BIOSTROR: ALIENS Y ZOMBIS

1. Valledo

Mañana del Día 1

Un hombre, al que ya le habían pasado los mejores años de su vida, se postraba frente a la entrada de una enorme y lujosa universidad. Se encontraba en Tuescown, una de las ciudades del pequeño pero poderoso país de Nut. La ciudad era querida y visitada por turistas cada año, a causa de sus paradisiacas playas y su envidiable gastronomía.

El añoso abuelo no estaba solo. A su lado se encontraba el Gobernador de Tuescown y el Gobernador de Nut, además de personajes ilustres en la educación; maestros y doctores muy preparados en amplios ámbitos, y preocupados por la educación de los jóvenes, no solo en Nut, sino en todo el mundo.

Todos sostenían una banda de color rojo, la cual el viejo hombre se encargaría de cortar con unas grandes tijeras que sujetaba en sus manos.

Alrededor varias decenas de personas, esperaban a que oficialmente quedará inaugurada aquella nueva universidad. Cuando la cinta cayó al suelo, después de que el viejo la cortara, todos aplaudieron.

Carlos Ferna, el casi centenario hombre, como en muchas e incontables ocasiones a lo largo de su vida, donó millones y millones de dólares para que aquella universidad pudiera ser construida. Todos adoraban al añoso. Las personas realmente lo querían y apreciaban. Era un ejemplo a seguir, un hombre como ningún otro, correcto y justo, que había hecho el bien en todo el mundo, construyendo hospitales, escuelas, carreteras, casas y un sinfín de cosas más, en los lugares más remotos del planeta. Pero, el país que más se había beneficiado de él, era Nut; su hogar.

Cuando se hablaba de Nut las personas se imaginaban un país en el que se podían cumplir sus sueños. No importa que quisieras ser; medico, chef, astronauta, abogado, actor, militar. Si eras lo suficientemente bueno podrías encontrar un empleo en el país de los sueños. Estudiar en sus prestigiadas universidades cualquiera lo podía hacer, aunque no tuviera los recursos suficientes. Todo buen estudiante contaba con becas que Carlos Ferna se encargaba de financiar. Las becas abarcaban no solo la totalidad de los gastos escolares, sino además todo lo relacionado con su estancia Era una superpotencia y al serlo necesitaba lo mejor de lo mejor.

Cierta mañana a las afueras del país, en su enorme y agotador desierto, la base de Valledo fue notificada de una emergencia; Un grupo de treinta soldados provenientes de la milicia de Nut habían desaparecido.

Era raro que tal cosa pasara.

Los soldados habían salido a investigar una extraña aparición en los radares de su base militar; la cual se ubicada a no mas de cinco kilómetros del final de la ciudad de Tape y del comienzo del desierto, donde ningún civil tenia permitido dar un paso en su arena, pues si lo intentaban serian abatidos por los militares. Por tal razón, la aparición de algo en el radar era extraño.

Zack, era el militar encargado de la central de comunicaciones en la base de Valledo, se percató (al igual que los militares de Nut) de la extraña aparición en sus radares. De inmediato se puso en contacto con la base militar de Nut. En la breve charla, los altos mandos de Valledo querían encargarse de la situación, pero los militares de Nut supusieron que no era algo grave, por lo que fueron ellos quienes se encargaron en un inicio de la investigación.

El grupo enviado por la milicia de Nut, perdió comunicación justo al llegar a las coordenadas, por lo que los altos mandos decidieron pedir ayuda a la base de Valledo.

Valledo era una corporación enorme que abarcaba varios campos, pero su principal enfoque era el militar. Forjaban en su base a los mejores soldados del mundo; fuertes, agiles, veloces, inteligentes. Por si fuera poco sus científicos años atrás, con la gran visión empresarial que tuvo Carlos Ferna, lograron tras muchos errores, crear lo que ellos llamaban un exoesqueleto militar, capaz de dar habilidades sorprendentes a sus soldados. Habilidades como mayor fuerza, mayor resistencia y mayor velocidad. Un solo soldado de Valledo era capaz de acabar fácilmente con varias decenas de enemigos, por no decir todo un ciento, portando el exoesqueleto.