Capítulo Único

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Dedicado a Hina55

El sol se filtró por las ventanas dando de lleno en la cara de un durmiente castaño. Tsunayoshi hizo un gesto de molestia, gimió inconforme y trató de ocultarse bajo las cobijas. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no podía moverse, pues algo le retenía de la cintura. Estando algo más despierto, levantó las cobijas para revisar, sonrió tiernamente ante lo que encontró. Su esposo estaba dormido aún, abrazándole posesivamente por la cintura y usando el vientre ajeno como almohada.

Extrañamente en los últimos días Hibari Tsunayoshi despertaba con su alfa en la misma posición, cuando normalmente a esa hora el pelinegro ya le habría despertado. No se quejaba, era una agradable forma de despertar; aunque no podía negar que extrañaba ser despertado con besos en el cuello, normalmente, justo donde estaba su marca.

Sus mejillas se encendieron al pensar hasta donde solían escalar esos besos en ocasiones (principal razón por la cuál Reborn ya no le despertaba, era vergonzoso recordar ese incidente). Sobre todo cuando Kyoya regresaba de largas misiones que, con todo el dolor de su alma, tenía que encargarle como 10mo Vongola. Hizo un puchero. ¡¿Por qué tenía que ser Kyoya el guardián más fuerte que tenía?! Por culpa de eso a veces tenía que enviarlo lejos hasta por un mes entero.

Suspiró resignado y agitó la cabeza para deshacerse de esos pensamientos que sólo le deprimían. Después de todo no podía siquiera quejarse del jefe de su esposo como un omega normal; estaría quejándose de sí mismo, lo cual era estúpido. Mejor se concentraría en el hecho de que Kyoya estaba allí justo en ese momento y que todo en la mafia parecía estar tranquilo, bueno o lo que se podía considerar como tranquilo en su mundo, que ya era algo. Eso significaba que Kyoya no tenía que ir a ningún lado.

Sonriendo feliz ante ese pensamiento, quitó las cobijas por completo y acarició el azabache cabello de su esposo. Depositó un dulce beso en las negras hebras y bajó sus caricias al cuello del alfa, justo donde estaban sus glándulas de esencia. Ronroneó complacido cuando el aroma a limón y hierbabuena inundó el ambiente. Otra cosa curiosa es que, recientemente, Tsunayoshi no podía dejar de oler la esencia de su esposo por más de cinco minutos o se empezaba a poner ansioso. Era una sensación rara, como si estuviera muy vulnerable sin su alfa cerca. Había llegado al punto de que necesitaba llevar algún objeto con la esencia de Kyoya, pues la marca de esencia no era suficiente.

Sin embargo, no le había tomado mucha importancia al tema, supuso que se trataba de una respuesta biológica al estrés que estaba soportando por las negociaciones que se estaban llevando a cabo con una poderosa familia mafia rusa. Hoy finalmente sellaban el acuerdo. Eso le recordó que tenía que levantarse, aún si lo único que quería era quedarse en su cama abrazado a su esposo. Suspiró con pesar y empezó a acariciar la mejilla del pelinegro.

- Kyoya.- Le habló con cariño.- Tengo que ir al despacho, ya no tarda en venir el jefe de la familia rusa.

Normalmente le habría dejado dormir un poco más, pero Kyoya había estado con una actitud mucho más territorial de lo normal, así que no podía dejar que un extraño entrara a la mansión sin que su alfa tuviera conocimiento de ello si quería que el invitado saliera en buenas condiciones. No quería repetir el incidente de la semana pasada.

Había tenido una junta con una familia aliada para aclarar ciertos puntos de un proyecto que estaban llevando a cabo. Kyoya irrumpió a media reunión y mordió hasta la muerte, casi literalmente hasta la muerte, al jefe de la otra familia por "entrar en su territorio sin aviso" y encima abrazar al castaño. Afortunadamente, susodicho jefe era Dino Cavallone y la situación no pasó a mayores, pero podría haber escalado a una muy mala situación de haber sido otra persona.

La Mejor Sorpresa Navideña (Omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora