Prólogo: Destinos separados.

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Siempre había admirado aquella belleza desde lejos, nunca, en toda su faceta secundaria ni universitaria se había atrevido a dirigirle una palabra o un simple saludo con la mano siquiera. En ciertas ocasiones disfrutaba de tenerlo un poco más cerca o incluso de chocar con él, cuando ambos salían del taller de artes, clase complementaria que compartía con aquel chico de ojos expresivos.
Cada vez que dibagaba en sus pensamientos más íntimos, se preguntaba cómo sería el tacto de su piel, de sus manos, o... de sus labios, e incluso a veces sentía como su imaginación volaba y creaba imágenes no tan apropiadas para el conocimiento del común de la gente. La sola idea lo ponía mal, le causaba una sonrisa de oreja a oreja que por lo general no borraba en todo el día, causando en sus amigos una pequeña extrañeza, e incluso a veces, el deber de cuidar que no chocara con alguna pared.

Un día, mientras el moreno buscaba inquieto en la puerta principal del taller de arte la presencia de aquel chiquillo, su corazón se detuvo ante la imagen del muchacho siendo escoltado por un sujeto de estatura alta, bastante para su gusto, cabellos rubios y sonrisa brillante. No puede ser, pensó para sí mismo aquel día en que sus ilusiones se detuvieron y su corazón pareció quebrarse.

Con el paso de los meses y del año universitario se pudo percatar de que el pequeño ya no estaba tan solo como antes, que habían más chicos quienes le acompañaban y que entre ellos estaba el popular y ricachón, Yifan.
Wu YiFan o Kris, como gustaba que lo llamaran, era un joven arrogante, seguro de sí mismo y extremadamente molestoso, o al menos así lo describía el moreno, quien no lograba formar una buena imagen del novio de su primer e imposible amor. A veces lo veía coquetear con las muchachas durante los recesos o cuando el bajito no asistía a clases. Habían ocasiones en que lo había oído teniendo quién sabe qué con quién sabe quién, en el baño, e incluso un pequeño encuentro en donde el moreno no había salido bien parado de ello.

-Te lo advierto... Ni una palabra de esto a nadie morenito, o bueno... no falta decir qué sucederá, ¿no?

Su sonrisa, esa sonrisa triunfadora lo desesperada, era insoportable. Realmente no sabía cómo es que existía un hombre que teniendo a tremendo chico a su lado, lo engañaba con más de la mitad de la universidad, por decir algo poco.

× × ×

Pasaron los años y con esto, JongIn parecía ya haber olvidado a su, "amor platónico", como él mismo lo había nombrado una vez que notó que las posibilidades con el chico eran absolutamente nulas. Sus destinos se habían separado.

Como todos los días, estaba en los salones de su academia de baile, una academia sencilla pero pintoresca, que no tenía nada de qué envidiarle al montón de academias de actuación que lamentablemente habían decidido taparle la luz del sol en aquella calle del centro comercial. Aunque eso no era un problema, sabía que hoy en día lo que vendía y estaba de moda era la "actuación", cosa que no le preocupaba, pues aún conservaba sus alumnos y alumnas intactos, y es que cuando se ama el baile verdaderamente, ni una moda puede corromper tus sueños y deseos más preciados.

En el segundo piso, limpiando los vidrios del salón de danza, subido en una pequeña escalera, estaba nuestro moreno, vestido de un buzo negro y polera azul que acentaba su cuerpo de manera perfecta y limpia. Fue ahí cuando lo vio, caminando despreocupado y sonriente, con aquel bello rostro que parecía intacto después de tantos años. Su sorpresa parecía desbordar su rostro y cuerpo, tanto así que casi había perdido el equilibrio de no ser por su mejor amigo y socio, Lee TaeMin.

ㅡ¡Hey, cuidado!, pudiste haber sufrido un grave accidente, ¿a caso no te das cuenta de q...ㅡ. El chico trataba de estabilizar el equilibrio del moreno, siendo interrumpido al instante.
ㅡMira... Ahí, es... es él.
ㅡ¿"Él" quién, de qué estás hablando JongIn?ㅡ. TaeMin volteo su cabeza hacia el lugar donde la vista de su amigo parecia haberse perdido, no pudo evitar que una sonrisa traviesa se formara en sus labios al notar el torpe actuar y la causa dd éste. ㅡVaya... quién lo diría, ¿eh?
ㅡ¿Ah?...ㅡ. El chico volteo hacia su amigo, borrando de inmediato aquella sonrisa torpe e idiota que llevaba. ㅡ¿Por qué... me miras así?
ㅡPor nada... solo, no lo sé, hace tiempo no te veo así por alguien y es bastante gracioso que sea por el mismo chico, ¿no crees?
ㅡJa ja, no digas tonterías... no estoy "así", ni sé de qué hablasㅡ. Renegó, dejando el paño, con el que limpiaba el vidrio, sobre la escalera. ㅡUmh~ ¿crees que siga con aquel hombre?
ㅡ¡Aja!ㅡ. Lo apuntó con su dedo indice, riendo por el comentario del menor. ㅡNo lo sé, la verdad es que cuando egrece de la universidad no volví a saber de ese par... Ni de nadieㅡ. Se encogió de hombros y rió, tomando asiento a un lado del moreno, en el suelo.
ㅡ¡Ah!, olvidalo, no tiene caso hablar de eso... además, solo fue una coincidencia haberlo visto... Sí, eso.
ㅡAmm... Yo no diría esoㅡ. Taemin estiró su cabeza hacia arriba y pudo notar la silueta del bajito cruzando la calle. ㅡUh~ acaso... ¡AH!, JongIn... ¡JONGIN ESTÁ ENTRANDO A LA ACADEMIA!
ㅡ¿Quién, de qué hablas?...ㅡ. El moreno lo miró extrañado, su amigo muy rara vez reaccionaba así. Está, bien, era expresivo, pero nunca a tal punto.
ㅡK..KyungSoo, entró a la... a la... ¡ACÁ!

« STAY WITH ME »  ➺ KAISOO || EXO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora