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         “Nuestros hijos serán
              Jackson-Chase”

—Ya demostraste ser un fracasó en esto, déjame hacerlo —. Dijo Annabeth con seguridad antes de recibir a los inversionistas.

—No lo lograrás Chase, te lo puedo asegurar —. Hable por lo bajo para que solamente ella me escuchará.

—No me subestimes Jackson.

La reunión transcurría de manera normal. Annabeth utilizaba todos sus recursos para convencer a Roger Smythe de invertir en nuestra compañía, cabe decir que yo ya he fallado dos contratos con él. Podía notar como el tipo no le quitaba los ojos de encima a Annabeth y ella le correspondía con coquetería. Entrecerre los ojos con incredulidad. Así que estás eran tus tácticas infalibles, Chase. Tramposa.

Mientras Annabeth trataba de cerrar el contrato, yo me dedicaba a contemplar a su asistente, era guapa, claro, no una belleza extraordinaria, pero la chica tiene lo suyo. Noté como desviaba la mirada incómoda y sonreí con diversión, me gustaban las cosas difíciles.

Al terminar la reunión, Annabeth y yo nos quedamos solos de nuevo.

—He cerrado el contrato con Roger —. Me tendió la carpeta con el contrato firmado por Smythe.

—Valiendote de tus encantos, cada día me asombras más Chase, aunque sería poco profesional que te involucraras con el sonso pelirrojo —. Entorne  los ojos en dirección a ella. Annabeth solo rodó los ojos y sonrió con suficiencia.

—¿Envidia Jackson?

—Jamás, sé que no te gustan los pelirrojos —. Annabeth río de manera genuina.

—Tienes razón, mi tipo son los rubios —.Uh, golpe bajo, no se cuantos No eres mi tipo más podría soportar. Sonreí con fastidió, sabía muy bien a qué y a quién se refería, sinceramente aunque no amará a Annabeth, tan sólo recordarlo me hacía hervir la sangre.

—Solo se profesional, quieres —. Desvíe la vista al contrato.

—Una cosa más antes de irme. Ni se te ocurra intentar algo con Allie, ella me es demasiado leal y eficiente, no me gustaría tener que despedirla —. Advirtió antes de salir de la sala de reuniones. Ya veremos hasta donde le dura su lealtad.

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El sábado mis padres nos invitaron a su casa, al levantarme no sentí el cuerpo de Annabeth a mi lado. La vi salir del cuarto de baño con su bata de satín color rosa pálido. No podía negar que se veía muy bien con ella, contrasta magníficamente con su tono de piel. No podía negarlo, Annabeth era el ejemplo de perfección hecha mujer. Pero yo prefería otro tipo de cosas.

Mientras tanto solo me dedicaba a observar, como espectador en un museo de arte, con Annabeth como la obra más magnífica.

Tampoco era tan idiota como para no admitir las virtudes que Chase poseía.

Annabeth caminó al guardarropa y se perdió en el durante unos minutos, cuando regreso traía puesto un bonito vestido color azul rey de seda, corto del frente y un poco más largo de la parte de atrás, de la parte de arriba se amarraba de una manera extraña por los hombros, con unos zapatos de plataforma no muy altos y el cabello suelto de las puntas ondulado, una pequeña capa de maquillaje cubría su rostro, se veía juvenil y encantadora.

Y ahí iba de nuevo, observaba embelesado la manera en que le aplicaba la crema humectante a sus largas y torneadas piernas, de una manera tan sensual, como si supiera que la observaba.

Cuando terminó, se acomodó el cabello sedoso y se volvió hacía la cama, rápidamente me hice el dormido. La escuché acercarse con vacilación.

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