Empezó con 5 años...

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Mi juguete favorito eran las barbies, me gustaba inventar historias, crear tantas vidas como mi mente albergase. Organizaba cuentos de princesas pero, no me malinterpretéis, el hombre no era el héroe, porque ella era tan fuerte que podía salvarse sola. Daba pie a cosas fantásticas y exóticas, y soñaba con que el mundo fuera así de colorido.
Que cosas tan insignificantes como que el color favorito de una niña sea el azul no conllevara a ninguna ideología errónea. Yo nunca albergué nada de este tono debido a que mi madre argumentaba que era de niño. Ojalá no encasillaran todo en géneros. La sociedad estaba demasiado ciega

Empecé a escribir cuando todo se fue a la mierda, cuando mi mundo se tambaleaba.
Antes no entendía ese eufemismo ¿Cómo iba el mundo a tambalearse? pero ese día lo sentí. Y ese momento, fue el de la fatídica conversación. Desde ese instante todo fue a peor.

Mi madre se volvió tan de hierro que pocas veces me enseñó su corazón. Mi hermana sufrió por su cuenta y yo, al ser una niña, nadie pensó que pudiera haber entendido lo que acaecía.

Odie al niño durante años mas, cuando mi padre decidió dejar de ser un cobarde, confesó la existencia de dicha criatura y decidió presentármelo, comprendí una cosa. Y fue gracias a tu frase papa "no te portes mal con él ¿vale?" No estaba enfadada con el chico, él no me había hecho nada, tú fuiste el culpable de todo. Parece mentira que las personas que más deberían quererme en la vida sean las que más daño me han hecho.

No todo fue malo, también tuve un ángel aunque se me fue arrebatado. Me gustaría hablaros de ella pronto ya que, sin duda, era la mejor persona que conocí.

Retrocedamos otra vez unos años ¿de acuerdo? Porque tengo que contaros un secreto. Y esto, no lo sabe nadie. Durante un tiempo me daba miedo la gente, sentía que todo el mundo que me rodeaba ambicionaba hacerme daño. Cada vez que veía a mi vecina mi mente soltaba una ristra de modos en los que podía herirme. No me libraba ni en sueños. Hasta con mi tía no bajaba la guardia. Un día imaginé que me tiraba por un acantilado en la playa.
No fueron mis mejores momentos. La paranoia me dominaba.

Ya que estamos con las confesiones, os diré porque ansiaba tanto adoptar un perro, escuché miles de veces que este animal era el mejor amigo del hombre y... bueno, yo anhelaba  tener un amigo leal en casa que estuviera a mi lado cuando mis miedos emergieran para devorarme una vez más.
Os revelaré la razón por la que desde hace años y años quería ser escritora. Los libros aportaron paz a mis días y yo deseaba ser partícipe de algo tan mágico. Me gustaba pensar que mis palabras ayudaban a otra niña como yo. Otra niña perdida que encontró Nunca Jamás.

Nunca digas nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora