•La lluvia en el que te encontré•
Estaba con Shoma andando por un camino. Desde que bajamos en la parada del tren, nos la habíamos pasado andando por un barrio sin detenernos. El barrio era bastante tranquilo. Al ver el lugar a donde nos dirigíamos, no pude evitar conmoverme al ver una tienda amarillo clarito, con unas puertas ligeramente rayadas de color marrón, y un cartel que ponía"Mangas".
Sin duda era la tienda de la madre de Shoma. Fue ahí donde conocí por primera vez. Sonreí para mis adentros cuando de repente, Shoma se para de golpe y no puedo evitar quejarme del susto. Mi nariz se estampó contra su cara. Y me dolió bastante.
-Ouch.
-¡Ya hemos llegado!
-Ya lo veo.-dije tapándome la nariz. Esperaba que no se diese cuenta de que me había hecho daño por su culpa. Es muy dramática a la hora de tener que ver con la lesión de alguien-.
-¡Oh, perdóname!-ya estaba de nuevo, exagerando las cosas-.
-Si, no te preocupes.-ya no sentía a penas el dolor, así que le repliqué.
-¿De veras?
-Que sí.
-Vale. Lo siento de nuevo. Entremos ya, seguro que mi madre se alegrará de verte, Hotaru.-entonces corrió hacia la puerta de la tienda, y me gritó que me diese prisa.-¡Vamos!-.
-¡Ya voy!-me disponía a ir, pero mi maleta pesaba. Me tomaría mi tiempo hasta llegar a la puerta.
Shoma estaba ya entrando, y no pude evitar mirar con agobio mi querida maleta de color rosa-.¿Por que eres rosa? ¿No podrías ser por ejemplo algún color que no fuese tan llamativo?-pensé.
-¿Quieres que te ayude?-de repente oigo una voz masculina detrás de mí que me ayuda a coger la maleta y me saca de mis pensamientos.
-Em...gracias, pero ya puedo yo sola.-como no quería molestarle, así que ni siquiera le miré en los ojos.
No quería ser borde, pero me molestaba que estuviese tan cerca de mi...cara. No era una distancia bastante apropiada, al menos para mí, así que le quité mi maleta de sus manos e intenté no caerme por mis piernas del esfuerzo que había hecho. Odiaba estar tan mareada en ese momento, seguramente era todavía por el viaje.
-¿Estás bien?-es entonces cuando tuve que mirarle. Lo primero que hice fue fijarme en su rostro. No pude evitar soltar una expresión rojiza de mis mejillas. Sentía el calor en mi rostro y tuve que apartarme para que no se diese cuenta de lo roja que estaba. Me costó ocultar mi cara. El chico era alto. Seguramente estaba como un tomate. Me suelo poner así cuando me pongo nerviosa.
No sé por qué, pero su cara me resultaba bastante familiar.
-¡Hotaru!-gritó Shoma de repente, al ver el chico al lado mío-.¿¡Se puede saber quién narices eres tú para ponerle las manos encima a Hotaru!?
-Pues yo...-
-No me importa-le paró en seco-.Lo que me importa es que Hotaru se vaya de este totalmente desconocido-.
-¡Shoma...!-intenté explicarla lo que había pasado: que me sentía un poco mareada y que el chico este se había ofrecido a ayudarme con la maleta. Pero me cogió a rastras y no pude ni al menos voltear la cabeza para mirar al chico. Ni siquiera pude saber su nombre.
-No has cambiado nada-riéndose-.
***
-Vale...-dijo mientras suspiraba-. Entonces ese chico vio que te pesaba la maleta, y cuando quería ayudarte y se acercó a ti de repente te sentiste mareada por no sé el que.
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☆La Luz que me guía en la oscuridad ☆
FantasíaNunca podría haber imaginado, el demonio que se esconde entre las sombras y devora mi alma pura. Nunca me podría haber imaginado, el héroe que me sacó de ellas y se convirtió en el haz de mi esperanza. ... Me llamo Hotaru Hiiro. Tengo 14 años y por...