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Marinette caminaba entre las personas sintiéndose observada, pero a la vez protegida. Sentía que aquellos ojos que no le quitaban la vista de encima la protegían desde las lejanías.

Su respiración era algo irregular por el calor del pueblo Parisino, pronto las oleadas de color terminarían con las fiestas y vendría el otoño, temporada favorita de la reina.

Sus pensamientos estaban revueltos, tenía tantas cosas en mente como empezar a hacer tratados de paz y alianzas con los reyes de Nebraska u Italia, mandar cartas a su abuela en China y hacer un viaje para visitar al hermano de su difunta madre y esposa del mismo , el general y emperador Li Cheng y a su esposa Kioko Cheng.

Si, Quizás.

Todos los pensamientos se dispersan cuando un hombre de no más de cuarenta años hace una reverencia y la invita a bailar al centro del pueblo. Gustosa toma la mano de aquello y re y empiezan a bailar.

La música lentamente consume los pensamientos de Marinette y la despejan, ese era su momento. Sus pies disfrutaban el suave contacto del piso contra su suave piel, se le hacía cómodo y era una manera eficiente de moverse de un lado a otro.

Giro en su propio eje con una ensanchada sonrisa. El pie lo vio como su amada reina gozaba aquella celebración, y ellos amaban que su reina fuera como uno más de ellos.

Las parejas rotaron y Marinette hizo una agraciada reverencia. Giro en media luna con su pareja zapateando sus pies contra el suelo y con las manos en la cintura. Su cabello se movió conforme la brisa y sus movimientos lo hacían girar.

Las parejas salieron de la pista cuando un joven enmascarado se abrió paso entre la gente, su vista cayó en la reina que bailaba a un cuando era la única en el centro. Sintió gracia al ver sus pies al aire libre, nada se le escapaba.

En un paso inflado Marinette tropezó con su vestido y cayó de espalda. Cerró los ojos esperando en golpe, en cambio se elevó en los aires girando en su eje gracias al enmascarado.

Sus miradas conectaron y el conocido sentimiento de inquietud en ella se hizo presente. Era tan familiar la calidez de su mirada que enseguida sonrió. De una elegante reverencia miro a Chat invitándolo a bailar.

Chat sonrió coqueto e hizo una referencia sin quitar los ojos de ella. En todo momento sus miradas estaban juntas.

Ambos empezaron la caminata de cortejo en el que Marinette movió de forma femenina sus faldas y en el que Noir con espalda erguida mostró su posición masculina en el baile.

El pueblo maravillado por hermoso cortejo empezó a animar el baile con euforia, los aplausos sincronizados empezaron a animar a la pareja a seguir el baile.

Chat zapateo en el suelo rodeando a Marinette quien con gracia movía sus faltas sin quitar la mirada de aquellos Jade verdosos. El baile se animo más cuando se tomaron las manos.

El enmascarado la hizo girar en su propio eje haciendo que su vestido se elevará. Marinette danso a su lado moviéndose lo mejor que podía. Puso sus manos en el cuello de él hombre y el con una mano tomó la mano de la dama y la otra la posó en su espalda.

Su sincronía se le hacia familiar a Marinette, su tacto y su mirar, todo en desprendía un aire familiar y seguro que la hacía estremecerse como hacía tiempo no lo hacía.

El baile está con por terminar y Chat la hacia ver como una pluma en sus brazos, de un movimiento Marinette quedó al merced de Chat quedando cara a cara. Batallando por quién desprendía más seguridad.

Chat acerco su cara pero Marinette fue más rápida, quizás se sentía atraída en todos los sentidos a aquel joven y buemoso enmascarado pero tenía el suficiente criterio para recordar que ella ya estaba comprometida. Lo alejo lentamente y cerro el baile con una bella reverencia.

— Muy buenos pasos Señor Noir. ¿Que lo trae por mi pueblo? — Hablo Marinette cuando ya estaban de expectantes y no de bailarines.

Chat se puso a su lado sin dejar de mirar la alegría que desprendía la gente al bailar —Usted no queda atrás reina mia... Vine por algo que quiero.

—Espero que no sea un capricho que tenga bajas aquí —Marinette podía parecer muy amable y simpática, una buena reina, humilde y acogedora, pero ella siempre velaba por el bien de su pueblo y cualquier individuo que no estuviera en su agenda mental representaba un posible peligro para su pueblo. Trató de no sonar tan amenazante como en su juventud y le Sonrió de ojos achinados para alivianar un poco el tono.

— No se preocupe, My Lady —Chat hizo una reverencia— Solo soy un aficionado a la justicia que viaja de pueblo en pueblo y como en este hay algo de mi interés me quedaré un poco más de tiempo. — Beso sus nudillos.

Marinette quito la mano riendo de su coqueteo inservible en ella — Espero que su interés no cause inconvenientes. Nuevamente gracias por salvar mi vida y véase bienvenido al castillo como invitado para la cena que se hará en honor a la Reina Sabine Cheng.

Con una reverencia se fue con la intención de ir a los otros puestos de la feria de su pueblo, sintió la necesidad de darse vuelta a hecha una última mirada, pero se negaba. No debía.

Aún así lo hizo.

Con las manos juntas sobre la parte delantera de su vestido se dio vuelta a ver al hombre que la había cautivado, este tenía un semblante sereno y neutro, mirándola desde la distancia, un grupo de personas cruzo frente a el y desapareció de la visión de Marinette dejándola desconcertada.

A lo lejos, el villano miraba a Marinette, con sus mejillas pintadas de un lideró rosa y su mirada con un peculiar brillo. Se sentía cohibido, ¿Su mujer así por otro? ¿Cuando aquellas sonrisas le pertenecían a él desde el momento en que la vio? ¡No, no, no, no! Simplemente insólito.

Después de el [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora