¡Corre! ¡Más rápido! ¡Más! ¡Más!
- Hola, ¿Qué tal?- Dice Denny entre jadeos, mientras trata de recobrar el aliento.
- Emmm ¿Hola? - Responde Meredith, mientras hace un movimiento con el hombro para: devolver el único tirante de su mochila a una posición cómoda, la cual cuelga a la altura de su rodilla izquierda, con su forma de maletín azul turquesa y su único brazo abrazando el hombro derecho de Mer.
- ¿Podemos? ¿charlar un momento?- Ella lo mira de pies a cabeza, con su cabellera azabache sin cortar hace largo tiempo, playera blanca y pantalón a cuadros correspondiente al uniforme escolar.
- Por cierto, soy Daniel, amigo de tu hermana. ¿Me la puedo robar unos momentos? Prometo ser breve .
- Emmm... Este...emm- Meredith interrumpe el titubeo de Jocelyn su despistada hermana menor.
- Se refiere a mi, idiota y tu ven para acá.Meredith, tomó firmemmente por la muñeca a Daniel, lo apartó unos cuantos metros de su hermana , los suficientes para que esta no escuche la conversación.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Yo te gusto.- Aseguró el chico con una sonrisa de bandido.
- ¿Tu? ¿A mi? ¡No!
-¡Claro que sí!- Daniel se abalanzó contra ella buscando que sus labios encontraran los de ella, lo cual no sucedió, en cambio las pequeñas manos de Meredith se plantaron sobre su pecho fungiendo de barrera.Sería una labor interesante tratar de describir la confusión de Daniel en esos momentos, había recibido todas las señales y aunque eso no fuera suficiente, lo había confirmado de la fuente más confiable posible, pero ahí estaban las manos de ella, una barrera puramente moral, ya que si él lo hubiera deseado podría haberla derrumbado por la fuerza y lograr su cometido, pero, respetaba su decisión; había durado más de la mitad de su vida joven-adulta tratando de enamorarla y no iba a arruinarlo todo ahora, por un tullido beso a la fuerza.
Si bien la confusión que sintió Daniel al ser rechazado por la delgada y firme barrera en que se convirtieron los brazos de Meredith, no sería una tarea sencilla de contar, dada la maraña de contradicciones que esto implicaba, no sería más fácil que explicar lo que sintió cuando el pequeño muro de Berlín, sostenido por sólo dos pilares unidos a una hermosa chica de ojos verdes, se vio convertido en el puente más repentino en cuestión de segundos, esa barrera que nunca debió de estar allí, separaba una ciudad en dos fragmentos, en barrios que debían ser ciudad, en bocas que debían ser beso. Un hermoso y firme puente, fruto de los puños de ella, que al cerrarse estando sus manos sobre el pecho de él, habían aprisionado su playera y con una fuerza que nunca había sentido antes lo atrajo hacia sí.
Sus labios se encontraron una fracción de segundo después del golpe de dientes, ocasionado por la fuerza nuclear que se requiere para transformar una barrera en puente, la fracción de segundo más larga que ambos habían experimentado, ese momento entre golpe y beso, dolor y placer, amor y odio.
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Turquesa
عشوائي"Los coleccionistas se crean un mundo. Se crean un pequeño mundo, eligen ciertos símbolos del mundo real y los convierten en habitantes de su mundo particular." - Arnaldur Indridason "Bienvenido a mi mundo"