Hermanas

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Hola a todos y gracias por leer, bueno hoy les traigo un capítulo demostrando que solamente nos tenemos a nosotros mismos para continuar.
La canción de arriba pues me inspiró para escribir.
Recuerden, la historia es completamente mía y los personajes de la llamita asesina (Hajime Isayama). 😍😵😘👌

Mil disculpas por demorar bastante en actualizar, pero han pasado muchas cosas: viaje, desamor, problemas, etc. Que perjudicaban demasiado mi inspiración  :'v... gracias a Dios que me cuida y sobretodo a ustedes por animarme a que continúe es que he vuelto y les prometo no fallarles más  T.T sólo por ustedes continuaré. :'c. Gracias por todo  y sobretodo a ti Yohanita 😍  :'3

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Desperté con una pesadez terrible, como si mi cuerpo estuviese relleno de iridio; el metal más pesado de la tierra.
Mi habitación se hallaba completamente iluminada, la luz ingresaba con intensidad, combinada de una brisa por los ventanales y puerta de mi alcoba.
Me parecía muy raro el sonido que transmitía el televisor, sonaba de manera distinta a lo que comúnmente solía oír, siendo el responsable de sacarme de mis sueños.
- No puedo creer que me hubiese quedado dormida, con tantas cosas que ya tenía pendiente por hacer-, me decía a mí misma, moviendo por inercia mi mano hacia mi cabeza, para sobar las pequeñas punzadas.
- Mejor me doy prisa o Nanaba llegará en cualquier momento y se molestará demasiado- Comencé por buscar mi celular. Pero no se hallaba en el sitio que siempre lo acostumbraba dejar, que era bajo mi almohada.
Empecé a preocuparme por la ausencia del dispositivo.
¿En dónde diablos está?, busqué por doquier, hasta debajo de la cama. Pensaba que tal vez se hubiese caído por lo revoltosa que era al dormir, pero nada.
Analicé nuevamente la situación y obviamente llegué a la conclusión de que alguna de mis hermanas había tomado el móvil, ya que querían controlarme más por el daño que había hecho.
Me levanté, introduciendo mis pálidos pies dentro de las pantuflas para ir a enfrentar a mis mayores para que me devolvieran lo que me habían arrebatado.
Ya que invadían mi privacidad con tan sólo tener el aparato entre sus manos.
Rápidamente mis ojos se encontraron con la silueta de Nanaba; mi hermana mayor y luego Petra hizo presencia en el lugar.

- Devuélveme el celular- le reclamé a la más mayor con bastante seriedad. Petra observaba a unos metros con demasiada tristeza y molestia, ya que no era común que enfrentara de ese modo a mis hermanas y mucho menos a Nanaba.
Debido a que siempre demostraba ser una buena señorita, con una excelente reputación para no levantar prejuicios ante los demás. Pero todo eso quedó tachado a causa de mis decisiones, decepcionando por completo a mis hermanas, amigos y conocidos.
- Mikasa, no te lo devolveré- dijo nanaba.
- ¡¡¡devuelvemelo, porque no es tuyo!!!- le levanté la voz.
Ambas hicieron expresiones de extremo disgusto y la rubia mayor se giró para traer el dispositivo. En cambio la pelirroja la seguía con la mirada.
- Eres una niña cuando te conviene - fue lo último que dijo Nanaba depositando con brusquedad el móvil sobre mi palma.
Sus miradas eran como puñaladas por la rebeldía que comenzaba a demostrar últimamente según ellas.
Lo único que buscaba de parte de ellas era comprensión, consejos, aceptación, pero nada. Mas bien, todo lo contrario.
M

e dirigí hacia mi habitación para alejarme de ellas, detestaba que me vieran llorar. La rabia y la depresión comenzaban a apoderarse nuevamente de mí.
Lo mas decepcionante es que solamente contaba con ellas como familia, ya que mis padres partieron de este mundo hace muchos años atrás.
Esperé una hora para calmarme y luego volver para ayudarlas con el almuerzo, pero sólo encontré a Petra. Nanaba había salido, me sorprendía la aptitud que demostraba Petra por mi presencia.
- ¿En qué te ayudo?- pregunté.
-¿ Qué cocinaremos?- volví a preguntar, pero solamente silencio total.
Mis preguntas eran recibidas por el viento, porque la pelirroja las ignoraba por completo.
Nisiquiera una mirada, la ley del hielo otra vez, era muy típico de ella cada vez que se molestaba conmigo y en ese momento no me parecía nada justo, debido al problema que había atravesado hace unos días.
-¡Deja de ignorarme!- le grité.
- ¡Dime que hacer porque quiero ayudarte!- le pedí.
Pero nada, ella no suele ser así. Siempre fue tan dulce, amable, bondadosa. Pero la gravedad de mis actos le afectó demasiado. Demostrándome su peor arma, el rechazo de quien consideras tu mejor amiga y hermana es una herida letal, envenena el alma, te mata lentamente.
De pronto noté un pizca de atención luego de los gritos.
- ¿Quiéres que te dirija la palabra luego de que haz perdido mi confianza?- respondió.
Eso fue un golpe bajo, me sorprendió lo que dijo, acompañado de un tono sumamente frío.
Pero en su rostro reflejaba unas ganas de llorar, pero se hacía la fuerte ante mí. Pero sabía muy bien que en el fondo se quebraba en mil pedazos y yo solamente la observaba en completo silencio. El nudo en mi garganta me impedía hablar para remediar algo, pero nada. La garganta me había traicionado otra vez y me volví completamente muda.
- ¡No me hables, tu ya no eres mi hermana. Mi hermana no es ninguna puta!- fue lo último que soltó y luego me dió la espalda para dejarme sola en la cocina. Sabía bien que necesitaba alejarse de mi para tomar aire y reponerse por la desagradable discusión.
Regresé a mi habitación y lo primero que tomé fue la mochila para comenzar a meter ropa, documentos y otras cosas personales. Tomando al fin una decisión de manera muy improvisada, y todo el dinero que había ahorrado en años.
Me encaminé hacia la salida y a lo lejos noté a Petra muy sorprendida, pero a la vez paralizada por la mochila en mis hombros y las ganas de marcharme.
Salí lo más rápido que pude, sentía mucho miedo en ese momento de toparme con Nanaba o de que Petra quisiera detenerme pero no sucedía nada, no comprendía de donde había sacado el valor para huir de mi hogar, nunca antes lo había hecho, en ese momento mi mente se iluminaba para que yo accionara de manera tan rápida. Para deshacerme de la agonía que padecía por la depresión cada día.
Una vez fuera de casa, las calles estaban muy iluminadas, era muy extraño el resplandor... una voz a lo lejos me comenzaba a captar mi atención, pero me era algo difícil de entender lo que decía, sonaba de manera algo distorsionada. Volví a sentir nuevamente los ojos sumamente pesados y esa voz...tan masculina y protestante, cada vez más fuerte y entendible... la cabeza empezó a dolerme, el dolor se me hizo algo insoportable acompañado de el llamado de aquella voz, mis rodillas se doblaron, provocando que llegaran al suelo y con mis manos sujeté mi cabeza como si eso fuese a deshacerme de la terrible jaqueca.... de repente.

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- ¡Despierta de una vez!-
Me dijo Eren.
Heché un vistazo a todo mi alrederor, y me centré en esos grandes y bellos ojos verdes, con una expresión de muy pocos amigos. Tenía un suero y vendada la cabeza, me dolía todo, hasta pensar producía jaquecas.
- ¡¿Maldición en qué mierdas estabas pensando para irte del apartamento a esas horas? Y lo peor es que ni el móvil llevaste!, ¡ Te he llamado como unas cien veces!-
Continuó.
Mis ojos comenzaban a asimilar el momento, todo había sido un sueño, pero... ¿porqué recordar todas esas cosas tan desagradables y justo ahora?.
Y ahora encontrarme a Eren, era lo que me faltaba.
- Dime la verdad, ¿todo lo que me dijieron los oficiales es completamente cierto?-  Su mirada era muy sería y sus palabras muy duras como siempre.
-¿ O solamente inventaste todo eso porque en realidad fuiste a revolcarte con tus amigos?-
Como siempre, la confianza y el respeto faltaban ante los diálogos  con Eren.
- ¡ Deja de decir estupideces, que poco me conoces luego de convivir juntos tanto tiempo!-
Siempre buscaba provocar mi íra, nunca podía estar bien con el, como si buscara la forma de alejarme de él. Los problemas con el nunca faltaban, sus chistes negros y el desprecio me eran ya de costumbre siempre que estaba a lado mío.
Una especie de amor-odio diría yo, o el simple hecho de que era una persona sumamente dependiente y sumisa. Por la cuál opté por aferrarme a el sin importar el mal trato que me demostraba.
- ¿Si tanto piensas eso de mí para qué viniste?- le pregunté
- Porque eres una mujer inútil, que sólo busca problemas y no puede hacer nada sola- . Eso es lo  mejor que conocía de mí y me dolía demasiado.
- No necesito de tu ayuda Eren, si lo estás haciendo por obligación, mejor no, luego dirás que es por mi culpa te estás perjudicando en el trabajo o los estudios-. Las lágrimas querían hacer presencia en el lugar, pero la rabia que sentía las impedía.
- Bueno como quieras, me voy  tengo cosas más importantes que hacer- fue lo último que respondió antes de abrir la puerta de la blanca habitación del hospital.
Sobre la cama me encontraba sentada, agaché mi cabeza, mirando la fina sabana que cubría mis piernas, las lágrimas comenzaban a humedecer la tela.
Ya nada es como antes, y veo que todo va de mal en peor.
-¿ Porqué pierdes el tiempo con ese idiota?-  me preguntó aquel hombre que imgresaba lentamente a la habitación, con el cual compartí un agradable té de Oolong.

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Buenas y mil disculpas por no haber actualizado hace muchooo 😅😢😖😭😐 pero ya saben, a veces uno se desconecta del mundo y peor de la escritura. Prometo ya no fallarles y espero que sea de su agrado este capítulo  y perdonen mi ausencia.
Tenía que actualizar anoche pero me dormí  😣😅😶😆 pero ahora siii nos vemos y en estos días subo otro bye 😂😘😘😘😗😘👌

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2018 ⏰

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