Lo peor de todo era que el jefe de Louis ya tenía una omega, pero eso no parecía importarle a ese viejo de cincuenta y tantos años. Después de que se enlazara con Louis, su jefe comenzó a hacerle la vida imposible desde entonces.

"Lo odio con mi vida, no sabes cuánto." Se quejó Harry ahora con una total cara de molestia. Louis sonrió enternecido y besó los labios del omega sacándole también una sonrisa. "Prométeme que estarás aquí para las seis y media, Lou."

"Lo prometo, Hazz."

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4:30 PM.

Todo era un caos en la cocina, Harry estaba cubierto en salsa bechamel y Niall tenía el extintor en sus manos intentando apagar el fuego que salía del horno.

"Está bien, tal vez no fue buena idea dejarlo más tiempo de lo normal." Dijo el rubio alfa una vez apagado el fuego. "Lo bueno es que ese pavo estará crujiente." Intentó bromear, pero el rostro del rizado mostraba que no le daba absolutamente nada de risa.

"¡Pasé toda la mañana preparando ese pavo y lo arruinas con tus estúpidas ideas!" Chilla Harry dando vueltas en la cocina. "¡Dios! ¡Tengo que pedirle a mi madre que prepare el pavo de emergencia y lo traiga!" Siguió chillando al mismo tiempo que salía del cocina en busca de su celular.

Niall era el alfa más torpe que Harry pudo haber conocido, de verdad.

El omega estaba que echaba humo por las orejas, pero todo ese enojo desapareció al abrir la puerta de la sala y ver su pequeña hija decorando la sala junto con los otros amigos suyos. Liam, un alfa, sostenía a la pequeña en sus brazos para que lograra pegar las luces en la parte superior de las paredes, justo en la esquina entre la pared y el techo. Al mismo tiempo, Zayn, el omega del castaño, encendía la chimenea para agregar cierto calor abrazador que hacía falta en el lugar.

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