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Jungkook se sentía algo ansioso; Joohyun y Seungwan le cubrían los ojos enteramente, mientras lo guiaban hasta la habitación principal con completa parsimonia en su andar.

Jungkook estaba nervioso, así como curioso, se preguntaba qué le tenían preparado sus Noonas, quería saber qué era esa sorpresa a la cual lo estaban orientando con tanta lentitud.

—Bien, Jungkookie Ah, puedes ver —murmura la mayor de ellas mientras ambas quitan sus manos de encima del rostro del chico—.

Él abre los ojos con algo de torpeza e intenta acostumbrarse a la luz de la sala (la cual a pesar de que les dijera reiteradas veces a las dueñas de casa que tenía un color muy molesto y que debían cambiarlo, nunca le prestaron atención alguna a su pedido) y al ver una diminuta mesita con una canasta sobre ella recurre con la vista a la pareja de mujeres para obtener cualquier tipo de explicación.

—Jungkook Ah —articula Seungwan, la menor de ellas, con una gentil sonrisa—, fíjate lo que hay dentro de la canasta.

El azabache asintió y obedeció sin inconveniente alguno.

Se acercó al pequeño mueble y al fijar más atención en el contenido de la canasta frunció el ceño.

Dentro de ella había una especie de folleto, o mejor dicho carta; la tomó bajo la atenta mirada de sus Noonas y desdobló la hoja de papel para poder leer lo que había escrito dentro de ella.

Una jovial sonrisa se adueñó del rostro de Jungkook mientras sentía que sus ojos se aguaban.

—Van a ser... —espetó atónito y sin poder completar su oración—.

—¡Madres!  —contestan al unísono ambas con felicidad y entusiasmo que logran inundar por completo el lugar—.

Jungkook se acercó a ellas y todo el amor que les tenía se vio expresado en el fuerte abrazo que les otorgó.

Sus Noonas habían pasado los últimos años tramitando documentos para poder ser tutoras de una niña que había sido abandonada por su madre y dejada a su suerte. Jungkook las había visto sufrir, las había visto llorar, temían no poder lograrlo y eso las había aterrado por los últimos dos años.

Pero finalmente y por no rendirse en ningún momento, fueron capaces de concretar su sueño de educar, cuidar y amar a una jovencita de cinco años.

"Tienen suerte", pensaba Jungkook, "de vivir en Canadá, un país tan permisivo con las parejas homosexuales."

Pasaron un rato festejando, comiendo las delicias que Seungwan había preparado para la ocasión. 

Jungkook sonrió con algo de tristeza luego de un rato y aclaró su garganta.

—Noonas —masculla, con algo de redención, llamando por completo la atención de Joohyun y Seungwan—. Tengo algo importante que decirles.

Las contrarias se miraron entre sí con curiosidad y posaron nuevamente la vista en Jungkook.

—¿Qué sucede? —cuestiona preocupada Joohyun—.

Jungkook abulta levemente sus labios y suspira audiblemente, en un intento de calmar su breve ansiedad.

—Tendré que volver a Corea en dos semanas —espeta con voz monocromática—. Por mi trabajo, ya saben. Pero —se apresura a agregar—, será sólo por unos meses.

El lugar se llenó de silencio incómodo por unos segundos y casi automáticamente las chicas comenzaron a reír.

—Justamente te hemos pagado el boleto a Corea —dice Seungwan—. Queríamos llevar a Yerim allá, ya que tiene ascendencia coreana y sería también una buena oportunidad para ver a los padres de Joohyun —sonríe—, no queríamos dejarte solo y sin conocer a nuestra pequeña, asi que decidimos comprarte el pasaje. No te librarás de nosotras tan fácilmente —bromea infantilmente—.

—Qué coincidencia —dice Jungkook asombrado—.

—No tanta, los boletos son para dentro de tres semanas —murmura Joohyun—. Pero si desean podemos cambiar las fechas.

—No, no, no —contesta Jungkook de manera acelerada—, no hagan eso, hablaré con mi jefe y le diré que me surgió un inconveniente, no es tan grave.

—No, no, no, Jungkook —responde Joohyun—, pueden llegar a despedirte si descubren que no es así —suspira—, mañana a la mañana iré a hablar con Declan y cambiaremos la fecha de tu boleto.

—¿Sólo el mío?—dice con auténtico fisgoneo—.

—Sí, Yerim vendrá aquí en una semana y media aproximadamente y para el viaje debemos comprarle ropa nueva entre otras cosas —sonríe ante la idea—. Estarás sin nosotras por unos días.

Jungkook rió con ternura, realmente amaba cómo sus Noonas lo cuidaban; Yerim tendría unas fantásticas madres.

—No hay problema —sostiene el único varón—. Gracias. 

Pasaron lo que quedaba de jornada hablando, conversando y riendo. Cuando eran cerca de las 2 de la madrugada, Jungkook ya moría de sueño y despidiéndose con total simpatía, se retiró del hogar ajeno y se encaminó al propio, que estaba a 5 casas de distancia.

Ya acomodado en su cama, luego de entrar y de cambiarse de prendas, se fijó en las notificaciones de su celular; tomó la oprtunidad y comenzó a avisarle a todos sus amigos y buenos conocidos en Corea que volvería allí por razones laborales.

En realidad, le avisó a casi todos, pues olvidó contarle a una persona sobre eso, pero no era consecuente de ello, asi que se dio media vuelta para dormir con la conciencia repleta de tranquilidad.



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⏰ Last updated: Dec 29, 2017 ⏰

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