— ¿Anna? —Abrí los ojos poco a poco, adaptando mi visión a la luz de la habitación. Mi madre me sonrió y beso mi frente —Buenos días mi niña, es hora de despertar. —me senté en mi cama y frote mis ojos cansada.
Me había desvelado la noche anterior leyendo libros por Internet, puesto que mi horario preferido para la lectura era a la madrugada, donde los auriculares y el celular eran mis fieles amigos.
Mi madre por su parte, abrió las cortinas de la habitación dejando entrar la claridad, el día estaba celeste y la temperatura era la adecuada para salir y disfrutar de la naturaleza, aunque yo no tenía intención alguna.
No tenía mucha idea de que hacer, deseaba quedarme viendo la televisión o buscar inspiración para pintar algún cuadro.
—Bien princesa, ya levántate y baja, hoy saldremos. —dirigí mi vista a mi madre y la miré con cara de pocos amigos ante la idea de salir. —No me mires así Anna, te gustará, ya lo veras —levanté la ceja aún con rostro de desagrado.
Cómo si me gustará salir a ver gente que no conocía y oír sus estúpidos comentarios cuando podia quedarme en mi casa con las personas que quería haciendo lo mejor del mundo, leer y comer.
—Ya veras, te encantará lo que tengo planeado. —comencé a mover mis labios, imitando las palabras que mi madre decía. — ¡No te burles de mí! —Me miró enfadada. —No quiero berrinches. Saldremos te guste o no y se acabó. —Habló dando por concluida aquella discusión.
Suspire y me levanté de mala gana, arrastré los pies hasta el baño donde hice mi típica rutina para luego salir lista. No tenía ganas de salir, eso arruinaba mi plan de no saber qué hacer durante todo el día.
Mi madre seguramente tenía planeado llevarme a su clase de yoga o a la tienda para comprar ropa en la sección de "rebajas y ofertas".
Me miró al espejo y relami mis labios, abri la boca e intenté pronunciar un simple "Hola"
—... — Frunci el ceño y volvi a intentarlo. —... —Tomé una gran bocanada de aire y lo intenté por última vez.
«Concéntrate Anna, tu puedes»
Me dije a mi misma para darme aliento aún mirándome fijamente al espejo, volví a separar los labios y cerré los ojos.
—... —Suspiré frustrada al no poder pronunciar palabra alguna.
Por más que lo intentará, nada salía, solo el simple aire acompañado de la frustración e impotencia que me generaba.
Lágrimas recorrían mis mejillas, siempre terminaba de la misma manera cada vez que intentaba pronunciar algo. Sentía dolor, me llenaba de frustración el no poder ser como los demás, el no poder pronunciar palabra alguna.
Odiaba todo lo que conllevaba no poder hablar, odiaba ser tratada como una bebe, odiaba que mi madre no pudiese trabajar de lo que le gustaba por estar pendiente de mi, odiaba no poder relacionarme con los demás, odiaba no poder salir sin la compañía de alguien y por lo tanto siempre vivía encerrada en mi habitación.
Quería ser una chica normal como cualquiera de mi edad, ya tenía 16 años, quería poder ir al colegio y hablar con mis compañeras de lo que había hecho el día anterior, quería poder relacionarme y hacer amigos, salir de fiesta, reír, conocer lo que es el amor, ser feliz, ser una adolescente normal.
Pero no podía, y eso me llenaba de dolor.
Estudié toda mi vida en casa por elección de mi madre claro estába, tenía miedo que pudieran dañarme, pudieran burlarse de mi o incluso que pudiera suceder algo y nadie pudiese ayudarme. Claro que le agradecía a mi madre el no ir, porque claramente los engendros deben permanecer encerrados.
Bajé las escaleras y vi a mi madre con una enorme sonrisa en la entrada, acompañada de una gran caja la cual se movía de vez en cuando. La miré intrigada y ella sonrió aún más.
—Ábrela, te gustará. —Me acerqué con miedo a aquel gran paquete y lo abrí con cuidado.
Un hermoso perro se paró en el borde de la caja y me miró. Quedé impresionada ante aquel pequeño cachorro puesto que jamás pude tener una mascota.
— ¿Te gusta? Se llama Stan, estaba en un refugio pidiendo por una familia y creí que sería una gran compañía. —Agregó mi madre.
Tome al cachorro entre mis brazos y el pequeño lamio mi nariz haciendo que riera.
—Tú y él se llevarán muy bien.
Asentí mirandola en forma de agradecimiento, ella solo me sonrió y se me acercó para darme un pequeño abrazo. El pequeño ladraba entre mis brazos, feliz por estar en su nuevo hogar. Acerqué mi rostro a Stan y el pequeño volvió a lamer mi nariz.
— ¿Qué te parece ir a desayunar afuera? Así podremos sacar a pasear a este pequeño. —asentí feliz y bajé al pequeño de mis brazos.
Mi madre le colocó una pequeña pechera abrochada a una correa, ya que creía que la típica correa en el cuello podría hacerle daño al pequeño animal.
Tomé la correa y ambas salimos de la casa con el nuevo integrante, Stan parecía muy contento por salir y conocer el vecindario. Caminamos hacia el parque central que quedaba frente la cafetería y nos detuvimos en una banca.
—Iré a la tienda a pedir nuestro desayuno, tu quédate aquí donde puedo verte, ¿sí? — Rodé los ojos y asentí seguido de un suspiro. Odiaba que me tratara como una niña pequeña. —Ya regreso, no me tardo, usa el celular si necesitas ayuda. — Ella se fue rápidamente cruzando la calle mientras yo me quede allí con Stan.
Me senté en la banca y suspire. Odiaba que mi madre me tratase como niña chiquita, pero así era y no podía hacer nada al respecto.
Miré a Stan y el pequeño estaba sentado a mi lado moviendo su cola de un lado al otro, el ladrido de otros perros hizo que se pusiera alerta y comenzó a tironear para ir a donde provenían aquellos ladridos. Levanté la cabeza buscando a los perros, pero no lograba ver nada.
— ¡NO! ¡NO ZAYN, NO CORRAS! ¡VUELVE AQUÍ! —Un perro negro corría a toda velocidad por el parque tras una pelota roja y un joven iba arrastrado por varios perros que iban detrás del animal.
Stan tironeo tan fuerte que zafo su correa de la mi mano, abrí los ojos como dos platos y corrí asustada detrás del pequeño.
— ¡ZAYN! ¡ALTO! —El joven gritó y el perro se hecho al suelo con sus orejas agachadas y la pelota en la boca.
Stan siguió corriendo y ladrando, logrando captar la atención de un muchacho que tenía un cigarrillo en la mano. Stan se abalanzó sobre el joven tirándolo al suelo.
Me acerqué con miedo al ver como el joven tenía a Stan sobre él.
— ¡Maldición! ¿De donde saliste pulgoso? Mira lo que has hecho con... —el joven detuvo sus palabras al levantar su vista y verme frente a el, ignorando completamente a Stan quien no dejaba de lamer su cara.
Me acerqué con miedo, jamás había estado tan cerca de un chico, era demasiado tímida y aquel chico en verdad era atractivo, pero no sabía como actuar.
Él mordió su labio y sonrió al mirarme de pies a cabeza, una corriente recorrió mi cuerpo al notar su mirada fija.
Ayuda...
♡ ♡ ♡
¡Hola!Bueno, esta historia la subía en mi otra cuenta (xBaby_Ayix) como un fanfic, pero decidí hacerla en su forma original como tenia pensada en un comienzo y preferí subirla aquí.
Espero que les guste y le den su apoyo ♡
Muchas gracias por leer ❤️
-Cami

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Fix Me ©
Teen FictionLa vida es un juego de azar, puedes tenerlo todo, como puedes no tener nada. Pero nadie se salva de las tormentas. Frank no podía salir de ellas. Anna tampoco. Sin embargo ambos pueden bailar bajo la misma. "Estoy rota... ¿Puedes arreglarme?." "Lo...