I ; Travesuras Navideñas

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»Diciembre 23, 2:31 am.


Las calles se encontraban repletas al igual que las tiendas y supermercados; todos ahí en busca de  comprar aquello que necesitaban para las fiestas y los regalos para dar a sus seres queridos.
Él tampoco fue la excepción: había estado en una de las tantas tiendas del distrito más cercano junto a una mujer en particular, haciendo las compras de algunos presentes.
Aquello sin duda alguna fue algo que lo había desconcertado: en sí no tenía la obligación de comprar un regalo, ni para ellos ni nadie; tampoco es como si quisiera en realidad. Pero ante la insistencia de la mujer que vivía con ellos –de momento, ya que en cualquier momento la mataría por ser alguien tan insistente y molesta–, la cual, logró su cometido: hacer que un vampiro la acompañara elegir los regalos adecuados para todos, incluyendolo.

Sabía de un principio que ella era tan ingenua como para comprarle algo –cuando en realidad le dijo que no era necesario en lo absoluto–. Además, la novia de sacrifico no era buena, tanto disimulando como mintiendo; por ello  supo que, una de esas tantas cajas era para él, cosa que le desagradó.

Ahora mismo ambos sujetos se encontraban juntos en el despacho del de lentes, envolviendo con delicadeza y papeles coloridos por la ocasión los regalos para los demás. En completo silencio, ambos se encargaban de su parte. El único sonido que podía oírse fácilmente era el del envoltorio siendo doblado en la superficie de las cajas siendo decoradas.

Varias veces el mayor dejó de mover sus manos, preguntándose a sí mismo por qué estaba perdiendo su tiempo haciendo tal tontería, en vez de castigar a la humana a unos metros de él por arrastrarlo a tal situación. Sinceramente no lo comprendía, ni a ella y a él mismo.

—Reiji-san —la voz de la humana llamándolo hizo que despegara su vista del envoltorio rojo, con el cual envolvía el regalo del menor de su familia—. Muchas gracias por ayudarme con todo —agradeció con una sonrisa en su rostro. Al verla, el vampiro mantuvo un semblante serio en todo momento, observándola atentamente, tratando de comprender aún por qué continuaba con todo aquello.

—No es necesario que te disculpes —habló sin más, desviando la mirada nuevamente hacia la mesa junto al regalo recién forrado. Acomodó sus lentes, obligando a sus manos a trabajar de nuevo pero con otro regalo.

Ninguno volvió a hablar. No creían que era necesario: ella no quería molestarlo aún más, y le convenía también estar callada, así el vampiro no perdería su paciencia y no la mordería. Y en cambio él, simplemente le gustaba el silencio, y aunque le costara su gran orgullo, también la compañía de la contraria –aún cuando ni él mismo quería admitirlo–.

Las fiestas eran algo importante para los humanos: unos días en donde la paz y el amor mutuo entre todos reinaba; y a su vez, las compañías recaudaban aún más. Pero, en tal mansión, ni el espíritu navideño ni la paz existían...

—Bitch-chan —de repente apareció un individuo más en la habitación, el cual, al hablar –con un tono algo juguetón– alargó la 'a' y con una notable sonrisa. El mismo, sin apartar la mirada de su claro objetivo, se acercó a la única mujer del lugar, ignorando la mirada de desaprobación que su hermano mayor le proporcionaba—. Oye, Bitch-chan, estoy algo aburrido —comentó mientras tomaba la mano de la fémina e invadía su espacio personal—. Quiero jugar un poco para quitarme este estrés y aburrimiento. ¿Quieres hacerlo conmigo?

—Laito —nombró el de gafas, acomodando las mismas con su dedo anular, observado fijamente al de la fedora—. ¿Qué te he dicho acerca de entrar sin tocar e invitación? —preguntó mas sin embargo –y como siempre– fue ignorado—. Y procura realizar tus actividades en privado, por favor.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2018 ⏰

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