.
i.
Un nuevo día comienza con el dulce suspiro de Todoroki, seguido de un improvisado desayuno con cerezas de por medio. El templo donde vive está tranquilo, lógico, es día de semana y demasiado temprano para ir al colegio, pero le gusta levantarse temprano.
Una vez termina su pequeño desayuno, se enfunda con el uniforme del templo dispuesto a iniciar sus labores, debe barrer las hojas, encerar el piso y muchas cosas más. Quiere estar libre por la tarde, su corazón presiente que será un gran día.
Además, aún no sabe nada de él. Ha faltado los últimos días, era viernes y su última oportunidad para poder apreciar de cerca el fuego de sus ojos. Aprieta la escoba entre sus manos, sintiendo las mejillas calientes.
Si Dios pudiera leer su mente, sería un pecador de primera.
ii.
"Es la primera vez que me siento así".
Lo ha visto durante toda la jornada escolar, no puede apartar su mirada de niña enamorada de él. Le gusta cómo su cabello está siempre revuelto, el que no use la corbata asignada y tenga desabrochado los primeros botones de su camisa blanca. Para escándalo de su mente pura, también le gusta cuando sube los pies sobre el pupitre y sonríe de lado, con esa maldad que tanto le encanta.
Está siendo consumido por el mismo demonio, pero no le importa. La ligera maldad en el ocaso de la mirada de su amor platónico es perfecta, porque no es una maldad como la Biblia dice; no lastima, no duele, no deja heridas. Es una maldad seductora, algo a lo que ningún mortal puede resistirse.
Adán tampoco se resistió a la manzana prohibida, se recuerda.
iii.
Lo ha ignorado aun cuando sus caminos se cruzaron por azares del destino, pero Todoroki sabe muy bien que aquel no era el autobús que el rubio debe de tomar para ir a su casa, que está en Shizuoka, sino que el que está en la otra manzana, pero no objeta ni opina nada. Está teniendo la suerte de compartir los últimos minutos del viernes con él, quizás Dios lo había oído al fin.
Su corazón palpita con la fuerza de caballos de carrera cuando sus dedos, por accidente, casualidad o plan del afortunado destino, se rozan en una especie de caricia tímida. Al principio no duda en abrir la boca para disculparse, pero queda mudo cuando él decide tomar dos de sus dedos entre los suyos. Va a desmayarse, tendrá un ataque cardíaco, ya está visualizando su funeral, porque Todoroki no podía tener tanta suerte en un bendito día.
Pero nuevamente el destino hace de las suyas, y el rubio murmura algo que no logra escuchar; sea porque habló muy bajo, porque el ruido –inexistente- de los autos cubrieron su voz, o porque está siendo besado por la persona que menos espera, pero que más desea. Piensa que sus labios son cálidos, pero no una calidez dulzona como la de los chocolates. Se corrige cuando pasan más de tres segundos con los labios juntos. Tiene un sabor único, no puede compararlo con nada que ha comido antes.
iv.
Entonces el ruido del autobús lo saca de su ensoñación, la gente no puede ver al chico bueno del templo besándose con el chico busca pleitos de la escuela.
"Oye, Dios, conviérteme en un chico malo".
Atina a mirar por la ventanilla con la mano cubriéndole los labios, evitando que los pocos pasajeros notasen la presencia de maldad sobre ellos. O más bien, intenta que sus labios estén protegidos, sellados. Quiere conservar la calidez que está inundando su cuerpo, especialmente en su estómago. Ha escuchado de las tiernas mariposas que aletean en aquel órgano, pero jamás oyó hablar del zoológico de emociones que lo están machacando. Y la cereza del pastel es la ladina sonrisa que el rubio le dedica como despedida.
ESTÁS LEYENDO
Bad boy | BakuTodo.
أدب الهواةLos niños buenos no se juntan con los chicos como el rubio, es una ley que la vida, y los estudiantes, se encargaron de crear y de respetar. {Portada realizada por @SquadBNHA, adm Mineta}