Los Engendros del Mal

1. El accidente

 Todos estaban contemplando atónitos el laboratorio. Flug seguía en el piso, pero se había alejado bastante de la nube de humo que se alzaba en la otra esquina de su área de trabajo. Los pedazos de la máquina que había explotado no se veían, pero había algo allí: seis figuras en total, difusas y lejanas y ocultas por el extraño humo de colores.

En contra de todo lo esperado, el primero en ayudar al científico a levantarse fue Black Hat. Nunca lo habría admitido, ni siquiera a sí mismo, pero se sentía culpable. Culpable y asustado.

Si no le hubiera exigido tanto a Flug....

Si no hubiera sido tan ambicioso.... Flug se lo había advertido ¿no? "Es demasiado peligroso"

Un experimento....era algo casi imposible, algo sin precedentes....

Y aun así lo había obligado a construirlo: Armas genéticas, hechas con ADN suyo y de sus tres subordinados. A pesar del peligro, él quería algo más nuevo, más poderoso, sin importar el costo. Lo que fuera que pasara, sería su culpa.

EL humo se comenzó a desvanecer y las figuras fueron cada vez más reales. Eran bajas en su mayoría. Demasiado pequeñas para ser peligrosas.

Seis.

Las figuras acabaron de tomar forma.

Y todos los vieron.

Aquellos experimentos, destinados a ser armas, habían resultado ser....

¡¿NIÑOS?!

Flug se acercó a la que estaba más cerca: una niña como de diez años con esponjoso cabello azul y ropa a rayas negras y de colores. Mientras más cerca estaba iba notando más detalles-Sus ojos eran bicolores (uno verde y uno azul), tenía colmillos y su capucha tenía dos orejas de oso, una de las cuales parecía haber sido mordida- Cuando estuvo solo a unos pasos de ella, la saludó:

-¿Hola?

La niña se quedó mirándolo y sonrió mostrando todos sus colmillos. A pesar de todo, no parecía hostil. Demencia llego junto con Flug y se acercó a la niña. Ambas se miraron atentamente, como si se estuvieran reconociendo.

Mientras tanto, Black Hat y 505 se habían acercado al que parecía ser el mayor de todos, un chico castaño y de ropa floreada como de 15 años que se sintió intimidado ante Black Hat. Rápidamente se le acercó 505 y lo tranquilizó, para disgusto de Black Hat.

¿Por qué los niños tenían que ser tan sensibles ante él? ¿Por qué le tenían tanto miedo? Si, era el villano más malvado de todos...pero no los iba a lastimar así porque sí.

MALDITOS MOCOSOS.

Se disponía a marcharse para evitar más vergüenzas, pero un poco antes de que llegara a la puerta...

-¡Jefecito, cuidado!

-¡Ahhh! ¡Flug, quítame a tu experimento de encima!- Black Hat sacudió su brazo con fuerza, pero la niña ni se molestaba, al contrario, lo aferraba con más fuerza y le clavaba sus colmillos y garras en el brazo y torso - ¡Quítenmela! – Todo el grupo se acercó y 505 rápidamente sujeto al engendro-digo, niña- negro. Si, todo en ella se veía negro: su cabello rizado, sus ojos, y el traje de una sola pieza que la cubría. Tambien tenía dos orejas de oso (negras) que salían directamente de su cabeza. Aun así, su piel era tremendamente pálida, como hueso.

Los niños que aún no se habían acercado- un niño con sombrero de copa y una máscara de papel sobre los ojos, una chica de ojos bicolores con ropa negra y rosa, un pequeño con bata de laboratorio y dientes afilados- ya estaban jugando con peligrosos aparatos de laboratorio, por lo que los adultos decidieron trasladar a toda la comitiva –ya sin armas – a la sala de reuniones.

Y fue allí donde, tras un corto silencio, se decidieron a cuidar a los niños, a educarlos y los más importante, a entrenarlos como futuros aliados.

Así comenzó la vida de los villanos con aquellos experimentos que –sin saberlo – los iban a convertir en algo aún más grande.