Prólogo

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Diciembre de 2013

Llevaba casi 3 años saliendo con Harald y oye, fue romper con él y darme cuenta de que a esta relación le habían sobrado dos años y medio. Nos conocimos en mi penúltimo curso de carrera y debo admitir que, aunque al principio me gustaba mucho, su pasividad y falta de pasión para todo eran absolutamente desesperantes.

El decidir acabar con él fue un momento de crisis mental la tarde de Nochebuena, cuando mi padre, haciendo las compras de última hora para la cena, me sugirió ir a buscarle un regalo.

Mi primera reacción a su sugerencia fue un "¿Pa'qué? Yo no le he comprado nada". Parece ser que a mi padre ese hecho le parecía irrelevante comparado con el quedar fatal cuando la mujer de mi hermano recibiera su regalo de Navidad y mi chico se quedara a verlas venir.

Pero insistió e insistió y allí nos encontrábamos los dos delante de una inmensa estantería de videojuegos en el centro tecnológico y llegó el colapso.

- Papá - Dije desencajada y a punto de desmayarme.

- Dime, ratona.

En una situación normal le habría mirado con esa típica expresión a medio camino entre el desprecio y el "sabes de sobra que odio que me llames ratona", pero a juzgar por el hecho de que su cara iba perdiendo tranquilidad e inundándose de pánico, yo debía tener muy mal aspecto.

- Ratona, ¿estás bien? Estás muy pálida. Siéntate.

- Papá, que me acabo de dar cuenta de que no conozco a mi novio. - Comencé a hiperventilar mientras intentaba insuflar aire en mis pulmones abanicándome la cara con las manos. - No sé qué juegos tiene, ni cuáles le gustan, ni siquiera si quiere alguno en concreto. ¡Ay Dios, que no sé cuál es su color favorito! Me estoy mareando...

- A ver, tranquilízate un poco. - Me decía mientras me soplaba en la cara y me daba aire con la caja del Call of Duty. - Vamos a llamar a alguien a ver si nos ayuda.

- ¿No conozco yo a mi novio y lo va a conocer este chico? - Dije señalando al encargado de la sección de informática.

Un chico con abundante acné y la veintena de años recién estrenada se acercó a nosotros sonriendo como si tuviera en su cabeza la respuesta a la paz en el mundo. Claro, que la paz en el mundo en este preciso instante consistía en que me asesorara sobre el top ventas para estas navidades.

- Tenemos el mejor juego para tu novio, seguro. ¿Qué le gusta? - Y mis nervios empezaron a ir en aumento.

- ¿Me estás vacilando? ¡Papá, me está vacilando! Es que no lo sé, no tengo ni idea. No sé nada de mi novio. Tres años de relación a la mierda... - Empecé a sollozar de angustia, paseando en 2 metros cuadrados con las manos en la cabeza mientras se taponaban mis fosas nasales y luchaba por respirar.

- Victoria - Mi padre llamó mi atención - Si no conservas la calma, no solo no avanzamos sino que vas a acabar con un ataque de ansiedad por una chorrada. Respira hondo y piensa.

- Muchacha, tranquila - Respiro profundamente soltando el aire lentamente por la boca. - ¿Juega en el ordenador o con una consola?

- Ordenador.

- Bien. Todos estos los descartamos. Vamos a esa estantería que son los juegos de PC. Es rarito el chico, ¿eh?

Le sonreí con falsedad pensando en lo mal que me estaba cayendo mientras papá soltaba por lo bajo un "uy, no te imaginas cuánto". Avanzamos los tres un par de metros hacia nuestra izquierda.

- ¿Te suena alguna de estas carátulas?

Niego con la cabeza compulsivamente.

- ¿A qué cosas juega?

Me echo a llorar nuevamente y el chico me abraza, ya no sé si por pena o por vergüenza ajena.

- ¿Pero tú cuando estás con Harald qué haces? ¿No has tenido tiempo de hablar de nada con él en tres años?

- Pero si es que no me hace caso. Yo me siento en el sofá a leer redes sociales con el móvil mientras él se pone los cascos esos que tienen micro y grita "deja de farmear mi línea, hijo de puta" con ese acento sueco tan serio... ¿Quién diría que con lo educado que es dijera esas cosas? ¡¡¡Si es que no me hace caso, no me escucha, ni me cuenta nada!!! - Añado con desesperación.

- No entiendo nada - Dice mi padre.

- Que juega al League of Legends - Le responde el de la tienda. - Voy a buscar juegos similares en temática. Si quieren tomar un café hay una promoción de Nespresso en la planta de abajo.

- ¿Tú crees que en ese estado le puedo dar un café? - Suelta papá con cierta irritación.

- No, si el café es para usted. Siento la cena que le va a dar la chica si no se calma.

Ambos me miraron caída de rodillas en medio del pasillo con la mirada perdida. Sin más movimiento que uno leve de mis labios...

- Tengo que romper con Harald.

- ¿¡En Navidad!? - Me replican a coro.

- Es verdad. Esperaré cuatro o cinco días. - Contesté igual de perdida pero con absoluto convencimiento de que era buena idea.

- Cielo, en cuatro días son los Santos Inocentes. Ten cuidado, no crea que es una broma.

Y eso fue justamente lo que ocurrió.

Le solté la bomba el día de los Santos Inocentes y se lo tomó [modo irónico on] taaaaaaan en serio [modo irónico off] que el 5 de febrero me mandó un mensaje diciendo que ignorarle un mes porque estaba desbordada en el trabajo tras las fiestas que me lo pasaba, pero que las novias no tenían esos comportamientos. Aluciné, obviamente.

Pero no solo aluciné porque mi ex siguiera pensando que era mi novio. Recibí sus 300 mensajes insultándome lo más grande mientras repasaba unos documentos en los que detecté algo extraño, algo gordo, algo que se me iba de las manos...

El resumen: antes de salir a comprar mi vida era sencilla, fácil y cómoda. ¿Qué pasó para que se desatara el caos? Os voy a contar cómo acabé hasta los mismísimos y luego ya todo lo demás.

Incluido eso de lo que tanto hablan en los telediarios.

Y de toda esta mierda, surgen mis 20 mandamientos.


New Rules - Mis 20 mandamientos (porque 10 son pocos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora