Avistamiendo

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//Ah esto comenzó queriendo ser un cuento, puede que para algunos lo sea y para otros no pero seguro que hay algo bueno entre tantas letras :) Para ser sincera esta idea salió el mismo 25 por la noche y aquí está.//

En un mundo donde la navidad había perdido espíritu, estaba él!

TATA! Un adorable viajero del espacio!

Dispuesto a devolver el espíritu de la navidad a los habitantes de aquel planeta lleno de humo negro que acechaba las sonrisas de los niños, cubiertas por mascarillas. Mascarillas de todos los colores y diseños, o eso fue lo primero que vio el pequeño TaTa al aterrizar en lo que dedujo que era el planeta tierra, bueno esa es una pequeña mentirijilla. TaTa solo se fijó en las mascarillas pero lo primero que vio fue a los seres humanos. Muy distintos a él y entre ellos; había grandes y pequeños, altos y bajos, con el cabello largo o corto, con las orejas puras y muchos otros con vacíos o adornos de metal en ellas, también hacia distintos colores...en todo, cabello, ojos, piel, ropa, paisajes, animales. Los humanos y su planeta sorprendieron al pequeño náufrago del espacio, nunca espero encontrar tanta variedad en un solo sitio y pronto descubrió que a pesar de ser distintos y tener distancias, fronteras, lenguajes distintos, culturas contrarias y hasta ídolos a los que admirar diferentes...los humanos tenían el mismo afán y propósito! Todos y cada uno, o al menos la mayoría, se movían como un enjambre de abejas. Zumbando con ruido que no dejaba tranquilo a los más sensibles. TaTa los veía entrar y salir en cantidades de edificios, siempre entraban sin nada en las manos y salían con grandes bolsas en ellas. Y como era de esperar el pequeño no terrícola sintió una profunda curiosidad.

¿Que era aquello que todos hacían?

Desde lejos observaba a las distintas personas. Oh, ahí! Un hombre rubio riendo acompañado por otro con el cabello rosa, los vio entrar a un edificio grande con pantallas en su ínter como las que había en su querida VAN. Para su sorpresa salieron con rapidez, cargando una gran caja en la que estaba escrito TV, había  otra mucho más pequeña que reconoció como el aparato que cada humano tenía. TaTa no sabía para que eran pero supuso que seguro eran muy útiles y importantes. Nadie se separaba de ellos. Oh, rápido! Por allí!

Esta vez TaTa vio como dos humanos con las mismas características biológicas se besaban, hasta ahora el pequeño curioso solo había visto ese comportamiento entre seres distintos, se sintió extrañado pero al ver la alegría con la que uno de ellos abrazaba al otro comprendió al instante que estaba bien, ser feliz no podía ser incorrecto. TaTa pronto compartió aquel nuevo cálido sentimiento al enterarse que la pareja se había comprometido en amor eterno, compartían unos bonitos adornos en sus dedos y el más alto de la pareja no podía dejar de sonreír. Bueno, ninguno podía pero TaTa vio en esa sonrisa luz propia. Pero...TaTa también vio como al rededor aquellos dos había gente disimulando disgusto. Se entristeció de que no fueran capaces de compartir la felicidad de la pareja.

Con una mueca en la cara TaTa siguió observando la ciudad y entre la gente encontró otra clase de disgusto.
Había personas sufriendo frío en el suelo cerca de las entradas de los bancos, niños robando entre el calor de la gente que se reunía en las iluminadas ferias, ancianos rebuscando entre las sobras de las grandes cenas que se llevaban acabo en los restaurantes. Pero nada superaba aparentemente a aquel chico o mejor dicho chicos, cada uno tenía un disgusto en particular. El más bajito reflejaba tristeza en sus ojos cansados, mirando a sus dos hermanos. Uno de ellos muy pequeño a comparación del otro, llorando y chillando con desesperación por un aparato luminoso que se encontraba tras un escaparate. El tercer chico estaba enfadado, con una cara que ahuyentaba a las personas que se detenían a mirar.

TaTa esta vez se preocupó, ¿era posible que una pérdida pequeña afectara tanto? El niño lloraba sin parar y ni si quiera se detuvo cuando se lo llevaron a rastras.

Navegante de estrellas ~ BT21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora