-¡Janee despertate!- entreabri los ojos. No mierda,no quiero levantarme, no aun. Un rato mas no hara daño a nadie.Agarre la almohada que tenia mas cerca y me tape la cara debido a los pequeños rayitos de sol que entraban por la ventana.
-Janeeeeeee, por favor- escuche el ruido de sus botas acercarse hacia mi habitacion. No por favor. Me tape con la sabana lo mas que pude. No iba a salir de la cama, no aun.
Escuche un profundo silencio, abri lentamente los ojos y fui sacando la almohada de arriba mio junto con la sabana, dado por hecho de que Christina ya no estaba en la habitacion. Estaba dispuesta a darme vuelta y seguir durmiendo cuando un pesado objeto cayo sobre mi imposibilitandome la oportunidad de moverme y seguir durmiendo.
- ¡Christina sal de arriba mio!- me movia lo suficientemente bruto como para que Christina se cayera de la cama, pero no esta funcionando.
-Si no te levantas no conseguiremos cafe del rico y solo nos quedaran los restos frios y feos.
-¡Bien, me levantare! Pero maldita sea quitate de encima mio mujer- se va a arrepentir lo sufiente luego de haberme hecho levantar.
Luego de hechar a Christina de mi habitacion fui a darme una ducha y cambiarme para ir a buscar el maldito a cafe. Fui a la habitacion de Christina y busque la plata mientras hacia un intento de sujetar mi cabello rubio en un rodete. O algo asi.
-No te olvides de mi capuccino linda- dijo la maldita de mi mejor amiga cuando pase por el comedor para salir, a lo que conteste con mi hermoso dedo corazon y una perfecta sonrisa de odio.
Christina Clark, una de mis mejores amigas desde que tengo uso de razon, al ser vecinas tecnicamente nos criamos juntas. No habia un dia en el que no nos juntemos para hablar de cosas sin sentido, siempre estabamos para la otra pase lo que pase. Todo lo habiamos vivido juntas, todo lo compartiamos, hasta los mas minimos detalles. Ella a diferencia de mi, tenia su cabello unos tonos mas oscuros que el mio y unos centimetros menos de altura. Sus padres y los mios se habian hecho amigos facilmente. Nuestra amistad a lo largo de los años se fue haciendo cada vez mas fuerte, se podria decir que nos tratabamos mas como hermanas que como amigas. Al cumplir los 17 empezamos con la idea de buscar un departamento y convencer a nuestros padres para irnos a vivir juntas, diciendo que asi era mas facil alquilarlo para ambas, a lo cual accedieron y apenas cumplimos 18 nos vinimos a vivir aqui.
-¿Como dijiste que era tu nombre?- puse los ojos en blanco, era la segunda vez que le repetia mi nombre al chico que me estaba tomando la orden. Y digamos que mi nombre es muy comun es esta maldita ciudad.
-Jane, como lo esta oyendo es como se escribe.- luego de que por fin escribiera mi nombre en los dos vasos (que no estoy segura de que lo haya escrito bien), me fui a la barra a esperar a que me los entregaran.
Me apoye en la columna que tenia detras de mi, saque el celular del bolsillo trasero de mis short y vi que tenia un mensaje de Savannah.
"Hola Jane, hace mucho no nos vemos y queria invitarte a Chris y a ti mañana a la noche a mi departamento para que conozcan a mi nuevo novio, les va a encantar! Las quiero. Besos"
Una sonrisa de falsedad se podero lentamente de mi rostro. Asi era Savannah Kion, una de mi ex mejor amiga de "toda la vida". La conoci cuando tenia 4 años, recuerdo entrar al colegio y ver a una niñita con una corona de princesita en la cabeza diciendo que su papa era dueño de todo el colegio y que si no le daban los disfraces que ella queria le iba a contar a su padre para que los echaran del colegio. Nunca le tuve miedo, y nunca lo tendre. Paso por cosas muy malas y siempre estuve alli para ella a lo que siempre respondio con malas actitudes o simplemente ignorandome. Pero cuando algo bueno en su vida pasa, no tarda ni un segundo en que todo el mundo se entere de ello. Esa fue unas de las razones por la cual Christina y yo no quisimos mudarnos con ella.
Estaba tan sumida en mi celular que cuando levante la mirada me encontre con unos ojos profundos color miel mirandome fijamente. Tenia el pelo castaño oscuro ligeramente desordenado que me dieron ganas de enterrar mis manos el, pude distinguir un tatuaje en su brazo izquierdo, una brujula, y en el derecho a la altura de su muñeca una pequeña ancla. Volvi a fijar mi mirada en su cara y me di cuenta que todavia estaba mirandome, una sonrisa se habia apoderado de la mitad de su rostro, y dios, este hombre estaba muy bueno. Dirigi la vista disimuladamente hacia su vaso para ver cual era su nombre, y me lleve la hermosa sorpresa que decia "Jane", y efectivamente el vaso estaba por la mitad.
-Disculpame pero creo que te estas tomando un vaso que no te pertenece.- genial, ya estaba de suficiente mal humor.
-¿A si?, no lo creo- y sin decir mas le dio otro sorbo a mi precioso frapuccino de caramelo.
Genial el playboy es un idiota. Y si antes dije que estaba de mal humor, ahora estoy que exploto.
-Te robaste mi cafe.
-Aqui dice mi nombre lindura.
-Uy disculpa no pense que eras mujer, idiota.
-Estas ofendiendo mi sexualidad.
-Y tu te estas tomando mi cafe.- como es posible que en menos de tres minutos este hombre me haya sacado de todas mis casillas.
-Tomalo, de todos modos ya me aburrio- dijo entregandome mi vaso con menos de la mitad del liquido-, y para la proxima pedite uno mas rico, eso era horrible.
-¡Dos frapuccinos para James!- se dio media vuelta y tomo los dos vasos.
Esto definitivamente no va a quedar asi, el se habia tomado mi cafe. Di media vuelta y tome su frapuccino sin importarme de que gusto era y le entregue el mio que estaba por la mitad. Tome el capuccino de Chris que todavia se encontraba sobre la barra y sali del lugar para por fin irme a mi departamento, no sin antes darle las gracias a ese estupido hombre que estaba malditamente caliente y que elevo mi mal humor un cien por ciento.
Al llegar al edificio en donde vivo pude distinguir en la columna de los elevadores un cartel escrito con una letra desprolija "fuera de servicio". Creo que en este momento mi mal humor no puede ser peor, lentamente me dirigi hacia las escaleras y di gracias a que por lo menos no vivimos en el piso 14. Subi con la mayor pereza las escaleras y saque las llaves del departamento.
-Al fin llegaste, ¿habia mucha gente?- la maldita estaba recostada en el maldito sillon mirando la maldita television. Suspire a modo de respuesta, debido a que la otra opcion era mandarla a la mierda.
Me sente en la barra que estaba junto a la ventana que daba a la calle y puse sobre la mesa el capuccino y el frappe. Contornee con mi dedo el nombre de James escrito desprolijamente en el vaso y le di un trago. Chocolate, nada mal.
-Esta noche salimos a mover el culo.
-Que sutil eres Chris.
-Lo aprendi de ti.
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Cafe de Mentiras.
Romance"Somos indestructibles. Pasamos por tantas cosas que ya nada puede pararnos, nos queremos. Nos amamos. Estamos hechos el uno para el otro y hay que aceptarlo". "Simplemente somos amantes. A los cuales todavía no les llego su karma ideal". "¿Y si nos...