Plasma

8 0 0
                                    


Me fascina la manera con la que sus ojos me miran, es como si pudiese ver a través de mi, e iluminaran cada rincón de mi alma, ¡y me encanta! realmente me iluminan. Entonces sonríe, y yo me siento como si fuese alguien verdaderamente especial. Para cuando lo escucho reír ya es demasiado tarde para hacer algo por mí misma, caigo de rodillas ante él, y lo miro, y sigo mirándolo, me concentro en cada detalle: su cabello riso, que se enreda en mis dedos como si no quisiese soltarme cuando tiro de él; sus ojos cafés, de esos que te quitan el sueño por las noches, claros y profundos, escondiendo el secreto más buscado del mundo; sus labios, suaves, labios que te confirman que existe el paraíso, pero que cuando los rozas terminas en el mismísimo infierno. Y aunque siento el golpe en las rodillas y el leve dolor consiguiente, estoy demasiado ocupada permitiéndole entrar en lo más recóndito de mi cabeza. Si, incluso a esas áreas asquerosas y zonas de mierda a las que ni yo misma me atrevo a echar un vistazo. Él no se imagina la pésima idea que es, lo consumirá la desesperación, no tiene idea de los horrores que está a punto de encontrar, morirá asfixiado con tanta basura depresiva: inseguridades, fantasmas, monstruos imaginarios y sombras escondidas en la obscuridad. Y a pesar de saberlo, yo no lo detengo, no le advierto, no me salen las palabras, si le mostrara lo malo que puede llegar a ser, me dejaría, lo perdería, y esos ojos que hoy me miran con ternura no volverían a brillar hacía mi.

Soy egoísta, lo admito. No puedo permitirme dejarlo ir. De pronto veo sus ojos abrirse desmesuradamente, el pánico me devuelve la mirada. ¡No, no, no! Lo ha visto. Él lo sabe. Estoy manchada, siento cómo la suciedad sale a la superficie y se extiende por todo mi cuerpo, me envuelve y ahoga como un manto frío y húmedo. Bajo la cabeza y me cubro la cara por la vergüenza, no puedo seguir mirándolo, y me dejo envolver, en calma, con cierta familiaridad, ¡pero maldita sea! no quiero volver a ese lugar. Aunque nada de estos pensamientos importan, de cualquier forma lo siento alejarse, probablemente aterrado de la cosa apenas viva que tiene delante.

Un líquido tibio y salado cae por mis mejillas, y siento que hasta la más suave brisa me rompe el corazón. El juicio ha llegado a su fin, soy culpable. Ahora sólo tengo que esperar a que mi juez, jurado y verdugo dicte mi sentencia. Esto es todo. Entonces, cuando espero que el silencio glacial termine por destrozarme, una calidez desconocida inunda mi cuerpo. De mi boca sale un extraño gemido de satisfacción. La escena de mi padre consolándome mientras yo tiempo de miedo sentada en la oscuridad cuando era pequeña llega a mí. Abro los ojos y sus fuertes brazos aprisionan mi cuerpo, y yo me siento muy pequeña. Mi cuerpo está tenso por el shock. Él se aferra a mí con una desesperación que compite con la que sentí hace medio minuto. Siento una sacudida, algo debe ir mal, pero descubro que es mi propio cuerpo temblando entre sollozos. Me relajo, ¡oh Dios, que bueno es estar aquí! me siento en casa, sus brazos son mi hogar.

Me levanta la cara por la barbilla, y aquellos ojos que creí una obra maestra, ahora me recitan un poema salvaje, desgarrador, apasionado y confuso... Y me besa, y lo beso de vuelta, y ambos nos perdemos en un beso intenso, uno honesto, uno repleto de todo lo que sentimos en ese momento, y nuestros labios se fusionan, y se disparan fuegos artificiales en nuestras bocas, y el deseo estalla en nuestro interior. Y que me jodan si las parejas de pantalla han besado así, y no lo harán nunca, y lo sé porque ellos no tienen lo que nosotros, y nos mirarán con envidia, pero yo no lo sabré, porque sus labios hacen que todo lo demás se desaparezca. Y para ustedes que no aman entregándose en un beso, esto se siente como balancearse en un precipicio, así de emocionante, así de aterrador.

Entonces se separa, y lo miro confusa, asustada, pero él no se aleja, se acerca a mi oído y me susurra dulcemente: "te quiero". Y es justo ahí, justo en ese momento, en donde me doy cuenta de que eso es la felicidad. Las lágrimas vuelven a brotar.

Un texto de V.G.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 28, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TurquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora