Prólogo

15 2 1
                                    

Pasos resonando por el largo pasillo blanco que conducía a mi habitación. Los podía oír hacer eco en las paredes.

Sabía que eran tacones, de los que tienen gran plataforma, los que estaban causando el ruido que llegaba a mis oídos. Sabía que los portaba la señora Marley, aquella que venía a visitarme todos los días desde que estaba encerrada en esta cárcel putrefacta. Sabía por qué venía, que traía las cadenas escondidas tras su espalda y a dos guardias detrás de ella. Sabía lo que querían, y que pensaban que era idiota como para ignorar todo. Pero también sabía que no podía hacer nada en su contra. Estaba atrapada, como el salvaje animal que las personas creían que era, siendo usada.

Jamás he entendido a esos seres egoístas llamados humanos. Siempre buscando su felicidad, lo que sea mejor para si mismos, teniendo aquello que conocen como sentimientos.
"Eres uno de ellos" respondían susurros burlescos a mi alrededor cuando me miraba frente aquel espejo roto y dañado, que ya no tenía reparación.

Cada ves que hacía eso y me preguntaba la razón de por qué me seguía observando en aquella superficie imperfecta, me llegaba la respuesta con un suave viento que movía ligeramente las cosas.
"Te sientes identificada. Este espejo está igual que tu alma" la voz se volvía a repetir, y al objeto en el que me reflejaba se le hacía una grieta más.

Parecía como si tuviera un duelo de miradas conmigo misma, porque después de escuchar la respuesta a mi pregunta, me quedaba perdida, con la mirada sobre los ojos sin vida que veía en el espejo. Justo como estaba ocurriendo ahora, como todos los días antes de que la señora Marley abriera la puerta y me encadenará. Como cuando era absorbida por las voces que invadían mi mente. Justo como cuando faltaban cinco segundos para que se abriera la entrada de lo que decían mi cuarto e interrumpieran lo que sea que pasaba en mi cabeza.

Esta vez no me concentré en contar, sino que preste atención a los murmullos cercanos a mis oídos, de los cuales pude escuchar palabras que todavía no llego a entender antes de que mi ensoñación terminara a causa del fuerte portazo que estaba acostumbrada a escuchar.
"Él te espera, Akuma" las letras en orden para formar mi nombre fueron pronunciadas. Hacía tanto que esa palabra era remplazada por monstruo, que ya ni siquiera podía reconocerla, a pesar de que mi propio nombre significaba diablo.

Sabía que venían a lastimarme, pero yo ya no podía sentir.

🕳🕳🕳
Pues aquí estoy, escribiendo algo nuevo a pesar de que acabo de empezar una historia. Creo que podré manejar bien las dos.
La gente casi no me conoce por qué soy nueva, pero espero que le den una oportunidad a mis escritos.

#BURRITO:v

Susurros frente al espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora