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No estoy seguro de que sepa cuánto la he observado. No creo que ella supiera que le dediqué seis meses de mi vida, cinco días de mi semana y diez horas y veintres minutos cada una de ellas... intentándolo descifrarla, entenderla y meterme en su mente.

He estado aquí y aún así su mirada rehuye de la mía,

no me ve,

no me siente,

no me percibe.

Y mi corazón comienza a romperse lentamente.

Ella parece mirar a todos menos a mi.

O en realidad no ve a nadie, sólo los mira.

Pero yo quiero que me vea,

quiero,

necesito,

exijo que sus ojos se posen en mi. Que me reconozcan. Que su mente sepa que existo y que he existido aquí, por ella. Desde hace tiempo. Quiero que su mirada vacía llegue hasta mis ojos vulnerables y así poder llenarla de todo lo que tengo.

Quiero que vea que la admiro.

Que la he estado observando y que me parece completamente única,

fresca,

original.

Que su existencia se ha convertido en mi oxígeno, que su vida es el liquido que necesito para vivir. Que sus esporadicas sonrisas son el alimento de mi alma.

Que la adoro, que he besado el suelo por donde camina, le he rendido tributo al aire que respira y que se ha convertido en mi religión desde que su ser omnipresente se convirtió en mi todo.

Que sin ella no hay luz y que es el sol de mi galaxia, donde yo orbito patéticamente a su alrededor como un mero satelite más.

Incluso cuando se enoja es preciosa, su rabia llega hasta mi y me quiebra el valor,

los huesos,

la vida.

Deseo con todo mi ser verla enojada conmigo algún día, que se enoje mucho, muchísimo. Y muy fuerte. Y así poder suplicarle perdón... Tenga o no razón. Pero eso significaría que por fin he logrado llegar a ella.

Quiero ver sus ojos brillar de expectativas, quiero mantener su perfume fresco a mi alrededor y anhelo, más que nada en esta vida, poder sostener su mano entre las mías.

Quiero conocer sus sueños, saber lo que le molesta, escuchar sus quejas y sus desesperanzas. Quiero ser quien la consuele y la abrace en los dias grises y quien corra a su lado en la felicidad.

Pero soy un maldito cobarde, soy quien se esconde detrás de una vidriera fingiendo indecisión, él que espera en la fila a ser atendido mientras la mira de soslayo. Soy el que deja pasar a los demás delante de mi para poder quedarme un poco más, aunque eso signifique parecer un bufón.

Pero es que simplemente no puedo acercarme. Su sola presencia me aturde, ella se esparce por el lugar como música y llena mis oídos de su voz. Potente y sínica.

Si pudiera decirle que mi tiempo corre solo cuando está cerca... O cuando yo estoy cerca suyo. Que incluso mido mis días y mis horas en dos proporciones: cuándo la veo y cuándo no está.

¡Demonios! ¿En que momento se convirtió en todo para mi?

¿Acaso importa?

No, no lo hace.

Pero se acerca a mi y parece que ha tenido un mal día. Su impertinente sonrisa no está y quiero gritar y reclamar a quien haya osado quitarla de su rostro, quiero golpear al causante de su frustración, correr hacia su torre y salvarla del dragón, del demonio, de quien sea que se haya robado su calidez.

Wonderful × Kim Namjoon x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora