Elementos 1: El palacio del frio

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Capítulo 1

Me despierto como cada mañana y pienso que hoy podrá ser un día mejor. Después de haberme despertado, me doy una ducha, me seco y me pongo uno de los pocos pantalones que están más o menos bien y no me pongo la camiseta ya que no me gustan y hace muchísima calor para ser invierno.De pequeño fui de la alta sociedad, pero la guerra nos dejo a todos en la calle, mi madre murió durante este periodo.

Siempre hago la misma rutina y quiero que eso cambie por una vez, sólo para saber como hubiera sido mi vida durante un día en la piel de una persona de la alta sociedad de Rune otra vez, la nueva sociedad que se formó después de la guerra civil entre los humanos y los Elementos, gente que no es normal como mi padre y yo, más bien serían personas con capacidades diferentes a las de cualquier persona.

Siempre estoy en el campo con mi padre, un hombre de sesenta años con ya bastante sabiduría sobre los Elementos, en sus tiempos mozos, el era un investigador que se dedicaba a cubrir normalmente las noticias de política de nuestra sociedad, sólo hizo un reportaje distinto en todos los sentidos, hizo uno que sorprendió a todo el país, hizo un reportaje a los Elementos en El palacio del frío, al norte del país. Fue el único afortunado de todo el país que consiguió entrar en ese palacio de grandes vidrieras con temática fantástica.

Ahora que se ha jubilado, se dedica a trabajar en el pequeño huerto que tenemos, el único trozo de tierra que tenemos para cultivar después de aquella espantosa guerra con los Elementos.

Mi padre se acerca a mi con un trozo de zanahoria que había cultivado, estaba con un color naranja chillón y con zonas negras de la tierra. Me la da y yo me levanto y me voy al pequeño grifo que tenemos en la casa. La froto intentando quitar con el agua la mayor cantidad de suciedad posible. Una vez lavada, me la como de camino a el huerto, ahí veo a mi padre, con un hombre con una túnica azul hielo con decoraciones de llamas de fuego.

- ¡Papá! - le grito con todas mis fuerzas- vuelve aquí.

El hombre de la túnica desapareció como sí se lo hubiese llevado el viento.

-Hijo- me dice con una cara de incredulidad- ¿Que te ha pasado ahora mismo? Parece que has visto un fantasma o algo parecido.

Yo me quedo perplejo al ver que mi padre no estaba estableciendo una conversación con aquel hombre de la túnica azul hielo, por no asustar a mi padre, le digo que había visto a un zorro y que el grito que le había dado era para prevenirlo de un posible ataque de aquel animal.

-Hijo- me dice cogiéndome del hombro- vamos a dentro, te voy a preparar un infusión por el frío de tu piel, me sorprende que no estés temblando y tiritando, creo que te has acostumbrado ya de ir sin camiseta en invierno. Ojalá yo no tuviese tanto frío. Te envidio.

Me quedo mirándole con una cara perpleja, el no tiene calor, aquí esta pasando algo.

Acto siguiente, entramos a la pequeña casa escombrada en periodo de reparación para que así sea presentable por lo menos.

Empezamos a hablar sobre como arreglar la casa mientras íbamos al interior de la casa hasta que por fin nos sentamos en las sillas de madera que hicimos hace dos años cuando tenía catorce años. Me mira de una forma extraña por lo ocurrido anteriormente en el huerto.

- Hijo- con tono serio- ¿ Te pasa algo que yo no sepa?

Me quedo mirándole a la cara, sólo podía ver en su mirada la incertidumbre porque gritar de la manera que hice anteriormente no era demasiado normal en mi.

- No- le digo con inquietud- ¿ Por que lo dices?

- No, no pasa nada. Sólo lo decía porque se te había quedado una cara de Tforc ( son unas estatuas que están de decoración en las puertas de la entrada a la ciudad, y tienen los ojos abiertos como platos, la boca abierta sacando la lengua con forma de zig zag y un dedo apuntando hacia las afueras ), es que estabas de una forma que era para que te vieras la cara.

- Que gracioso eres- le digo con ironía- desde luego tienes una gracia que no te la quita nadie.

- Hijo -me dice con un tono imponente- no se te puede hacer una gracia. Aún recuerdo cuando te la hacía de pequeño y siempre te reías. ¿ Por que no puedo volver a tener entre mis brazos como cuando eras bebé?

Se levanta y me sacude el pelo con la mano, diciéndome que me vaya a por alguna buena caza para cenar y así la combinamos con algunas verduras de las que han sido plantadas en nuestro pequeño huerto.

Cojo mi arco y mis flechas para poder cazar a una buena presa, también cojo unos cebos para así tenerlos más fáciles de cazar.

Nada mas adentrarme en el bosque nevado pero con algunos claros sin nevar por las ramas de los árboles, me encuentro una señal con un dibujo pintado de un copo de nieve, símbolo de una sección de los elementos, eso quería decir que tuviésemos cuidado porque cualquier cosa con ese elemento podría atacarme. Voy sigilosamente a través del bosque, esquivando muchos de los diversos objetos que podrían hacer ruido. Cuando veo a un conejo voy más sigilosamente para no alertarlo y que este no haga un alto nivel de ruido para que así no sea cazado por los Elementos y así no ser arrastrado hacia el palacio del frío.

Cuando lo tengo en el punto de mira, voy preparando el arco cuando se para que con un tiro consiga mi premio. Cuando esta bebiendo la poca agua que hay en el lago helado. Tiró la flecha con la máxima precisión, cuando sale en busca de su destino veo que se detiene en el aire por una mano con alguna que otra magulladura. Veo que sale la figura de la persona, no puedo decir a más que :

- ¿Hiko?

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2014 ⏰

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