¡Primer día de clases!
Mamá peinó mi flequillo hacia la izqui.. derecha, hacia la derecha. Y acomodó mi camisa recién planchada mientras abrochaba los botones de arriba hacia abajo. abandonó la sala de estar un momento y volvió con mi lonchera de kumamon en la mano. Extendí mi pequeña mano y la dejó ahí.
Me recorrió con la mirada y sonrió remarcando los hoyuelos en sus mejillas.
—Okey bebé, ¿Estás listo?
Asentí repetidas veces mientras saltaba en mi lugar y chillaba por los nervios.
Omma tomó mi manita y caminamos hacia el auto. Hice mi mayor esfuerzo e intenté abrir la gigantesca puerta del auto.. uno.. dos.. ¡Tres!
La puerta se abrió derrepente y mis pompis se estrellaron contra el cemento. me paré enseguida y miré hacia todos lados para comprobar si alguien me había visto y al comprobar que no, me acerqué al auto y subí una pierna y después la otra hasta que logré subirme a la monstruosa camioneta que mi mamá compró.
Escuché como el motor de el monstruo comenzó a rugir y me puse rápidamente el cinturón de seguridad que por ser tan pequeñito topaba con mi carita.
el auto partió y como de costumbre, baje el vidrio para que el viento despeinara mi corte de coco por el que me molestan las amigas de omma
Al ver a lo lejos mi escuela nueva unas cosquillas aparecieron en mi pancita y sentí ganas de hacer pís pero extrañamente también me sentía emocionado por hacer amigos y jugar con ellos. Mamá detuvo la camioneta enfrente de la escuela junto a otros autos, vi a muchos niños entrando en pequeños grupos y otros con sus padres. Omma me abrió la puerta y me dió un beso en mi frente por encima de mi cabello.
—Recuerda Jungkookie, no hables con chicos grandes y se amable con los otros niños. Estaré justo aquí cuando salgas. adiós, galletita.
Bajé con dificultad de el auto y caminé hacia la entrada chocando mis hombritos levemente con los de los demás niños que entraban.
Caminé por afuera de todos los coloridos salones. Arriba de cada salón habían carteles con el número del grado al que pertenecían. caminé por el pasillo sin quitar mis ojitos de los carteles hasta que porfin llegué al mío y me dí cuenta de que era el grado más pequeño de toooda la escuela, ¿Pueden creerlo?
Apreté mi lonchera de kumamon contra mi pecho con fuerza deformando al pobre osito entre mis brazos y emprendí mi camino hacia adentro de mi grado.
Al entrar vi a muchos niños esparcidos por todo el lugar en diferentes asientos y busqué con la mirada un lugar donde sentarme más apartado de los demás. Me senté al final de la clase y dejé mi mochila y mi lonchera atrás de mi silla y entrelacé mis deditos encima del pupitre.
—Yoongo, Yoongo.. ¡Mira!
Escuché a unos niños hablando al lado mío o incluso puede haber sido abajo mío, pero eso es imposible, ¿no?
Sentí un dedo tocar mi trasero, pegué un salto en la silla y giré con mis mejillas coloradas dispuesto a sacarle la lengua a cualquiera.
Miré abajo mío y un habia un chico tumbado abajo de mi silla con su carita llena de migajas de galletas y vi que tenía algo entre sus bracitos.
—¡Hey! Eso es mío, ¡regresamelo!
Intenté arrebatarle MI lonchera pero el niño comenzó a rodar lejos de mí.
—¡No! ¡Yoongi hyung!
Me giré y vi a un chico de piel color leche y ojos como los de mi gatito bigotes. Parecía mucho mayor que yo o el chico ladrón y el miedo se apoderó de mi cuerpo.
—Tú..¿niño grande? —tartamudee
Antes que el chico de piel palida hablara, el niño ladron gritó con maldad
—¡SI! YOONGO; NIÑO GRANDE, MUAJAJAJAJA.
—¡Ahhhhh! Niño grande, ¡ayuda!
Corrí lejos de ellos dejando a su propia suerte a kumamon, pero no había opción, es él o yo.
Corrí hacia la puerta por la que entré pero antes de poder huir de allí, coché con alguien y caí al suelo por segunda vez.
—A dónde crees que vas, pequeño.
Miré de reojo a la señora que se encontraba delante mío, era una vieja parecida a mi abuelita.
—Y-Yo.. un niño robó mi lochera de kumamon, lléveselo de aquí.
Aunque omma me dijo que era malo señalar, igualmente lo hice y apunté a el niño ladrón, que el muy descarado seguía con mis cosas aferradas a él.
La vieja frunció su ceño y le llamó la atención al chico por encima de todo el escandalo que habia en el salón.
—¡KIM TAEHYUNG, VEN AQUI AHORA MISMO!
Me reí mientras cubría mi boca con mis manitas y vi el miedo reflejado en los ojos de ese Kim Teyun ladrón.
El niño llego hasta nosotros arrastrando sus pies y con sus ojos bien abiertos, al llegar enfrente de nosotros no dijo una palabra.
—Tae, devuélvelo y discúlpate ahora mismo.
Tae me devolvió a kumamon sin pelear con la señora y musitó un bajo, bajo pero muuuy bajo "Perdón"
Tomé mis cosas y volví a mi pupitre con orgullo.
Me dio mucha hambre y mi pancita sonó tan fuerte que Jimin, el chico que se encuentra a un pupitre de mí, me miró de reojo. Mis mejillas se tiñeron de rosa y abrí mi lonchera en búsqueda de algo de comer. Investigué con mi manita de un lado a otro pero no encontré nada.
—¡Mmmm! Que ricas galletas de kumamon.
Los hoyitos de mi nariz se abrieron tanto que, como me dijo mi abuela, se podrían quedar así para siempre pero me sentía muy enojado, ¡Son mis galletas de kumamon! Mías, mías, mías. No de ese alíen raro cara de burro aplastado.
Me acerqué a teiyun con mis manitas hechas puños y tuve que sorbetearme los mocos para que no se salieran de su lugar por lo fuerte que era mi respiración en ese momento.
—Tú...comiste mis galletas..
—¿Qué galletas?
—¡Las mías!
—Yo no vi ninguna galleta, cabeza de coco.
¿Cabeza de coco? ¡Y este quién se cree!
Suspiré muchas veces y me armé de valor, inflé mi pequeño pecho y puse mi cara de malo.
—Tonto, feo y cabeza de chorlito.
Le saqué la lengua con unas ganas increíblemente grandes y volví triunfante a mi lugar sin mirar detrás a ese burro.
—Te dicen a ti..
Oh no, dijo las palabras. Buena jugada teyun. Buena jugada.
Lo miré con odio y el me miro con una sonrisa divertida en su fea cara e hizo un corazón con sus manos sobre su cabeza entretanto hechó una galleta de kumamon a su boca.

ESTÁS LEYENDO
Little thief
FanficJungkook sólo quiere que Taehyung deje de robar de su lonchera de kumamon •Prohibida su adaptación ewe•