Uno

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Y ahí se encontraba el pequeño cuerpo de un tierno e indefenso niño de apenas nueve años de edad en el gran sofá, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier instante manchando su hermoso y delicado rostro con ellas, lo cual le encantaba a su padre. Quien recorría la pequeña sala con los brazos cruzados y la hebilla de su cinturón desabrochada listo para quitar éste en cualquier segundo en el que al pequeño JiMin se le ocurriera hacer el más mínimo movimiento, el menor tenía miedo, como no se imaginan, estaba viviendo un infierno del cual le costaría salir, se odiaba él y odiaba su vida, maldecía a cada segundo el momento en que llevaron a la cárcel a su madre y lo dejaron con el enfermo de su padre. ¿Qué se encontraban haciendo? Lamentablemente JiMin... Tuvo unos problemas en su escuela.

—Y–YoonGi Hyu... —El mayor enseguida lo calló dando un fuerte golpe con su puño en la pequeña mesita de centro, la cual se encontraba frente y muy cerca de JiMin.

—¿Cómo te he dicho que me llames JiMinnie? —Le sonrió al niño mirándolo fijamente a los ojos mientras se acercaba y se sentaba a su lado en el sofá, posicionando su gran, huesuda y pálida mano sobre uno de los muslos de su hijo, comenzando a dar suaves caricias en éste.

—P–pero... —Cortó su habla nuevamente acercando su rostro al del menor amenazantemente.

—JiMinnie... ¿Estás desobedeciendo a tu papi?

—Lo siento, Yoo-  D-Daddy... —El mayor sonrió casi inconscientemente al escuchar el precioso apodo que lo había obligado a utilizar cuando se dirigía hacia él.

—Cuentale a papi qué hiciste hoy en la escuela... —lo tomó de la cintura sentándolo en su regazo.

—M-Minnie golpeó a un niño.—Bajó la cabeza avergonzando y consumido por el terror, ya podía sentir el cinturón de su padre sobre la delicada piel de sus glúteos y muslos.

—¿Y por qué? —Min trataba de no perder la cordura y la paciencia, aguantando dejar sus grandes manos marcadas en la piel de JiMin.

—P-Por qué hoy llevé mi mochila de osito, y é-él se burló de mí... —El más pequeño hizo un puchero casi de forma involuntaria.

—Uhm... Bebé, lo que hiciste estuvo muy, muy mal, me temo que deberé castigarte.—Susurró con morbo en la pequeña orejita de su hijo.

—N-no... ¡P-perdóneme p-papi, Minnie no lo volverá a hacer! —Gritó de manera escandalosa dejando caer las pequeñas gotitas de agua salada por sus regordetas mejillas.

A YoonGi sinceramente le encantaba ver como el menor lloraba, le enloquecía como nunca ver sus ojitos inundados en lágrimas mientras lo penetraba de manera salvaje, desenfrenada, sin ninguna pizca de piedad por el pequeño cuerpo de JiMin, simplemente le ponía ver sufrir de tal manera a su hijo.

Lo bajó de su regazo y lo tomó con brusquedad de las muñecas llevándolo a jalones hasta la habitación del mayor, a penas llegaron lo lanzó a la cama mientras el de menor edad sollozaba desenfrenadamente, se arrepentía una y otra vez de haber golpeado a ese tonto niño sólo porque se burló de su linda mochila.

—Quítate tu ropita mi amor... —Sonrió con morbo el mayor sentándose en la orilla de la cama mientras lo observaba. 

JiMin, tratando de cesar sus lágrimas con sus pequeñas manos tomó el borde de su camiseta levantándola de a poco, dejando a la vista sus delicados y pequeños botones rosas, YoonGi mojó sus labios con un deseo incontrolable, JiMin avergonzado en poco minutos terminó de quitar toda su ropita, aun faltaba su ropa interior diminuta, mordió su labio nervioso y comenzó a bajarla lentamente dejando a la vista su pequeño pene, haciendo que YoonGi soltara un fuerte gruñido el cual erizó la piel del menor.

—¿Te he dicho que me encantas, pequeño? 

Mordió sus labios tomando la cintura del menor y sentándolo en sus piernas, acarició su cuerpo con delicadeza pero brusquedad al mismo tiempo, dando apretones en su trasero y en sus regordetas piernas, las cuales le encantaban y soñaba con llenarlas de semen siempre.

—Creeme que lo disfrutarás...

Pero el pequeño JiMin no podía parar de llorar.

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