BEN DROWNED

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No sé exactamente si es correcto que cuente estos hechos aquí, pero después de la popularidad que ganó la historia “Ben Drowned”, creo que debería aclarar algunas cosas. Mi nombre es John Coiffure y conocí a Ben, estuve bastante tiempo investigando sobre él y sobre lo irreales que parecían los hechos que ocurrieron poco después de su muerte.

Empezaré desde el principio, tanto Ben como yo teníamos la misma edad y actualmente yo tengo 24 años mientras que él murió a los 13. Nos conocimos a los 10 años, llegamos a ser muy amigos y aunque él era muy tímido nos unía el hecho de que a ambos nos gustaba jugar a videojuegos, entre ellos el juego de The Legend of Zelda: Majora's Mask; este juego es un pilar importante en la historia de Ben, ya que en algún momento llegó a comentarme algo respecto al juego que me hizo sentir muy incomodo.

Ben y yo íbamos a la misma clase, él era un chico rubio, de estatura baja y cuerpo delgado, más bien debilucho, su cabello le rozaba los hombros y sus ojos eran color celeste. No se llevaba bien con la gente debido a su timidez, según todos él era el raro de la clase y tres chicos siempre estaban metiéndose con él, le pegaban o se reían de él a la salida del colegio constantemente.

Algunas veces llegaron a propasarse dejándole heridas más graves que el par de moretones que solían hacerle de costumbre. Sus nombres eran: Jacke, un chico delgado pero con músculos marcados, Alex, un niño rellenito que tenía bastante fuerza y por último estaba Matt, se podría decir que él era el líder de la pandilla, el que más molestaba a Ben y le asestaba más golpes. Matt era un año mayor, a diferencia de todos nosotros y estaba en nuestra clase porque había repetido curso; era un niño más alto que Ben, mucho más fuerte y con una cicatriz en el labio de la que solía alardear. Solía decir que esa cicatriz era de una vez que había peleado con un chico de 15 años y que mientras el chico sólo le dejó aquella cicatriz, él le había destrozado la cara a puñetazos.

Jacke y Alex eran los únicos que le creían a Matt, aunque nadie se atrevía a decirle que aquello era mentira.

Ben estaba harto de la situación que vivía en el colegio, además, su ambiente en casa tampoco era del todo bueno, era hijo de una mujer viuda, ya que su padre murió un año atrás y me había contado que su padre murió en invierno debido a un accidente automovilístico. Aquel día nevó y Ben quería acompañar a su padre a recoger unas cosas del trabajo pero su padre no le dejó porque tenía que ir a clase; poco después le informaron de que el coche de su padre patinó en la nieve hasta estrellarse con un muro.

El padre de Ben falleció con el cráneo aplastado contra el volante pero antes de morir, antes de que su padre se fuera, Ben había estado hablando con él sobre los matones del colegio. Después de calmarlo, diciendo que iría al colegio a quejarse, le dijo a Ben: Seguro que esto tiene un final maravilloso, ¿no es así? Le dio un beso en la frente y rió, sin saber que esas serían sus últimas palabras. Su madre se quedó sola con él y sus dos hermanos pequeños y normalmente no estaba en casa porque tenía que trabajar. Los hermanos pequeños de Ben solían quedarse en la escuela hasta las 6 o 7 de la tarde, ya que la escuela hacía también la función de guardería (siempre y cuando los padres pagaran un cargo adicional). Ben, sin embargo ya era lo suficientemente mayor como para ir a casa y saber cuidar de sí mismo, así que él nunca se quedaba allí.

El día que Ben logró ahorrar el dinero suficiente para comprarse el juego de Majora’s Mask, fue uno de los pocos que verdaderamente le vi sonreír. Recuerdo perfectamente que íbamos al colegio, de repente sacó el cartucho de su bolsillo y con una gran sonrisa me dijo:

"¡Eh John, ¡Mira lo que he conseguido!

Me puso muy contento que sonriera, porque nunca lo había visto hacerlo de forma sincera. Honestamente por un momento lo envidié, en mi familia nunca hemos andado sobrados de dinero, así que no pude comprármelo, pero Ben era muy noble y me dijo que me lo dejaría cuando pudiera.

HISTORIAS DE LOS CREEPYPASTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora