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En el pueblo de Arrendelle sonaban las campanas indicando que era hora de ir a Misa y la gente se estaba preparando para ellos, excepto una persona que se escapaba de la prisión y se escondía de los guardias. Eugene Fitzeberth era un joven ladrón que había sido arrestado por robar comida a la gente, condenado a la horca por el obispo de Arrendelle Hans Sur, un hombre honrado y respetado por todos que buscaba un pueblo libre de pecados y que escondía más penas de lo que uno pensaba.

Dentro de la Iglesia el obispo se hallaba preparándose para una celebración cuando un soldado entró a hablar con él

-Se ha escapado un preso-dijo el capitán de la guardia Pitch Balck

-¿Quién ha sido?-quiso saber el obispo

-Un ladrón sin importancia. Eugene Fitzeberth-le respondió tranquilamente mientras que el obispo le miraba serio

-¿Qué no es importante? Arrendelle debe tener paz y tranquilidad, estar libre de cualquiera que quiera escandalizar a la multitud. Ve a buscarlo y diles a tus hombres que se dirijan a las afueras del pueblo, lo quiero vivo o muerto-le dijo al capitán y se fue a dar la celebración. El hombre se dirigió a sus hombres y se montó a su caballo

-Hay que hallarlo y traerlo a como dé lugar-les dijo y se dirigieron a las afueras del pueblo, donde comenzaría esta mágica aventura...

***

El joven castaño ya había logrado salir del pueblo sin ser visto por ningún guardia, llevaba una pequeña bolsa con comida y algo de dinero que había robado a uno de sus cuidadores, miraba con una sonrisa hacia la Iglesia de Arrendelle, un lugar al que ya no quería volver

-Libre al fin- el chico alzó su mirada al cielo y abrió los brazos -¡Gracias! Ahora lo que venga lo aceptaré con gusto, solo dime qué debo hacer-agregó y sintió algo filoso em la espada

-¿Qué te parece si empiezas por girarte y arrodillarte Fitzeberth?-se oyó una voz gruesa detrás de él y Eugene sólo suspiró rendido para girarse y encontrarse a varios guardias

-No sabía que se preocupaban tanto por mí-les dijo y sonrió burlón

-Cállate y arrodíllate ya. El obispo te quiere aunque te lleve muerto ante él-le dijo Pitch

-Pues muerto será-dicho eso sólo vió cómo una flecha se enterraba en el pecho de un soldado seguido de varias para los demás, todos se giraron a ver de dónde provenían. Eugene vió a un hombre de cabello blanco montado sobre un caballo blanco como la nieve acompañado de un halcón

-Suelta al muchacho Pitch, si se ve muy joven para que lo anden condenando-le dijo el hombre al capitán de la guardia sacando una brillante espada

-¡Frost! Hace tiempo que no te veíamos por acá, además ésto no es asunto tuyo. Márchate-le dijo y se giró hacia Eugene

-Todo lo que se refiera a Hans es asunto nuestro, así que sólo lo diré una vez más: Suelta al muchacho-le dijo, Pitch se giró con su espada hacia el hombre pero el halcón voló hacia él para evitar que lo dañara. El hombre de cabello blanco se dirigió hacia el chico y le tendió la mano -Si no vienes conmigo acabarás muerto-le dijo y Eugene subió al caballo, se fueron alejando poco a poco de aquél lugar seguidos del halcón, cuando se adentraron enel bosque pararon para que el chico pudiera caminar un poco y conversar

-Le agradezco, pero...¿quién es usted?-quiso saber Eugene

-Me llamo Jackson Frost y ya puedes irte-le dijo el hombre pero el castaño negó

-Yo soy Eugene Fitzeberth y te agradezco el haberme salvado la vida, así que me quedaré y te acompañaré como muestra de agradecimiento-le dijo, el otro chico no hizo más que suspirar

-Bien, pero por ahora caminarás. Buscaremos un lugar en donde podamos pasar la noche-dijo mirando al cielo que avisaba que anochecería muy pronto

-Yo te sigo Jackson-habló Eugene y ambos empezaron su marcha hacia dentro del bosque en busca de un buen lugar para dormir...

El Hechizo de Arendelle (Jelsa) ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora