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Empujo suavemente mi cuerpo mortal sobre su cuerpo de diosa, me prendo a su cintura como un capitán a su timón. Aun cuando está naufragando. Estoy prendado a ella y no quiero soltarla.

Soy una persona llena de miedos, pienso que si me alejo solo un poco, la perderé, desaparecerá y aquí quedare yo. Solo y vacío sin mi diosa y su templo.

Mis manos viajan lentamente sobre su cintura, levanto con mis dedos tremulos el borde de su blusa y me aventuro al calor de su piel. Desfallezco. Su carne es tibia y suave y estoy pletórico en su aroma y su calor.

Es preciosa.

Beso su cuello con devoción y le doy el tiempo suficiente a mis labios para que tracen el camino de sus venas latentes, percibo como palpita a mi tacto. Siento como sube la temperatura de su piel y gozo de la suave queja retenida por sus labios. La observo, tiene los labios entreabiertos, las cejas levemente arrugadas y los ojos apretados.

Así es como debe verse Afrodita entre los brazos de Ares.

Maravillosa.

Mis manos se deslizan a su espalda baja y la pego a mi hasta que no hay ni un centímetro que nos separe, he perdido todo. La cabeza, los complejos, el miedo. Ella es un oasis y yo un sediento moribundo que quiere aventurarse a sus aguas.

–Nam... Namjoon– Susurra

¡Oh dioses, no me detengas amor mio! Dejame marcar en tu piel el deseo impoluto de mi amor y admiración por ti. Dejame mostrarte como se ama a una mujer como tú.

Pero si me pides que me detenga, me detendré. Respetare tu espacio y volvere a ocultarme en las sombras, donde la verguenza me cubrirá y finalmente desapareceré.

Aunque no quiera soltarla, lo haré...

Me rindo, caigo arrodillado delante de ella y beso el espacio de su estomago que su blusa me deja ver, la acaricio suavemente con mis labios húmedos de pasión, hasta que siento que me empuja por los hombros. Entonces paro. Me aparto y la miro, la gloria de su deseo quemando sus ojos.

–Lo sien- – Me disculpo por haberme atrevido a tocarla con mis manos indignas de su piel

–Una cama– Jadea, le cuesta respirar correctamente

–¿Eh?–

–¿O piensas hacérmelo en la cocina? – Sonríe socarrona – porque no me molestaria pero...–

Tomo su mano antes de que termine y la beso con ternura, aliviado de que aun me quiera. La dirijo a mi habitación, la arrastro a besos, muerdo sus labios y la impulso de los muslos hasta que sus piernas están enrolladas en mi cintura. Quiero que sienta lo duro que estoy, como mi ereccion crece, la prueba irrefutable de mi deseo ardiente por ella, por su cuerpo y por su alma.

No se queda atras, toma mi rostro entre sus manos y me besa con locura, siento sus uñas enterrarse en mi cabello, tirando levemente hacia atras, siento su lengua bailando con la mia, degusto su aliento a chicles frutales y me pierdo. Menea su cuerpo contra el mio y me endurece más, si es que eso es posible, siento su sexo humedecido clamar por mi.

Gimo.

Pateo de alguna manera la puerta hasta que puedo tirarla sobre la cama, estoy embravecido, siento mi lado mas salvaje apoderarse de mi. Pero no me descontrolaré. Se lo hare lento, adoraré cada centímetro de su existencia y venerare cada dia que pasó aqui en la tierra, sola, vagando sin mi. Y yo sin ella.

Subo sobre su cuerpo y la siento tan pequeña, tan frágil y preciosa. Me tomo el tiempo de recorrerla con mis labios y bebo de sus gemidos con todo mi ser. Se aferra a mis hombros, cabello, brazos, me toma de donde puede mientras bajo por su vientre y me deslizo hasta el inicio de sus pantalones.

La observo, me aseguro de que está conmigo en esto y que lo quiere tanto como yo lo quiero. Tanto como necesito respirar.

Sonríe.

Es todo, desprendo los botones y deslizo la tela por sus piernas. Quedo embelesado en sus bragas humedecidas y su sexo palpitante. No puedo evitar relamerme por lo que se avecina. Voy a comerla, la voy a devorar como un oso a la miel. La quiero toda.

Uso la yema de mis dedos para palpar su humedad. Mierda. Estoy tan duro que duele, pero no me importa... La voy a amar esta noche. Llevo mis dedos a mi lengua y doy la primera probada.

Celestial.

Me aventuro entre sus piernas y sé que me está mirando, sé que espera que me detenga o que me arrepienta, pero no. Mi lengua se desliza por su puente de venus y recorro hacia el sur por sus pliegues. Voy quitando la tela que me separa de mi destino final y admiro su cáliz de vida. Es preciosa y aunque quiere taparse de mi mirada, cubrirse de mi impertinente escaneo no sabe que estoy adorando su cuerpo  con todo mi ser.

Mi lengua barre su humedad y me deleito en la explosión de su sabor. Acaricio su clítoris tanto como puedo, me esmero en sus labios y recorro cada pliegue con fervor absoluto.

Es preciosa.

Sus gemidos se convierten en un mantra, una promesa de divinidad. Podria ahogarme en su voz entre su agitación y sus jadeos. Tira de mi cabello mientras estoy alli y me enciende hasta la ultima celula.

La estoy amando.

El sofoco desesperado y su cuerpo curvandose hacia arriba es la gloria misma. La observo desde donde estoy y me mareo en su orgasmo. Dice mi nombre tantas veces que se ha convertido en suyo tambien. Escalo una vez mas hacia ella para admirarla desde cerca, con su boca repleta de placer y sus ojos brillantes en gozo.

–Nam, por favor... Por favor.. –

Lo está haciendo, escucho su voz entrecortada y recuerdo que yo tambien estoy necesitandola. Estoy sudado y agitado pero solo de verla a ella, y la admiro por sobre sus piernas levantadas. Tan frágil, tan plena y entregada... Me acerco a su boca y la pruebo, dejo que ella tambien se pruebe en mis labios y me empujo suavemente entre sus piernas solo para hacerle sentir lo que causa en mi.

Tiemblo

Cierro mis ojos y me fundo en su fuego voraz y disfruto de su lengua empujadose con la mia.

Entonces me sorprende. Más...

Tira de mi cabello con desesperación y me mira a los ojos. Está ardiendo, está excelsa, alli sonriendome con descaro y maldad. Empuja su pelvis contra mi solo para moler su sexo sobre mi erección pero sin dejarme entrar.

Me toca gemir a mi.

Jadeo con desesperacion y ella aprovecha mi debilidad para girarse y terminar sobre mi, sus manos en mi pecho, su sexo sobre el mio y de repente, se mueve. Me arranca los gemidos mas profundos con el meneo de sus caderas, es tan excitante, tan vivaz.

Y así termina por vencer mi estabilidad, cuando alza sus muslos y alinea su entrada a mi pene. Palpito en anticipacion mientras me entierra profundamente en su interior.

Es una diosa.

La adoro.

Cierro los ojos y toco el cielo cuando por fin somos uno, nada en el mundo jamas me hizo tanto bien, nada fue tan correcto ni se sintió de esta manera. Nunca fui parte de nada, jamás desarrollé ese sentido de pertenencia que logran otras personas. Pero hoy, aquí con ella, a su lado y en su interior por fin soy libre. Por fin soy yo.

Nuestras carnes están unidas y queman, pero mucho mas que eso, en estos momentos siento que puedo acariciarle el alma con la mia. El amor nos esta construyendo de a poco, nos desarma y nos une de nuevo. Somos agua, fuego, aire y tierra. Somos excelencia, perfección, somos luz.

Ella monta sobre mi como un barco sobre las olas y yo soy todo tormenta y tempestad pero a su alrededor solo soy calma y le entrego mi cauce. Culminamos en un grito de victoria juntos, hasta el final.

Esto jamás se sintió tan bien.

Puedo hacerlo todo. Soy invencible, puedo volar si quiero, ella me hace esto. Cae rendida junto a mi, agitada y feliz. Y yo también lo estoy. Hoy descubrí una nueva forma de amar, hoy descubrí que ella es el amor y que yo solo la adoro mas que nunca.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2018 ⏰

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